El acuerdo sobre el Reglamento sobre envases y residuos de envases, que antes de entrar en vigor tiene que ser adoptado formalmente por las dos instituciones, considera el ciclo de vida completo del embalaje.
El pacto abarca un abanico de medidas para reducir, reutilizar y reciclar envases, aumentar la seguridad minimizando la presencia de sustancias nocivas e impulsar la economía circular.
Cada europeo genera casi 190 kilos de residuos de envases cada año y se espera que esta cifra aumente a 209 kilos en 2030 sin medidas adicionales.
El acuerdo establece objetivos de reducción de envases (5 % para 2030, 10 % para 2035 y 15 % para 2040) y exige a los países de la UE que reduzcan, en particular, la cantidad de residuos de envases de plástico.
Según el acuerdo, determinados formatos de envases de plástico de un solo uso, quedarán prohibidos a partir del 1 de enero de 2030. Se trata, por ejemplo, de los envases para frutas y verduras frescas sin procesar, envases para alimentos y bebidas envasados y consumidos en cafeterías y restaurantes, porciones individuales (condimentos, salsas, cremas, azúcar), los envases en miniatura para productos de tocador o los envoltorios para maletas en aeropuertos.
También quedan incluidas en la prohibición las bolsas de plástico muy ligeras (menos de 15 micras), a menos que sean necesarias por razones de higiene o se proporcionen como embalaje primario para alimentos a granel para ayudar a evitar el desperdicio de alimentos.
Para evitar efectos adversos para la salud, el pacto incorpora una prohibición del uso de los llamados químicos permanentes o eternos (sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas o PFAS) en envases en contacto con alimentos, lo que es "una gran victoria para la salud de los consumidores europeos", dijo la negociadora principal de la Eurocámara, la liberal belga Frédérique Ries.
El acuerdo incluye también un objetivo específico para envases reutilizables para bebidas alcohólicas y no alcohólicas para 2030 (al menos un 10 %), aunque los Estados miembros pueden conceder una excepción de cinco años bajo determinadas condiciones.
Los distribuidores finales de bebidas y comida para llevar en el sector de la restauración estarán obligados a ofrecer a los consumidores la posibilidad de traer su propio envase. También se les exigirá que se esfuercen por ofrecer un 10 % de los productos en un formato de embalaje reutilizable de aquí a 2030.
Además, los Estados miembros deberán incentivar a los restaurantes, cantinas, bares, cafeterías y servicios de catering para que sirvan agua del grifo (cuando esté disponible, de forma gratuita o por una tarifa baja) en un formato reutilizable o recargable.
Los negociadores acordaron que todos los envases deberían ser reciclables, cumpliendo criterios estrictos que se definirán mediante legislación secundaria. Se prevén determinadas exenciones para la madera ligera, el corcho, los textiles, el caucho, la cerámica, la porcelana o la cera.
Asimismo, el 90 % de los envases de bebidas de plástico y metal de un solo uso (hasta tres litros) se recogerán por separado en 2029.
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