Tarde Piache. En un alarde de
hidalguía castellana, Sánchez va a Cataluña a amansar a los díscolos
catalanes mientras Rivera se ríe de ellos en el Congreso de Madrid para
demostrar lo catalán que es. Lejos de Sánchez la estólida soberbia del
okupa de La Moncloa que lleva años sin dirigir la palabra a nadie en
Cataluña que, en el fondo, es "tierra conquistada", como decía su
padrone Fraga. Sánchez no es así. Es de la escuela de Salamanca y cree
que los catalanes, como los indios de América, tienen alma. Por eso les
lleva unos abalorios en forma de trenes, alguna infraestructura y mucho
monólogo que él llama diálogo.
Su ignorancia de Cataluña es tan
enciclopédica que no se ha enterado de que allí solo se puede ir ya a
hablar de igual a igual y no de arriba abajo. Ese es el verdadero
diálogo. Aeque principaliter lo llama la Iglesia, vieja zorra
llena de astucias. Cataluña tiene una hoja de ruta hacia la
independencia y, al cabo de ella veremos quién es más independiente, si
Cataluña o España. Por cierto, será interesante saber si Sánchez
informará al presidente de los sobresueldos de sus conversaciones con
Puigdemont, como manda la corrección democrática. Mientras lo decide,
una unidad de vehículos blindados del ejército español ha entrado en
Cataluña, sin duda para contribuir al diálogo sanchesco.
Por la gracia de Dios. El
gobierno del okupa se declara en rebeldía frente al Parlamento que lo
ha nombrado en su legislatura anterior y el Parlamento corre a chivarse
al Tribunal Constitucional cuyo presidente fue nombrado por el gobierno.
Todo queda en casa, si es de buena familia. Patxi López, nuevo en el
cargo, no se ha leído los papeles todavía y no ha llegado a la parte en
que se regula la moción de censura para que el Parlamento, que es un
órgano soberano por encima de todos los demás, mande a escardar
cebollinos a ese gobierno de pedantes ergotistas. Hace falta ser
fascista para decir que en un régimen parlamentario pueda haber un
gobierno no sometido a control del Parlamento.
Es verdad que este
gobierno no es otra cosa que una presunta banda de ladrones. Pero,
caramba, no hacía falta quitarle el "presunta" pensando que estaba
diciéndose algo jurídicamente sublime. O quizá no sea ignorancia lo de
López sino puro pavor, miedo de que si el Parlamento se atreve a
interponer la moción de censura (a lo que está obligado, en realidad),
la ratita hacendosa de la vicepresidencia muy enojada, le envíe a un
charlista (así se definía a sí mismo el periodista García Sanchiz) de
la llamada "gloriosa" a soltarle sofisma tras sofisma. Que no hay nada
más cobarde que los representantes populares de izquierda frente a los
de la buena estirpe de la derecha.
El motorista de Podemos.
A este Sergio Pascual lo han destituido al modo en que el Caudillo
desnombraba a sus ministros. Para que no se sulfure la bancada de
auténticos creyentes, diremos que el motorista era como los de Jean
Cocteau en Orfeo, aunque no haya mucho parecido entre Pascual y
Jean Marais. Con este cese fulminante se quiere dar imagen de unidad,
armonía y concordia. Podemos no padece el síndrome de IU, aunque esté
lleno de gente de IU. Y no padece crisis, pues eso son infundios de los
perversos socialistas. Y si la padece, es de crecimiento. Falta estro
entre los fieles.
Más que de crecimiento podían hablar de metamorfosis.
La crisálida ha dado paso a la imago, típico objeto de culto. El partido
funciona como un engranaje perfecto. Y la prueba es que, a dos semanas
de la fallida investidura de Sánchez, nadie sabe qué pretende hacer, si
volver a negociar con el PSOE, apoyar un gobierno de Sánchez o jugársela
a una carta, yendo a nuevas elecciones. Resulta simplemente onírico que
fulminar a un dirigente del "núcleo duro" y amenazar con exigir
"responsabilidades", como si fuera la purga de Benito, sea acercarnos a
la palingenesia prometida. Aquí alguien sigue confundiendo la teoría (o
sea, la doctrina) con la práctica (o sea, el oportunismo) y, claro, así
de lucidas van las cosas.
Blanco es el color.
Doña Rita Barberá, todo un carácter así como de sainete, regidora casi
perpetua de Valencia, asegura que jamás vio o supo o intuyó o sospechó o
se malició, o se coscó, o percibió, o se percató de que en torno suyo
todo el mundo pringaba. Nueve de diez concejales investigados o
procesados dan para mucho pringe, tanto que al no pringado, si es un ser
humano y no el oso Yogui, habría que canonizarlo. Y si es el oso Yogui,
también, pues ya le toca. Pero ella pasó por allí impoluta, sin
alterar ese peinado al estilo de la permanent de Victoria Kent. Y
llega a Madrid, al Senado, a su trabajo, en definitiva.
Pero, cuando va
se acreditan docenas de medios para reportear sobre tan insólito
evento. Porque ella es una "profesional", dice, pero no dice de qué.
Viene encantada porque Rajoy le ha abierto los brazos y la ha blindado a
efectos judiciales, prueba de la gran confianza que tiene en su
honradez. Pero alguien en el partido le clava un puñal por la espalda,
típica traición aleve, envidia carroñera. Le han abierto un expediente
informativo y los expedientes, ya se sabe, los carga el diablo. Es pena
que la señora no pueda decir eso de "usted no sabe con quién está
hablando" porque lo sabe todo el mundo.
¿Se puede ser más cobarde?
El rebaño de mansas ovejas baladoras llamadas diputados acaba de descubrir lo que todos sabíamos hace días: que el gobierno se ha declarado en rebeldía frente al Parlamento.
Bien, que un gobierno de presuntos ladrones, franquistas y meapilas
ignore al Parlamento no es nada nuevo. Lleva cuatro años haciéndolo con
su mayoría absoluta. Está en la naturaleza de las cosas que los
fascistas desprecien la representación popular.
Lo
asombroso es la reacción de los diputados. Aterrorizado, el presidente
de la Cámara escribe un abyecto ruego a la ratita hacendosa que funge de
vicepresidenta del gobierno pidiéndole que "reconsidere" su actitud.
Sobra decir que esta vicepresidenta, que lo que tiene de soberbia lo
tiene de ignorante, contestará con un par de estúpidas leguleyerías.
En
previsión de ello, el portavoz de los socialistas, Antonio Hernando,
otro pusilánime, como su secretario general, que ha aprovechado para
esconderse, amenaza con un conflicto de competencias ante... el Tribunal
Constitucional. Sí, ese órgano sin prestigio ni autoridad, poblado de
individuos complacientes con el príncipe y presidido por un antiguo
militante del partido del gobierno.
Esto
es una pura vergüenza y una humillación al conjunto del electorado. Si
no tenéis coraje para poner a los fascistas en su sitio, idos a vuestras
casas y no pidáis nunca jamás el voto a quienes os hemos puesto ahí
creyendo que érais personas rectas y valerosas. Sánchez, Iglesias,
Rivera, por si no lo sabéis, detrás de vosotros hay millones de personas
esperando que cumpláis con vuestro deber y hagáis frente a esta
provocación de franquistas, que no os arrodilléis ante este golpe de
Estado perpetrado por un puñado de granujas, dirigido por un presunto
mangante y que han decidido romper el Estado de derecho.
Presentad ya una moción de censura. Demostrad que tenéis el valor que se os supone y merecéis el salario que os pagamos.
Si no lo hacéis seréis cómplices de esta última ignominia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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