SHANGHÁI.- "Es como fabricar
dinero". Con la pandemia de COVID-19, muchos empresarios chinos se han
embarcado en la lucrativa producción de mascarillas para satisfacer una
demanda exponencial ahora que el coronavirus ataca a todos los
continentes.
En el apogeo de la crisis en China a principios de
febrero, Guan Xunze construyó una fábrica en 11 días para producir
mascarillas N95, que pueden proteger al usuario del contagio.
Como la epidemia se redujo en China pero se propagó a
otros países, este empresario de 34 años apunta a nuevos mercados como
Italia, el país con más muertos por el nuevo coronavirus.
No es el
único, son legión. Durante los primeros dos meses de 2020, China
registró 8.950 nuevos productores de mascarillas en su territorio, según
la página web de información sobre empresas Tianyancha.
Después
del cierre a fines de enero de la provincia central de Hubei, epicentro
de la epidemia, el número de casos nuevos disminuyó progresivamente en
el país.
Pero el COVID-19 ha infectado desde entonces a cientos
de miles de personas en el mundo. Una pandemia global que ha disparado
la demanda de equipos de protección.
"Una máquina para
fabricar mascarillas se ha convertido en una imprenta de billetes",
afirma Shi Xinghui, director de ventas de una empresa con sede en
Dongguan (sur).
Su margen de beneficio se ha multiplicado,
subiendo a varios céntimos de euro por unidad, contra menos de un
céntimo antes. "Producimos entre 60.000 y 70.000 mascarillas al día. Es
como fabricar dinero", dice.
Qi Guangtu ha invertido más de 50
millones de yuanes (6,5 millones de euros) en su fábrica, que también se
encuentra en Dongguan. Está abierta noche y día.
"La rentabilidad
no es un problema", afirma Qi. Ha recibido 200 pedidos por un valor
total de 100 millones de yuanes (13 millones de euros). "Las máquinas se
amortizan en 15 días", afirma satisfecho.
You Lixin nunca había
pisado una fábrica de mascarillas. Pero, cuando vio el filón, se lanzó
en el sector. Diez días después, ya vendía máquinas. "Solo dormía dos o
tres horas al día" para lanzar el negocio, explica.
Algunos clientes
impacientes incluso pasaban la noche en su fábrica, dice, para poder
llevarse cuanto antes las máquinas que habían encargado. Los empresarios
de talleres textiles se pasaron de repente a la producción de
mascarillas.
"Recibieron pedidos que no podían cumplir al principio por falta de capacidad de producción", explica You.
La actual escasez mundial de mascarillas también ha provocado un aumento del precio de la materia prima.
Según
Guan Xunze, el precio de la tela para la producción de mascarillas ha
pasado de 10.000 a 480.000 yuanes por tonelada (de 1.300 a 62.000
euros).
El fabricante de
mascarillas Liao Biao tuvo que luchar para conseguir las piezas de su
máquina, debido a los bloqueos de carreteras impuestos por la epidemia.
Una vez ensamblada la
máquina, aún tuvo que evaluarla, por un precio 10 veces superior a lo
normal. Pero a pesar del aumento de los costos, el sector sigue siendo
rentable.
Según las cifras oficiales, China produce 116 millones de mascarillas al día. Muchas están destinadas a la exportación.
Guan Xunze afirma haber enviado un millón de unidades a
Italia. Shi Xinghui dice haber recibido más de 200 pedidos de Corea del
Sur y Europa.
"El primer pico en los pedidos fue a mediados de
febrero. Ahora, con la propagación de la pandemia, es la segunda ola",
explica Shi.
Liao Biao quiere exportar a Europa y a Canadá. "La
demanda de mascarillas ha disminuido en China. Tenemos excedentes para
apoyar a otros países", asegura. "Estamos dispuestos a ayudar".
Pero
¿el sector será víctima de una sobreproducción después de la epidemia?
Guan Xunze no lo cree. "La mayoría de la gente se acostumbrará a llevar
una mascarilla", opina.
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