Quien hace una semana dijera que había una crisis en Podemos se echaba encima una legión de fanáticos enfurecidos, true believers,
dogmáticos cerrados insultándole y acusándole de todos los pecados y
vicios: envidioso, inútil, vendido, canalla, la sarta habitual de gente
no acostumbrada a pensar por su cuenta.
Hoy es obvio que en Podemos hay una gresca descomunal, que no la ha fabricado El País
ni es invención de ningún enemigo del pueblo, como sostenía el aparato
de propaganda de la organización; que no hay una campaña del maligno en
contra de esta brava organización de sacrificados luchadores por la
patria; que, diga lo que diga su agitprop, no es Podemos la
organización más agredida por los medios, sino el PSOE, pues hasta en
eso mienten. Aparte del buen trato que dispensan muchos medios a los
morados con el fin escasamente oculto de dañar a los socialistas,
aquellos cuentan, por lo menos, con un par de digitales y una cadena y
media de TV que amparan y ensalzan al partido, difundiendo sus
consignas. Mucho más de lo que tiene y tendrá el PSOE. Contabilícense
las horas de pantalla de las gentes de Podemos, compárense con las de
los socialistas y dígase si lo anterior es o no cierto.
También
es obvio que esa gresca no es por cuestión de ideas, conceptos,
teorías. De esas cosas, en Podemos no hay. Es una pelea por puestos,
sillones, poder; una bronca táctica por el control de la organización;
una pelea de fulanismos, de quién está más cerca del líder y goza de su
confianza, vaya usted a saber por qué razones, pues por la reflexión
teórica ni en sueños. Eso es algo que viene grande al líder y su
inmediato entorno, en donde cuesta más encontrar una idea que un
pingüino en el Congo. El postulado es elemental: el líder siempre tiene
razón, mientras sea el líder, por supuesto y aunque no diga más que
cursilerías como esa última defensa epistolar de la belleza.
Es
la resurrección del espíritu de IU que, después de haber sido
fagocitada por Podemos, resultó demasiado indigesta y ha acabado
comiéndose a su fagocitador. Una gran ironía; mutatis mutandis, los versos de Horacio, Graecia capta ferum victorem cepit
("Grecia cautiva, capturó a su vencedor"). Es el estilo cainita de
aquella federación que fundó el pomposo Anguita, plena de termitas,
dispuestas a comerse todo lo que se construyera. Como están comiéndose a
Podemos, en un guirigay más y más incomprensible hecho de egos inflados
y vacuos, narcisismos enfermizos, gesticulación, petulancia,
charlatanería, humo.
La
indigencia teórica de unos y el simulacro especulativo de otros,
importado de lejanas tierras, no sirven para nada a la hora de actuar
con un mínimo de cordura en el campo de la política práctica cotidiana.
Paralizados todos por sus broncas internas son incapaces de aportar
soluciones aceptables a los acuciantes problemas de la gente a la que
dicen defender y de la que en realidad saben tanto como de los kázaros.
Parece
que el resultado de la última bronca entre bolcheviques,
neobolcheviques, seudobolcheviques, postbolcheviques y simples bocazas,
consiste en no pactar con el PSOE, la vieja neurosis del sorpasso rediviva,
como si un aluvión de advenedizos pudiera aniquilar un partido
centenario, en el que hay de todo, mucho malo y mucho bueno,
especialmente su militancia. Y sin olvidar que en sus filas, hay
experiencia y capacidad de acción, muchas veces puestas al servicio del
adversario, como ahora, por desgracia lo está al servicio de la dinastía
y de un nacionalismo español más propio de la derecha que de la
izquierda.
Verdad
es, el viejo PSOE está hecho unos zorros desde el punto de vista de su
condición de partido de izquierda, pero los electores lo han puesto en
el centro de todas las combinaciones y eso le da una dignidad y una
autoridad que los de Podemos no tienen por más que presionen con
exigencias fuera de lógica, pensando que los políticos profesionales a
los que se enfrentan van a dejarse embarullar por sus peculiares
interpretaciones de la realidad electoral y política.
Palinuro,
que es de piñón fijo, sigue pensando que el gobierno ideal sería uno de
la izquierda (PSOE, Podemos, IU e independentistas catalanes), pero
cada vez veo más en globo la posibilidad. Ya no solo dudo de que Podemos
sea leal. Ahora dudo hasta de que sea. A secas.
Es
suicida: si no hay pacto con el PSOE, habrá elecciones en junio, en
donde muy probablemente, saldrá una victoria de este que enterrará las
ambiciones de Podemos. Y no será una victoria abrumadora porque también
el Partido Socialista, aparece muy afectado por la corrupción en
Andalucía. De todas formas para quienes quieran confundirlo todo: el
PSOE presenta casos de corrupción que claman al cielo, pero no es un
partido intrínsecamente corrupto, como el PP; no es una presunta
asociación de malhechores. Si Podemos aparece validando con su voto que
siga gobernando Rajoy, no le arriendo la ganancia en las elecciones.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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