Ahí está el tío, inmóvil, de mármol, asombrado con lo que ocurre a su
alrededor en Madrid, Barcelona y Valencia. Y sabedor que la última
encuesta del CIS sobre el posible adelanto electoral dejaría al PP en
los 123 escaños actuales o puede que algunos menos porque si Podemos se
une con IU como parece esa suma dañará a todos y también al PP.
Lo sabe Rajoy, lo saben en Moncloa y lo saben en el PP donde el lío
de Valencia tiene a todos en un ‘ay’, temerosos que el modelo de
blanqueo de las comisiones corruptas valencianas -que ya asoma en la
campaña nacional del PP de las elecciones europeas de 2014-, aparezca en
otras Comunidades Autónomas y Ayuntamientos y acabe llegando a Madrid y
a la dirección nacional del partido.
‘Quien hace un cesto hace ciento’, dice el refrán. Y ya son muchos
los cestos con manzanas podridas del PP, lo que le llevó a don Mariano a
decir a su Grupo parlamentario que ‘a partir de ahora no va a pasar ni
una’. ¿A partir de ahora? Eso quiere decir que hasta hace pocos días se
dejaban pasar todas, o a lo mejor fue un lapsus de don Mariano porque no
le llega la camisa al cuello que más de uno en el PP le quiere cortar.
Pero ¿a qué espera don Mariano? para decir: ‘yo no seré un obstáculo
para la formación de una gran coalición de Gobierno, voy asumir todas
las responsabilidades políticas de la corrupción del PP y me retiro; y, a
la vez, convoco el Congreso del Partido Popular con primarias incluidas
para que se renueve la dirección y se nombre un nuevo presidente.
Sí, es muy sencillo. Un mal trago, una pena, dejar la Moncloa, dejar
el mando del PP, dejar las Cumbres europeas y tantas cosas del poder.
Pero ¡qué le vamos a hacer! Todo lo que empieza se acaba y los hechos
ocurridos y el resultado de las elecciones del 20-D, y de las catalanas,
municipales, autonómicas, andaluzas y europeas están pidiendo a gritos
la marcha de don Mariano.
Entonces ¿a qué espera? No se sabe. Su discurso táctico de decir que
no apoyará un gobierno de Sánchez con Rivera ni con Iglesias, ni
cualquier pacto de gobierno que no presida él, conduce a nuevas
elecciones. Y en ese caso ¿insistirá don Mariano en ser la cabeza del
cartel de PP a pesar de lo que le acaba de decirle el CIS? Él dice que
sí, pero cada vez habla más bajito y con la boca chica, porque ni él ni
sus barones creen que Rajoy vaya a ser presidente del Gobierno ni seguir
al frente del PP.
Insistimos ¿a qué espera? La respuesta puede ser ésta: de la misma
manera que vio caer a su enemigo Artur Mas, don Mariano espera ver la
caída de su otro enemigo, que lo insultó ante toda España y que le ha
negado el diálogo y la negociación, Pedro Sánchez.
Pero entre tanto el tiempo se acaba y todos en el PP saben que si
este partido sale del gobierno nacional -después de haber perdido mucho
poder autonómico y local- la crisis del PP será tremenda. Y si son otros
los que entran en la Moncloa y cuelgan en los balcones las alfombras de
la corrupción del PP, en vez de refundar el PP valenciano tendrán que
refundar el PP nacional, y la mitad de sus cuadros se irán a Ciudadanos.
De manera que si el PP quiere seguir en el Gobierno tan solo tiene
dos maneras de proceder: primero, ofrecer la cabeza de Rajoy; y si
resulta insuficiente, en ese caso ofrecer incluso la Presidencia del
Gobierno a un independiente o a alguien de Ciudadanos o del PSOE siempre
que no sea Pedro Sánchez.
Ésas son las dos únicas bazas que le quedan al PP y a don Mariano
para evitar el gran desastre y el alto riesgo de salir del gobierno y
regresar a unas nuevas elecciones en pleno espectáculo de la apertura de
todos los grandes juicios de la corrupción del PP, que está al caer. Y
ellos lo saben ¡vaya si lo saben! Pero don Mariano no mueve un dedo y
está a la espera del fracaso de ver pasar ante sus narices el cadáver de
Sánchez. Y luego Dios dirá o vaya usted a saber.
(*) Pseudónimo de un veterano periodista cordobés
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