Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no han llegado a un acuerdo para el
inicio de negociaciones entre el PSOE y Podemos de cara a la posible
formación de gobierno entre ambos partidos. Esa decisión no ha sido
posible porque Iglesias se niega a negociar hasta que Sánchez no se
decida a escoger entre Podemos y Ciudadanos porque considera, y no le
falta razón desde su punto de vista, que no puede haber contactos
simultáneos con ambos partidos. Máxime cuando Podemos ya ofreció al PSOE
un acuerdo de Gobierno de coalición.
Sin embargo Sánchez no ha aceptado el ultimátum de Iglesias y espera
agotar sus conversaciones exploratorias con el PNV y ya veremos si con
el PP. Porque al ser el candidato oficial a la investidura es Sánchez
quien debe llamar a Rajoy y no al revés como ha dicho, añadiendo que
descarta cualquier acuerdo con el PP. Entonces ¿para que le va a llamar
Rajoy?
¿Por qué teme Sánchez el encuentro con Rajoy? No se entiende, pero lo
teme porque si en un momento dado Rajoy le dice que para lograr un gran
acuerdo de gobierno nacional entre PP, PSOE y Ciudadanos él ‘no será un
obstáculo personal para la formación de ese gobierno, es decir le
ofrece retirarse de la presidencia como concesión del PP, en ese caso la
presión de la ‘vieja guardia’ del PSOE sobre Sánchez será mas dura y
puede que mas eficaz.
Pero mientras se despeja la incógnita del posible encuentro de
Sánchez con Rajoy, tenemos que analizar los encuentros preliminares que
el secretario general socialista ha celebrado con Albert Rivera y Pablo
Iglesias. Con Ciudadanos Sánchez ha detectado muchas posibilidades de
acuerdo programático y por ello ambos han decidido crear unos grupos de
trabajo para definir un programa de Gobierno. Sin embargo entre ambos
partidos no tienen mayoría suficiente. Suman 130 (7 mas que el PP), y
además tienen en contra los votos de Podemos y del PP con lo que esa
opción es matemáticamente inviable.
La entrevista de Sánchez con Podemos también revela zonas de posible
acuerdo entre PSOE y Podemos, aunque las diferencias entre ambos son mas
importantes que las que separan a Sánchez de Rivera. Además está de por
medio la cuestión, reiterada por Iglesias, de la pretensión del líder
de Podemos de asumir la vicepresidencia y la mitad de los ministerios
del nuevo gobierno, cuestión que ha levantado un sonoro revuelo en el
seno del PSOE.
Y todo ello a sabiendas Sánchez e Iglesias que entre ambos partidos y
con IU, e incluso PNV y Coalición Canaria sumarían 168 escaños (PSOE
90, Podemos 69, PNV 6, IU 2 y CC 1), con lo que les faltan 8 escaños
para la mayoría absoluta (176). Aunque Sánchez podría conseguir la
investidura si ERC y DiL se abstienen o se ausentan de la votación en el
Congreso, algo que le han ‘prohibido’ en su partido. Y una estrategia
que Sánchez diseñó cuando facilitó a ambos partido independentistas la
creación de grupo parlamentario en el Senado.
Sin embargo para culminar ese acuerdo de coalición entre Podemos y
PSOE hacen falta mas requisitos: que las bases del PSOE (y Podemos) lo
ratifiquen; y que el Comité Federal socialista también lo avale. Lo que
parece complicado por varias razones: porque está de por medio la
pretensión de Podemos de un referéndum de autodeterminación en Cataluña;
porque ese será un gobierno con escasa cohesión interna y posiciones
ideológicas diferenciadas; y porque para aprobar leyes en la legislatura
hará contar, en muchos casos con ERC y Dil,.
No en vano y en realidad el pretendido Gobierno de coalición del que
habla Iglesias con tanto entusiasmo no solo será cosa de Podemos y PSOE
sino que su estabilidad dependerá en muchos casos de varios partidos mas
como son: En Comú, Compromis, Mareas, PNV, IU, ERC y DiL. En total son
¡nueve! Los partidos que debe garantizar durante toda la legislatura la
estabilidad de ese Gobierno. Y eso al día de hoy nadie lo ve viable en
el PSOE y asombra que Sánchez tampoco lo vea.
Quien si lo ve aunque disimula es Iglesias quien en su fuero interno
está convencido de que el gobierno de coalición con el PSOE es de todo
punto imposible. Pero Iglesias quiere que sea Sánchez quien rompa la
relación para culpar al PSOE del fracaso de un gobierno de izquierdas de
cara a una nueva campaña electoral. De manera que Sánchez no tiene nada
fácil su ambición de llegar a la Moncloa y si fracasa en el intento
ello le puede costar caro e él y al PSOE, donde los nervios ya están a
flor de piel.
(*) Periodista
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