Comienzan las conversaciones para formar
gobierno. La parroquia estará entretenida quizá hasta la Pascua, aunque
algunos ya quieren abreviar los plazos. El PP pretende pleno de
investidura el 22 de febrero. Quienes pensaban dilatarlo a calendas
griegas tienen prisa por convocar nuevas elecciones, a ver si Rajoy
consigue más millones de votos y puede gobernar en solitario, la única
forma de gobernar que conoce. Ya sabe que no pactará con nadie porque
nadie quiere pactar con él. Así que elecciones y a ver qué pasa.
El
PSOE ha iniciado conversaciones con C's, de esas de equipos de
expertos. Rivera no quiere oír hablar de Podemos y ya anuncia su voto en
contra. A la par, pretende incorporar al PP de algún modo al acuerdo
con el PSOE. Parecen condiciones duras, pero Rivera es hombre flexible y
ambas pueden quedar en nada. La prueba es que ya están negociándolas.
No puede descartarse sin más un gobierno PSOE + Podemos + IU, que es el
preferido por Palinuro desde tempranas fechas, con la abstención de C's
que sería necesaria si los indepes catalanes votaran en contra. Lo único
en que C's tiene una actitud rígida es en la unidad de España frente a
esos independes. Y ahí cuenta con el acuerdo de PP y PSOE al unísono de
clarín patriótico. En ese toque hay un punto decisivo.
La
chispa saltó en el encuentro entre Sánchez e Iglesias. Este se había
adelantado y servido unas declaraciones de aperitivo, pidiendo a PSOE
que "se aclare" entre las dos únicas opciones: gran coalición o gobierno
de progreso. Le faltó la tercera: o elecciones. La entrevista sirvió
para dejar constancia de un desacuerdo. Iglesias informó de que le había
puesto tres condiciones a Sánchez para negociar: 1ª) nada de hablar con
C's; 2ª) Iglesias de vicepresidente; 3ª) referéndum catalán. Minutos
después comparecía Sánchez a comunicar que no aceptaba el ultimátum y
seguiría hablando con todo el mundo, incluido Iglesias, si lo tiene a
bien.
Sí,
en realidad, las tres condiciones son un ultimátum por la forma. La
forma pierde a los mediáticos. Porque no puede serlo en el fondo. El
ultimátum es la forma a que se recurre cuando ya se han agotado todas
las otras vías de entendimiento. Pero aquí no se han agotado porque ni
han empezado. Para que empiecen, lo primero que habrá que hacer será
retirar el ultimátum. Buen comienzo.
Lo
de ir por todos los mentideros diciendo que el PSOE tiene que elegir
entre Málaga y Malagón es hábil porque pone al interlocutor en una
posición incómoda. Cuando consigo que aceptes estar en un dilema, puedo
ofrecerte, además, una salida a través de eso que los teóricos de
negociaciones llaman nudges, esto es, gestos, guiños sutiles, algún codacito para que te decidas. Pero, como estamos en España, los nudges se convierten en porrazos: veto a C's, yo vicepresidente y trágala del referéndum.
La
respuesta que cabía esperar sin tener muchas luces es "no". Y "no" ha
sido. Los estrategas de Podemos aplican tácticas muy refinadas a base de
elaborar siempre relatos con antelación por si cuelan. Se saben la
teoría, sin duda. ¿Por qué no pueden conseguir lo que quieren o dicen
querer? Justamente por eso, por falta de poder. ¿Cómo es posible si ya
Bacon había dicho que "saber es poder"? Pues porque, como matizaba el
correoso Hobbes al Duque de Verulam, para que el saber dé poder tiene
que tener poder antes. El poder no es el efecto, es la causa y cuando no
se tiene por mucho que uno se llame "Podemos", algo tendrá que hacer.
Y
así es, Iglesias ofrece negociar con los irredentos indepes catalanes
de ERC y DiL para que posibiliten un gobierno "de progreso" en España.
Eso es algo que toca el punto decisivo más arriba mencionado. Solo que
no es cierto. Él no negocia nada con los independentistas; eso lo hace
el líder del grupo parlamentario de En Comú Podem, Doménech, quien, de
momento ha velado armas con Iceta, el del PSC, en busca de argumentos,
probablemente. Porque los indepes de ERC y CiL tienen la llave del
gobierno de progreso. Si votan en contra, no lo habrá. Tendrían que
abstenerse y va a costar a Domènech encontrar algún argumento para
convencerlos de que no voten en contra, primero porque se sacan la
espina de que QWERTY votara contra el gobierno de JxS y los arrojara al
patio de los leones cupaires, y segundo porque cuanto menos gobierno
haya en España, mejor para el proyecto independentista.
Es
decir, de nuevo Podemos vende la piel del oso antes de cazarlo. Nada
claro que pueda conseguir de los indepes catalanes algo que no pueda
conseguir también Sánchez, según como se ponga.
En
realidad, las tres condiciones son tan absurdas para dichas con tanta
facundia que más parecen pretextos para evitar gobierno alguno de
coalición e ir a nuevas elecciones. Respecto a C's es ridículo decirle a
la gente con quién tiene que hablar pero lo es mucho más con quién no
tiene que hacerlo. ¿Nadie en Podemos tiene la capacidad mental para
entender que en ningún caso podía Sánchez aceptar esa imposición sin
quedar desautorizado ipso facto? ¿Es tan difícil?
La
condición de que Podemos le hace el gobierno a Sánchez es consecuencia
lógica de la primera. Si Sánchez tolera que otro le diga con quién no
puede hablar, lo lógico es que presida un gobierno con ministros que
también le ha nombrado otro. Muy astuto.
Por
último, el referéndum. Palinuro cree que es una petición razonable y el
PSOE debiera revisar su actitud frente a Cataluña, permitiendo la
realización de un referéndum como se ha hecho en otras partes sin que se
hunda el mundo. Pero eso de momento, con el frente españolista a punto
de romperse, según cuenta con gran alarma "El País", parece quimérico.
Supongamos
que al final se forma un gobierno de PSOE y C's. La única posibilidad
de derribarlo sería si Podemos votara "no" con el PP. A continuación,
nuevas elecciones y a contar a los electores que hay nuevos comicios
porque Podemos votó con el PP, por aquello del sorpasso evitar un gobierno y un gobierno con un discurso centrista.
Además de ladrones, fascistas
Dice la vicepresidenta, tratando de
salvar a su jefe, el de los sobresueldos, que el gobierno no tiene por
qué responder ante el Parlamento porque cuenta con la confianza del
anterior y este es nuevo. Hace lo que acostumbra ya que, como no tiene
ni idea de política ni sabe lo que es una democracia, recurre a una
triquiñuela de rábula, tratando de enredar las cosas. Cualquier
contencioso entre el gobierno y el Parlamento, dice, ha de ir por la vía
de lo contencioso. Es decir, hay que sentarse y esperar.
¡Qué
mal perder tienen los tramposos y sinvergüenzas! Todavía veremos
espectáculos más lamentables que mostrarán la calaña de la tropa que ha
estado cuatro años destruyendo este país.
A
lo que vamos. Diga lo que diga la ratita hacendosa, la Constitución
vigente, en su título V sobre las relaciones entre el gobierno y las
Cortes generales es taxativa y en su artículo 108 lo dice con toda
claridad: "El Gobierno responde solidariamente en su gestión política ante el Congreso de los diputados".
Sin excepción ni salvedad alguna. No dice si el gobierno es el de
antes, el de ahora o el del valle de Josaphat y tampoco si el Congreso
de los Diputados es el de ahora, el de ayer o el de mañana. Es el
Gobierno. Es el Congreso de los Diputados.
Y
que todos sepamos, el propio Sobresueldos lo dijo hace un par de días:
que el gobierno estará en funciones y tendrá competencias limitadas,
pero la Constitución está en pleno vigor y el ordenamiento jurídico
también. Lo dijo, como siempre, para amenazar a los catalanes y, el muy ruiz se calló que eso con él no rezaba.
Es
decir, el gobierno se ha puesto fuera de la Constitución y se ha
declarado en rebeldía. Es más, lo que está haciendo es un intento de
golpe de Estado con el fin de establecer una dictadura.
Vamos
a ver si ahora el Parlamento tiene la decencia y el coraje que faltaron
al anterior, convoca un pleno extraordinario y retira su confianza al
gobierno o lo censura o lo destituye sin más. Vías puede encontrar las
que quiera. El Parlamento es depositario de la soberanía popular y
máximo órgano de poder del Estado. No puede tolerar un gobierno sin
control parlamentario, un gobierno fascista.
Y
si lo hace, sus señorías solo serán merecedoras del desprecio de la
ciudadanía y deben dimitir de una responsabilidad a cuya altura no
están.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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