VALENCIA.- Valencia pone coto al tráfico. La tercera capital española, con 2,5
millones de habitantes, quiere humanizar su espacio público y devolver
al transeúnte el espacio que le quitó el coche, con la peatonalización
de las plazas más céntricas de la ciudad, según El País.
El 20 de marzo comienza una de
las acciones más revolucionarias del plan, con la peatonalización de su
plaza del Ayuntamiento, por la que transitan a diario unos 35.000
vehículos. Solo quedará un vial abierto para el transporte público, las
emergencias y otros servicios. Le seguirán las peatonalizaciones de la
plaza de la Reina, el entorno del popular Mercado Central y la plaza de
San Agustín. La ciudad ganará más de 22.000 metros cuadrados de espacio
peatonal solo en el centro.
Los proyectos, articulados entre sí, pasan por la transformación y
peatonalización de la plaza de la Reina, la plaza del Ayuntamiento, el
eje de las plazas del Mercado, a las que más tarde se añadirá la plaza
de San Agustín.
El objetivo, según el alcalde, Joan Ribó,
es crear ejes de prioridad peatonal que funcionen de manera radial
desde el centro hacia los barrios, pero que también conecte a los
barrios entre sí. "Es una perspectiva novedosa, que no solo se basa en
el urbanismo sino que trabaja el espacio público desde un punto de vista
integral: que introduce la importancia del paisaje urbano y su
renaturalización.
El gobierno municipal ha explicado que los diferentes espacios dentro
de la plaza de delimitarán con báculos y maceteros de diferentes
tamaños y plantea acciones, acometidas en otras capitales, con la idea
de amueblar la plaza: desde el uso de pintura para diferenciar
zonas, pérgolas para dar sombra en los meses de más calor o mobiliario
urbano para que los ciudadanos puedan sentarse.
La pacificación del tráfico en la principal plaza de la capital llega
a la vez que el municipio perfila su plan estratégico para 2030, que
tiene, entre otros retos, la sostenibilidad y la lucha contra el cambio
climático, explica el primer edil. Valencia no parte de cero; en el
último lustro ha reforzado la red de carriles bici, como hicieron hace
décadas Ámsterdam y Copenhague; y ha invertido en un plan verde,
siguendo la estela de otras urbes españolas como Vitoria o Pontevedra.
La peatonalización avanza en Valencia a pesar del recelo que provoca en
muchos comerciantes y vecinos. Las críticas, más que contra el proyecto
en sí, se han centrado en la falta de información sobre la
remodelación. La Asociación de comerciantes del centro histórico,
crítica en un principio, negoció con el Consistorio y acabó aceptando el
proyecto como beneficioso para sus negocios.
La capital valenciana crecía “a golpe de especulación”, sostiene la
vicealcaldesa Sandra Gómez, antes de que en 2015 cambiara el Gobierno de
la ciudad. Una coalición de izquierdas (socialistas, Compromís y
Podemos) acabó hace cinco con 24 años de gestión del PP. Ahora, el
municipio ensaya políticas que la transformen en una ciudad “más amable,
verde y en lucha contra el cambio climático”, resume su alcalde.
Además, la mayoría de barrios ha recibido inversiones en espacios
verdes en los últimos años; de hecho, el Gobierno local ha doblado el
presupuesto en parques y jardines y participa en el programa piloto Grow green
junto a Manchester (Reino Unido), Wroclaw (Polonia) y Bujan (China), en
busca de soluciones basadas en la naturaleza que puedan dar respuesta a
los retos y necesidades de las ciudades.
“Valencia es muy interesante porque tiene un gran parque emblemático,
el del Turia [con nueve kilómetros de longitud, de este a oeste], pero
también tiene muchos parques de barrio y creemos que este tipo de zonas
tienen un efecto tapón contra gentrificación masiva”, manifestaba en noviembre del año pasado la urbanista Isabelle Anguelovski en una entrevista concedida a El País.
Más ferrocarril
Enfrascado desde hace meses en una encendida polémica sobre la ampliación de su puerto comercial
—uno de los más importantes del Mediterráneo— el Gobierno local exige a
las autoridades portuarias una reducción del tráfico en su fachada
marítima y mitigar las alteraciones que cada ampliación provoca a las
playas urbanas. “Sueño con Hamburgo, puerto donde más del 50% de sus
contenedores de mercancías se mueven en tren”, remarca Ribó.
“Tenemos que pensar con una mirada a largo plazo, con una perspectiva
metropolitana para tratar la gestión de los residuos, el agua o el
transporte. Esta ciudad tiene que saber qué quiere ser dentro de unos
años”, apostilla la número dos del Consistorio, Sandra Gómez.
Ribó y Gómez anunciaron este miércoles que la elaboración de la
Estrategia Urbana de Valencia para 2030 está en marcha.
Este año se hará
un diagnóstico y análisis de los retos, lo que implica un proceso
participativo y un debate público. En 2021 se recogerán los datos, se
desarrollarán los proyectos piloto y el año siguiente se evaluarán las
iniciativas y se redactará el plan.
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