CASTELLÓN.- El boom del sector náutico vivido en la provincia a raíz de la celebración en Valencia de la America's Cup parece haberse desinflado arrastrado por la situación económica, publica "Las Provincias".
Las ventas de amarres se han ralentizado de forma considerable en los últimos meses, las matriculaciones de embarcaciones de recreo caen más de un 12% en el primer semestre del año, un paseo por los puertos deportivos de la provincia descubre atraques vacíos a la espera de compradores que no llegan...
Y, sin embargo, los municipios del litoral de la provincia mantienen entre sus previsiones la construcción de más de 2.000 amarres en los proyectos pendientes en Benicarló, Peñíscola, Alcossebre, Oropesa, Castellón o Burriana.
El presidente del Club Náutico de la capital, José Antonio de Francia, confirma la situación por la que atraviesa el sector en la provincia. "Desde antes del verano no hemos vendido ni un solo atraque", explica el responsable del club, que estima que en todo el año puede haberse formalizado la compra de una decena de ellos, frente al centenar de amarres que se comercializaron hace dos años, en 2006, o los 50 que De Francia calcula para el pasado ejercicio.
La explicación no es otra que la crisis. El sector náutico no ha podido escapar de factores como el incremento del desempleo, el colapso hipotecario o el freno al sector de la construcción en la provincia, que ha acabado lastrando un área de actividad al alza en los últimos años en Castellón.
"Cuando no hay dinero, la gente de lo que primero prescinde es del caballo", ironiza el presidente del Club Náutico. "No hay alegría y la gente tiene miedo", concluye De Francia, para quien las perspectivas de los próximos meses no son mejores. En la actualidad, la sociedad tiene disponibles entre 100 y 120 amarres de los 464 que ofrece, "los mismos que antes del verano".
La situación no es diferente en otras áreas de la provincia. El responsable de la marina Burriana Nova de la capital de la Plana Baixa, Luis de Miguel, comparte sus perspectivas. Tampoco desde antes del verano no se formaliza allí ninguna venta de atraques, aunque sí ha habido, matiza De Miguel, "algún alquiler". El año pasado se vendieron en torno a los 50 amarres.
La "contención de precios" es la única medida que se plantea Burriana Nova para invertir la situación. "Nuestra marina ofrece un gran gama de servicios, como lavandería, wi-fi o aparcamiento, además de la calidad de los amarres, que no podemos dejar de prestar, por lo que lo único que vamos a hacer es procurar no subir los precios", explica De Miguel.
En la actualidad, Burriana Nova dispone de 335 amarres, de los cuales en torno a un 60% están sin ocupar, y se prevé una segunda fase de ampliación con entre 30 y 40 atraques nuevos.
La previsión de más embarcaderos es una constante en el litoral provincial, pese al estancamiento de las ventas. En la misma Burriana, el proyecto del parque litoral del Arenal prevé un nueva marina de 282 amarres.
Están previstos otros 700 en la ampliación del puerto de Benicarló; más de mil atraques en la futura estación náutica entre Benicarló y Peñíscola; en Moncofa se han planteado otros 300 y en Alcossebre, 110 más. También hay pendientes actuaciones en Vinaròs y Oropesa, que podrían llegar a duplicar las actuales dotaciones en la provincia, de 2.155 amarres.
El proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2009 contempla ya partidas, aunque de apenas 50.000 euros cada una, para los proyectos de ampliación del puerto deportivo de Alcossebre, con un coste total de más siete millones de euros; la ampliación de Benicarló, de 30,5 millones; o el nuevo puerto deportivo de Peñíscola, de 26,7 millones.
Pese a lo paradójico de la situación, el presidente del Club Náutico de Castellón justifica los proyectos en que "el mejor planteamiento es iniciar ahora los trámites para que cuando se supere la crisis puedan estar operativos los nuevos puertos deportivos".
Y todo porque, explica De Francia, en prácticamente todo el litoral mediterráneo "la única provincia que queda virgen para la creación de amarres es Castellón. En Cataluña ya no queda sitio y tampoco en la Comunidad Valenciana, a partir de Denia".
Además, añade el responsable de la sociedad de la capital, la próxima entrada en servicio de infraestructuras tan reivindicadas como la llegada de la alta velocidad a la provincia o el futuro aeropuerto Costa de Azahar pueden suponer un impulso a un sector todavía incipiente en la provincia, que aspira a consolidarse en un futuro a medio plazo. Eso sí, si la crisis lo permite.
Las ventas de amarres se han ralentizado de forma considerable en los últimos meses, las matriculaciones de embarcaciones de recreo caen más de un 12% en el primer semestre del año, un paseo por los puertos deportivos de la provincia descubre atraques vacíos a la espera de compradores que no llegan...
Y, sin embargo, los municipios del litoral de la provincia mantienen entre sus previsiones la construcción de más de 2.000 amarres en los proyectos pendientes en Benicarló, Peñíscola, Alcossebre, Oropesa, Castellón o Burriana.
El presidente del Club Náutico de la capital, José Antonio de Francia, confirma la situación por la que atraviesa el sector en la provincia. "Desde antes del verano no hemos vendido ni un solo atraque", explica el responsable del club, que estima que en todo el año puede haberse formalizado la compra de una decena de ellos, frente al centenar de amarres que se comercializaron hace dos años, en 2006, o los 50 que De Francia calcula para el pasado ejercicio.
La explicación no es otra que la crisis. El sector náutico no ha podido escapar de factores como el incremento del desempleo, el colapso hipotecario o el freno al sector de la construcción en la provincia, que ha acabado lastrando un área de actividad al alza en los últimos años en Castellón.
"Cuando no hay dinero, la gente de lo que primero prescinde es del caballo", ironiza el presidente del Club Náutico. "No hay alegría y la gente tiene miedo", concluye De Francia, para quien las perspectivas de los próximos meses no son mejores. En la actualidad, la sociedad tiene disponibles entre 100 y 120 amarres de los 464 que ofrece, "los mismos que antes del verano".
La situación no es diferente en otras áreas de la provincia. El responsable de la marina Burriana Nova de la capital de la Plana Baixa, Luis de Miguel, comparte sus perspectivas. Tampoco desde antes del verano no se formaliza allí ninguna venta de atraques, aunque sí ha habido, matiza De Miguel, "algún alquiler". El año pasado se vendieron en torno a los 50 amarres.
La "contención de precios" es la única medida que se plantea Burriana Nova para invertir la situación. "Nuestra marina ofrece un gran gama de servicios, como lavandería, wi-fi o aparcamiento, además de la calidad de los amarres, que no podemos dejar de prestar, por lo que lo único que vamos a hacer es procurar no subir los precios", explica De Miguel.
En la actualidad, Burriana Nova dispone de 335 amarres, de los cuales en torno a un 60% están sin ocupar, y se prevé una segunda fase de ampliación con entre 30 y 40 atraques nuevos.
La previsión de más embarcaderos es una constante en el litoral provincial, pese al estancamiento de las ventas. En la misma Burriana, el proyecto del parque litoral del Arenal prevé un nueva marina de 282 amarres.
Están previstos otros 700 en la ampliación del puerto de Benicarló; más de mil atraques en la futura estación náutica entre Benicarló y Peñíscola; en Moncofa se han planteado otros 300 y en Alcossebre, 110 más. También hay pendientes actuaciones en Vinaròs y Oropesa, que podrían llegar a duplicar las actuales dotaciones en la provincia, de 2.155 amarres.
El proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2009 contempla ya partidas, aunque de apenas 50.000 euros cada una, para los proyectos de ampliación del puerto deportivo de Alcossebre, con un coste total de más siete millones de euros; la ampliación de Benicarló, de 30,5 millones; o el nuevo puerto deportivo de Peñíscola, de 26,7 millones.
Pese a lo paradójico de la situación, el presidente del Club Náutico de Castellón justifica los proyectos en que "el mejor planteamiento es iniciar ahora los trámites para que cuando se supere la crisis puedan estar operativos los nuevos puertos deportivos".
Y todo porque, explica De Francia, en prácticamente todo el litoral mediterráneo "la única provincia que queda virgen para la creación de amarres es Castellón. En Cataluña ya no queda sitio y tampoco en la Comunidad Valenciana, a partir de Denia".
Además, añade el responsable de la sociedad de la capital, la próxima entrada en servicio de infraestructuras tan reivindicadas como la llegada de la alta velocidad a la provincia o el futuro aeropuerto Costa de Azahar pueden suponer un impulso a un sector todavía incipiente en la provincia, que aspira a consolidarse en un futuro a medio plazo. Eso sí, si la crisis lo permite.
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