domingo, 5 de octubre de 2008

CAM y Bancaja ganan peso frente a los bancos

MADRID.- La Caixa y BBVA son las entidades financieras con más notoriedad, aunque la primera mantiene el nivel de 2007 y el segundo baja del 12,3% al 11,8%, según el estudio de FRS sobre el Comportamiento Financiero de los Particulares. La Caja del Mediterráneo (CAM) y Banesto son los que más crecen: del 3,8% al 4,8% la primera y del 2,5% al 3,1% el segundo, según "Gaceta de los Negocios".

La primera caja de ahorros de España es también la institución financiera con mayor presencia entre los clientes particulares: del 20,4% de 2007 pasa al 21%. En cambio, Caja Madrid protagoniza el mayor descenso: del 11% al 9,9%.

La Caixa, BBVA, Caja Madrid, Santander y CAM acaparan el 45% de las relaciones financieras de los españoles. Pero sólo la entidad catalana, el mayor banco y la caja levantina ganan posiciones respecto al año anterior.

En el caso de la CAM, es la mayor ganancia respecto a 2007 entre todas las grandes entidades. En clientes particulares, registra el tercer mayor incremento entre los principales bancos y cajas, tras Banesto y Bancaja.

Si se examina la evolución de los cuatro últimos años, se registra “una trayectoria positiva de La Caixa, que se consolida en primer lugar, un retroceso de BBVA, la recuperación de la cuota de mercado del Santander, un aumento de Caja Mediterráneo y Bancaja y un descenso en el resto de entidades”, señala el informe.

En cuanto al índice de fidelización —que fija el porcentaje de clientes de un banco o caja que lo considera principal—, Caja Madrid gana claramente, dentro de una trayectoria ascendente de todas las entidades.

Pero si se considera el índice de aprovechamiento de la notoriedad —que mide el beneficio, en términos de clientes, que las entidades son capaces de extraer del grado de conocimiento que estos tienen de ellas—, La Caixa, CAM y Banco Popular ocupan las primeras posiciones, aunque con tasas significativamente inferiores a las de 2007: 0,5%, 7,4% y 6,7%, respectivamente. Caja Madrid cae el 10,6%, y el Sabadell es el más catigado en este aspecto, con un descenso del 17%.

Respecto a la satisfacción del cliente, Caja Madrid es la única con una valoración “mejorable”, frente al “satisfactorio” de las demás. Sobresale en este campo el Sabadell, siempre según el informe de FRS, del Grupo Inmark.

El Sabadell recibe los mayores niveles de satisfacción del cliente en la figura del gestor personal. Y la CAM lo hace en internet, pero también mejora en cuanto a satisfacción general de los clientes, hasta el punto de ser la entidad que más ha crecido en este indicador, según FRS.

Por el contrario, las peores valoraciones en cuanto a satisfacción del cliente son para la sucursal y para el teléfono, especialmente entre los clientes de Caja Madrid.

CAM y Bancaja, entre las que más acuden al interbancario y el BCE para poder financiarse

MADRID.- Desde que en agosto del pasado año estallara la crisis de las hipotecas basura, Bancaja y Caja Mediterráneo (CAM) se han convertido en dos de las cajas españolas que más dinero han obtenido tanto del mercado interbancario español como en las subastas del Banco Central Europeo.

Si se suman, por ejemplo, las dos vías de financiación (interbancaria y BCE), las dos cajas gallegas, Caixa Galicia y Caixa Nova, cuentan con una posición deudora conjunta que alcanza la mitad de la que tiene Caja Mediterráneo (CAM).

Mientras tanto, el BCE endurecía hace un par de semanas los requisitos que deben cumplir los activos de titulización que sirven como garantías a las entidades financieras para acudir a financiarse a la autoridad monetaria europea.

A partir de febrero de 2009, cuando entra en vigor la norma, se aplicará un haircut, es decir, el porcentaje de la garantía aportada que no se transforma en liquidez, del 12% a las titulizaciones.

Para entendernos, si un banco o una caja aporta titulizaciones por valor de 100 millones como garantía, sólo recibirá 88 millones del BCE.

Acudir a financiarse tanto al mercado interbancario como al Banco Central Europeo (BCE) es una práctica habitual entre las entidades financieras españolas y europeas. Sin embargo, los expertos destacan la conveniencia de no abusar de esta práctica porque fundamentalmente se trata de financiación a corto plazo.

Las peticiones españolas de financiación ante la autoridad monetaria europea, tanto de bancos como de cajas de ahorros, representa un 10% del volumen total que presta el BCE. Y sólo dos bancos, el alemán Defpa y el francés Dexia, pidieron prestado en el pasado mes de julio prácticamente lo mismo que todo el sistema financiero español.

Casos bien distintos son, por ejemplo, los de La Caixa y Caja Madrid, las dos cajas españolas más grandes por volumen de activos y dos entidades eminentemente prestatarias. Es decir, que prestan más dinero del que toman. Muy especialmente la caja catalana, que se ha erigido por méritos propios en la gran prestataria del sistema financiero español.

De hecho, es la única entre las primeras seis grandes cajas domésticas por activos que puede presumir de doblar las posiciones que presta en el mercado interbancario a las que toma. La histórica abundante liquidez de la que goza la caja presidida por Isidre Fainé le permite acudir con cuentagotas a las subastas del Banco Central Europeo.

Caja Madrid, por su parte, también goza de liquidez -aunque no tanta como La Caixa- gracias a sus últimas desinversiones como la venta del 9,9% de Endesa, que le reportó 4.000 millones de euros. De ahí que sea la caja española que menos pida a la autoridad monetaria europea de la Eurozona: sólo 430 millones de euros, según el último dato de la CECA.

No estamos a salvo / Miguel A. Belloso*

La crisis bancaria americana ha llegado a Europa y es probable que se traslade a España. La sucesión de hechos responde a una lógica implacable. En un mundo globalizado, ¿cómo es posible que una gripe en América no tenga trascendencia universal, incluso que no contagie a los países emergentes, que ya están acusando las perturbaciones? No es posible. Muchos bancos europeos habían comprado paquetes de hipotecas subprime y ahora están penando.Así ocurre desde hace tiempo en Reino Unido, y más recientemente en el Benelux y en Alemania, por el momento.

En España no se ha producido ninguna noticia similar -hasta la fecha- porque nuestras entidades financieras no tuvieron la necesidad de cometer más excentricidades de las debidas para rentabilizar la enorme masa de liquidez que hemos vivido estos años. En España hemos dispuesto de nuestro propio casino, que ha sido un sector inmobiliario con una expansión salvaje.

El problema es que, si bien los bancos españoles no tienen hipotecas basura, tienen demasiadas, y soportan una rampante morosidad. También han concedido demasiados créditos y, dada la crisis mundial de liquidez, tienen notables dificultades para refinanciar los vencimientos. Este es un escenario terrorífico, pues tiene consecuencias evidentes en la economía más plausible y real.

Los bancos han decidido cerrar el grifo, no conceden préstamos, con independencia de la solvencia de los que los soliciten o de la imbatible seducción de los proyectos que se presenten.Sencillamente, no hay dinero para nadie, por muy guapo que sea, y cuando no hay financiación, el sistema económico se colapsa: se produce una gran depresión y una parte importante del tejido productivo desaparece de un plumazo.

Por eso, aunque la banca española es relativamente sólida, y está implicada en menos tonterías que el resto, sería un milagro que la crisis no le afectara.

* Miguel A. Belloso es director de "Actualidad Económica"

www.elmundo.es

¡Qué se fastidien los ricos! / Jordi Sevilla

El mundo se ha vuelto loco con la crisis. Mientras que una parte del sistema financiero internacional se desmorona, unos piden ayudas públicas por cuantías que arreglarían el problema del hambre en el mundo, al grito de «socialismo para ricos», y otros demandan todo lo contrario, que se respete el principio bíblico de ojo por ojo, el que la hace la paga, a las duras y a las maduras, a la voz de «que se fastidien los ricos» o «no con mi dinero», porque aquello de «proletarios del mundo, uníos», queda demasiado lejos.

A la vez, el mismo fenómeno psicológico que hace que todos compren acciones cuando suben los valores y todos vendan cuando bajan, amplificando con ello el efecto de la burbuja, se está trasladando a los analistas de la situación actual. Muchos de quienes defendían las bondades de la ingeniería financiera en mercados desregulados se apuntan ahora a proclamar el final del capitalismo, ayudando a crear una burbuja explicativa tan artificial como la especulativa.Como siento la necesidad de aclararme un poco en medio de tanto ruido, ofrezco mis reflexiones parciales, por si fueran de interés.

Primero: la crisis actual es seria, profunda, y duradera, marcará cambios importantes en las reglas de juego de una parte del sistema financiero mundial y, por tanto, en nuestro desempeño económico, pero no es el fin del capitalismo, ni el equivalente para este de la caída del Muro de Berlín para el comunismo. Afectará más al discurso ideológico que a los cambios institucionales. Bajo el nombre de New Deal se agrupan las profundas transformaciones legislativas aprobadas por el presidente Roosevelt a lo largo de años para responder a la década de crisis económica que siguió al crash de 1929.

Se puso en marcha, entre otros, el seguro de desempleo, el germen de la seguridad social, la regulación e intervención en todo el sistema bancario, bursátil y asegurador con instituciones se supervisión creadas por primera vez, las políticas presupuestarias de inversión pública, etcétera. Significó tanto un cambio radical de discurso ideológica, como una profunda reorientación de la actividad pública mediante la creación de nuevas instituciones.

Nada de esto se plantea hoy. Al menos, de momento. Excepto Sarkozy, nadie habla ni siquiera del nuevo orden financiero mundial. La crisis actual se ha llevado por delante el modelo de banca de inversiones y una parte del de seguros. Pero toda la respuesta institucional consiste en extender los mecanismos de regulación, control y supervisión que ya existen, a los nuevos segmentos del mercado financiero que se habían desarrollado al margen.

Estamos utilizando lo que hay, aplicándolo a más sitios, pero todavía no se ven instituciones o reglas nuevas. No hay una lógica sistémica distinta, sino una ampliación de la actual y de los mecanismos existentes a nuevas regiones de la actividad económica.Y, en todo caso, los cambios son limitados a la parte dañada del sistema. El resto, que es más del 90%, quedará igual desde el punto de vista institucional.

Segundo. El discurso ideológico neoliberal sí ha quedado profundamente desprestigiado. Los mercados no se autorregulan y el capitalismo necesita de la intervención estatal para funcionar. Pero esto no es un nuevo paradigma, porque ya lo sabíamos todos desde Keynes, menos un grupo de irredentos con gran proyección pública gracias a Reagan y Thatcher.

Si el nuevo socialismo ha aceptado la existencia del mercado y de la propiedad privada -porque sus alternativas son peores- ahora falta que el nuevo liberalismo acepte la no menos inevitable presencia del Estado, porque en su ausencia, las cosas van peor. Esto puede frenar la pretensión de extender la desregulación al resto de sectores de la economía, especialmente al mercado laboral, cuando lo que se ha impuesto ha sido lo contrario, la extensión de la regulación a todo el sistema financiero.

Tercero. Diecisiete entidades financieras intervenidas o quebradas en Estados Unidos y 13 en Europa. . . ¿sólo por las subprimes? Da la impresión de que la misma metodología de trabajo que creó las hipotecas basura y su empaquetamiento posterior, se ha hecho a gran escala con otros productos de alto riesgo y nulo control.Esto es lo que no puede volver a pasar.

Cuarto. A pesar de ello, el crecimiento económico y la creación de riqueza experimentados en los últimos años se los debemos, en parte, a esos mercados financieros desregulados. Tendremos que determinar, todavía, cuánto hubo de intento loable aunque fallido de democratizar el acceso al crédito de las personas con rentas bajas y cuánto de timo, de engaño, de juego de la pirámide disfrazado de banqueros del pueblo.

Pero su final significará entrar en una etapa prolongada de languidez económica y de menor creación de riqueza. Con sus productos de ingeniería financiera, los mercados han movilizado mucha liquidez por todo el mundo, haciéndola accesible a pequeños ahorradores y a pequeños inversionistas.

Cuando hoy tenemos muchas empresas que fabrican cosas reales en situación de dificultad seria, no por falta de demanda, o de rentabilidad, sino porque nadie le presta liquidez para hacer frente a sus gastos de tesorería, tenemos que modificar las viejas ideas sobre la relación entre economía real y economía financiera. El hundimiento parcial de esta última está provocando un frenazo en la economía real de proporciones todavía desconocidas.

Quinto. Esta es la razón última de la rápida intervención gubernamental, de las nacionalizaciones, del plan americano de salvamento. Ayudar, no a los ricos. No a quienes se han hecho ricos con la especulación, No a los dueños de los bancos causantes de la burbuja. Sino a los trabajadores, clientes y empresarios cuyas actividades dependen de estas entidades, evitando que su eventual quiebra provoque una caída en cadena que, como Sansón en el templo, se nos lleve a todos por delante.

A los pecadores, puede. Pero también a los justos e inocentes. Discutamos las medidas concretas, pongamos condiciones, contrapartidas y atendamos también a las familias afectadas. Pero no caigamos todos por el abismo, sonriendo, al grito de ¡que se fastidien los ricos!

www.elmundo.es

De la Vega asiste el martes a la reunión de la ejecutiva del PSPV

VALENCIA.- María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno y cabeza de lista del PSOE por Valencia en las últimas elecciones generales, asistirá a primera hora de la mañana del martes a una reunión extraordinaria de la Comisión Ejecutiva Nacional del PSPV.

De la Vega, que también es coordinadora de los diputados y senadores valencianos en las Cortes Generales, participará en la reunión para "trazar las líneas de cooperación política con la dirección socialista valenciana", según una nota remitida por el PSPV.

La presencia de la De la Vega, que no es afiliada, en la reunión de la dirección del PSPV pretende plasmar el "compromiso firme e inequívoco" del Gobierno con Jorge Alarte, nuevo secretario general del PSPV.

Alarte fue elegido secretario general en el congreso que celebraron los socialistas valencianos el pasado fin de semana en Valencia con un resultado apretado. El nuevo secretario general contaba con el apoyo de Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, y recibió todo el respaldo de José Blanco y José Luis Rodríguez Zapatero en sus intervenciones ante el congreso.

La vicepresidenta primera llegará a Valencia el lunes.

La crisis del siglo / Ignacio Ramonet

Los terremotos que sacudieron las Bolsas durante el pasado "septiembre negro" han precipitado el fin de una era del capitalismo. La arquitectura financiera internacional se ha tambaleado. Y el riesgo sistémico permanece. Nada volverá a ser como antes. Regresa el Estado.

El desplome de Wall Street es comparable, en la esfera financiera, a lo que representó, en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín. Un cambio de mundo y un giro copernicano. Lo afirma Paul Samuelson, premio Nobel de Economía: "Esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo".

Se termina el periodo abierto en 1981 con la fórmula de Ronald Reagan: "El Estado no es la solución, es el problema". Durante treinta años, los fundamentalistas del mercado repitieron que éste siempre tenía razón, que la globalización era sinónimo de felicidad, y que el capitalismo financiero edificaba el paraíso terrenal para todos. Se equivocaron.

La "edad de oro" de Wall Street se ha acabado. Y también una etapa de exuberancia y despilfarro representada por una aristocracia de banqueros de inversión, "amos del universo" denunciados por Tom Wolfe en La Hoguera de las vanidades (1987). Poseídos por una lógica de rentabilidad a corto plazo. Por la búsqueda de beneficios exorbitantes. Dispuestos a todo para sacar ganancias: ventas a corto abusivas, manipulaciones, invención de instrumentos opacos, titulización de activos, contratos de cobertura de riesgos, hedge funds... La fiebre del provecho fácil se contagió a todo el planeta. Los mercados se sobrecalentaron, alimentados por un exceso de financiación que facilitó el alza de los precios.

La globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía de papel, virtual, inmaterial. La esfera financiera llegó a representar más de 250 billones de euros, o sea seis veces el montante de la riqueza real mundial. Y de golpe, esa gigantesca "burbuja" ha reventado.

El desastre es de dimensiones apocalípticas. Más de 200.000 millones de euros se han esfumado. La banca de inversión ha sido borrada del mapa. Las cinco mayores entidades se han desmoronado: Lehman Brothers en bancarrota; Bear Stearns comprado, con la ayuda de la Reserva Federal (Fed), por Morgan Chase; Merril Lynch adquirido por Bank of America; y los dos últimos, Goldman Sachs y Morgan Stanley (en parte comprado por el japonés Mitsubishi UFJ), reconvertidos en simples bancos comerciales.

Toda la cadena de funcionamiento del aparato financiero se ha colapsado. No sólo la banca de inversión, sino los bancos centrales, los sistemas de regulación, los bancos comerciales, las cajas de ahorro, las compañías de seguros, las agencias de calificación de riesgos (Standard&Poors, Moody's, Fitch) y hasta las auditoras contables (Deloitte, Ernst&Young, PwC).

El naufragio no puede sorprender a nadie. El escándalo de las "hipotecas basura" (subprime) era sabido de todos. Igual que el exceso de liquidez orientado a la especulación, y la explosión delirante de los precios de la vivienda.

Todo esto ha sido denunciado -en estas columnas- desde hace tiempo. Sin que nadie se inmutase. Porque el crimen beneficiaba a muchos. Y se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo.

La Administración del Presidente George W. Bush ha tenido que renegar de ese principio y recurrir, masivamente, a la intervención del Estado. Las principales entidades de crédito inmobiliario, Fannie Mae y Freddie Mac, han sido nacionalizadas. También lo ha sido el American International Group (AIG), la mayor compañía de seguros del mundo.

Y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson (ex presidente de la banca Goldman Sachs...) ha propuesto un plan de rescate de las acciones "tóxicas" procedentes de las "hipotecas basura" por un valor de unos 500.000 millones de euros, que también adelantará el Estado, o sea los contribuyentes.

Prueba del fracaso del sistema, estas intervenciones del Estado -las mayores, en volumen, de la historia económica- demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad.

Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, con empobrecerlos aún más.

Las autoridades norteamericanas acuden al rescate de los banksters ("banquero gangster") a expensas de los ciudadanos. Hace unos meses, el presidente Bush se negó a firmar una ley que ofrecía una cobertura médica a nueve millones de niños pobres por un coste de 4.000 millones de euros. Lo consideró un gasto inútil. Ahora, para salvar a los rufianes de Wall Street nada le parece suficiente. Socialismo para los ricos, y capitalismo salvaje para los pobres.

Este desastre ocurre en un momento de vacío teórico de las izquierdas. Las cuales no tienen "plan B" para sacar provecho del descalabro. En particular las de Europa, agarrotadas por el choque de la crisis. Cuando sería tiempo de refundación y de audacia.

¿Cuánto durará la crisis? "Veinte años si tenemos suerte, o menos de diez si las autoridades actúan con mano firme", vaticina el editorialista neoliberal Martin Wolf (1). Si existiese una lógica política, este contexto debería favorecer la elección del demócrata Barack Obama (si no es asesinado) a la presidencia de Estados Unidos el 4 de noviembre próximo.

Es probable que, como Franklin D. Roosevelt en 1930, el joven Presidente lance un nuevo "New Deal" basado en un neokeynesianismo que confirmará el retorno del Estado en la esfera económica. Y aportará por fin mayor justicia social a los ciudadanos. Se irá hacia un nuevo Bretton Woods. La etapa más salvaje e irracional de la globalización neoliberal habrá terminado.



Notas:
(1) Financial Times , Londres, 23 de septiembre de 2008.