domingo, 30 de diciembre de 2007

Miles de católicos militantes reclaman el matrimonio y la familia como fundamento de la Humanidad

MADRID.- En torno a 200.000 católicos militantes participaron hoy en Madrid en el encuentro 'Por la familia cristiana', un acto promovido por el Arzobispado de Madrid, secundado por comunidades religiosas de toda España y que contó con la presencia de unos cuarenta cardenales, obispos y representantes de una treintena de movimientos, asociaciones y realidades eclesiales.

El acto arrancó a las once de la mañana, aunque desde antes de las nueve ya se agolpaban numerosos fieles en Colón y las calles adyacentes.

Para la ocasión, se había instalado un escenario de 42 metros de largo por 13 de ancho y 4,2 metros de altura bajo la estatua de Colón (en el centro de la plaza, frente a la calle Génova). Sobre él, un gran Crucifijo, de quince metros de altura, situado justo en el centro del estrado y una pantalla de 24 metros cuadrados, desde la que Benedicto XVI, lanzó un mensaje a los fieles mediante conexión en directo con San Pedro del Vaticano.

El Papa, que intervino primero en italiano y luego en español, animó a trabajar "por la familia y el matrimonio, porque vale la pena trabajar por ser humano, la criatura más preciosa de las creadas por Dios" y apuntó que "los padres tienen la obligación fundamental de educar sus hijos en la Fe".

Esto ocurría en el ecuador de la jornada, tras la intervención inaugural del presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, quien consideró que "el matrimonio y la familia son el centro neurálgico de la Humanidad" y advirtió que "en medio de los llamados modelos de familia", la cristiana puede "difuminarse"

Asimismo, el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, apuntó que "la cultura del laicismo radical" conduce a "la disolución de la democracia" y sigue un camino que "no respeta la Constitución del 78". Dicho laicismo es, en su opinión, "un fraude y un engaño" que "sólo conduce a la desesperación por el camino del aborto, el divorcio express y las ideologías que pretenden manipular la educación de los jóvenes".

El delegado diocesano de Familia de Madrid, Manuel Barrios, hizo lectura de una carta del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, que no pudo asistir a la celebración. Según sus palabras, "no se puede prescindir de la familia ni privarla de sus derechos (...) ni que sean otras instituciones las que desempeñen las tareas que le corresponde".

Por su parte, el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, denunció que la familia, pese a ser "la institución social más valorada, está siendo sacudida en sus cimientos (...) incluso con legislaciones injustas e inicuas" y "sufre ataques de gran calado", por lo que "hoy se puede considerar la salvaguarda del matrimonio como el primer problema social".

Tras las intervenciones de los obispos, prestaron su testimonio tanto jóvenes como abuelos y padres de familia, que ilustraron basándose en su experiencia, la realidad de la vida familiar en el seno de la fe cristiana en España.

Fue entonces cuando dio comienzo la celebración de la Palabra, que corrió a cargo del arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y contó con las intervenciones de los representantes de la Comunidad de San Egidio; Comunión y Liberación; Comunidades Neocatecumenales; Focolares; Renovación Carismática y Acción Católica.

Rouco Varela lamentó en su homilía "el ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía: (...) que la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado".

Según afirmó, esta realidad, "opuesta al valor del amor indisoluble y al respeto incondicional a la vida de la persona desde el momento de su concepción hasta la muerte natural" está "posibilitada y favorecida jurídicamente por las leyes vigentes" aunque "ni las personas particulares (...) ni la autoridad del Estado pueden manipular a su gusto los orígenes, la naturaleza y las propiedades esenciales" de la familia o el matrimonio.

Los movimientos eclesiales fueron los grandes protagonistas, junto al cardenal Rouco, de la magna concentración. Allí estaban todos. Era la primera vez que, en España, estas nuevas realidades eclesiales conseguían tal protagonismo. Fueron capaces de llenar la Plaza de Colón porque la mayoría de la gente que allí estaba pertenecía a algún movimiento.

Los Kikos eran los más numerosos. Y se notaba cuando salió Kiko Argüello, su fundador, al estrado. Y con su verbo enardecido, les invitaba a proclamar que "Cristo ha resucitado" y que "Estamos salvando la familia", porque en ella "nos jugamos el futuro" y porque "Dios es familia, es comunidad, es Trinidad". Luego invitó a los presentes a cantar el 'Resucitó', himno de los Kikos, para dejar clara su impronta y demostrar a los cuatro vientos que los Kikos son las realidad más floreciente de la Iglesia española.

Algunos otros líderes de otros movimientos también intervinieron. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, señaló que "la familia no está superada". Y también dijo: "No estamos aquí para defender los intereses de la Iglesia, sino un bien para todos". Por su parte, el presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote español Julián Carrón, aseguraba que "el matrimonio no es la tumba del amor, sino su realización".

Al pie de la enorme cruz del estrado, una pancarta rezaba: "La familia cristiana goza de buena salud".- (Agencias)

El ladrillo en picado / Lorenzo Bernaldo de Quirós


El sector de la construcción se encamina a una crisis de las de caballo. De enero a octubre de 2007, últimos datos disponibles, se produjo una caída de los visados para obra nueva del 23,2% y para los bloques de vivienda, las famosas promociones, del 19,2%.

Como resultado de lo sucedido en 2007 y, más importante, de las expectativas de lo que pasará en 2008, las inmobiliarias han perdido más de un 43% de su valor bursátil a lo largo de este año. Para finalizar un cuadro bastante tenebroso, el empleo en el ladrillo ha comenzado a descender y el paro a aumentar. En este contexto, lo más probable es que el crecimiento de la construcción en 2008 registre tasas negativas.¿Era y es esto inevitable? La respuesta es positiva.

Es verdad que el aumento de la ocupación desde 1997, la espectacular entrada de inmigrantes, el crecimiento de las familias uniparentales, la compra de inmuebles por extranjeros etc. han tenido un impacto alcista sobre la demanda y el precio de los pisos. Ahora bien, eso hubiese sido imposible sin la brutal disminución experimentada por el precio del dinero entre 1998 y 2006. Sin ella, la burbuja inmobiliaria es incomprensible y su alcance sería menor. Este es un factor indiscutible y el principal elemento explicativo del ‘boom’ de estos últimos años. Sin plata barata las personas con un poder adquisitivo bajo, el grueso de los adquirentes de vivienda en estos años, no hubiesen podido comprar.

El anterior ciclo inmobiliario expansivo, el de 1987-1991, tuvo menor impacto macroeconómico por una razón fundamental: los tipos de interés estaban al 17% con lo cual se endeudaron familias e individuos con alto poder adquisitivo. En el período 1998-2006, el grueso de los compradores/deudores han sido personas con ingresos medios y medios bajos que han podido acceder al mercado porque el coste del dinero se ha mantenido muy bajo durante casi una década. Este colectivo es muy sensible al encarecimiento de los préstamos y al deterioro de la situación económica.

Ante este panorama, todo apunta hacia una fuerte contracción del sector. La demanda de viviendas acelerará su trayectoria bajista por el cambio en las condiciones económico-financieras del país, el paro aumentará, el precio de las viviendas disminuirá generando un efecto riqueza negativo para los hogares, con lo cual el consumo privado descenderá. En el camino, muchas pequeñas constructoras y algunas grandes van a ir a la quiebra. De la misma manera que el auge del ladrillo explica en parte el dinamismo de la economía española, su ajuste anuncia una importante desaceleración de la actividad en 2008.