VALENCIA.- El hombre de 40 años detenido como presunto autor del asesinato del canónigo emérito de la Catedral de Valencia, Don Alfonso López Benito, de 85 años, cuyo cadáver fue hallado el martes en su vivienda de la calle Avellanas, pasó ya a disposición judicial después de que la Policía Nacional haya reconstruido los hechos que sucedieron la madrugada del lunes 22 de enero.
El sacerdote, que ayudaba a jóvenes
sin recursos, murió asfixiado en su cama y el arrestado se llevó su
móvil y sus tarjetas de crédito, que usó en un bar.
La investigación recoge que Don Alfonso mantendría supuestas relaciones sexuales con las personas que conocía por las calles de Valencia, la mayoría jóvenes vulnerables
de origen extranjero. Así lo habrían trasladado a los agentes los
testigos conocedores de esta situación después de que el portero
encontrara el cuerpo semidesnudo en su cama y con signos de
estrangulamiento, y recoge El Español.
Los jóvenes pasaban varias horas en el interior del domicilio, o
incluso varios días, como es el caso del supuesto autor del crimen.
El juzgado de Instrucción nº 19 de Valencia ha abierto las primeras diligencias del caso. Estas son las claves de un misterioso crimen
que ha sacado a la luz un escándalo sexual de un miembro del cabildo
cardenalicio de la catedral donde se venera el Santo Cáliz.
Escándalo sexual
Los testimonios aportados por su entorno han resultado clave porque
la Policía ha encontrado atestados policiales anteriores relacionados
con incidentes entre Don Alfonso y la gente a la que ayudaba.
La Policía Nacional ha investigado el móvil del crimen y la relación
entre la víctima y el detenido. Varios testigos le sitúan en los últimos
días en la calle Avellanas, pues fue visto la semana
pasada y la Policía ha confirmado que retiró dinero de sus cuentas tras
el crimen con una tarjeta de crédito.
No era la primera vez que Don Alfonso tenía problemas con los jóvenes que subía a casa. Otro joven, este de unos 20 años y de nacionalidad rumana,
amenazó al sacerdote hace dos años por una deuda que le reclamaba y el
portero declaró que se vio obligado a llamar a la Policía, según
contaron los vecinos inmediatamente después del hallazgo.
Los hombres con los que se relacionaba Don Alfonso eran
personas vulnerables y sin recursos, muchos de ellos aparcacoches, a los
que ofrecía su ayuda y supuestamente acababa manteniendo relaciones
sexuales, según la información que manejan los agentes.
"A
veces venía gente, muchos de ellos adictos que sufrían el síndrome de
abstinencia, con malas formas y gritando dónde estaba el cura",
manifestó en los últimos días a este periódico uno de sus vecinos.
Fecha de la muerte
Se ha
realizado un examen externo del cadáver en busca de lesiones en el
cuello, la cara y las manos, así como signos de asfixia. Los análisis
preliminares confirman que fue asfixiado y que los hechos pudieron
suceder la madrugada del lunes 22 de enero.
Ese día era fiesta en Valencia porque se celebraba la festividad de San Vicente Mártir, patrón de la ciudad y una de las figuras estudiada por Don Alfonso, experto en el trabajo de los mártires.
Ese día Don
Alfonso no asistió a la tradicional procesión que recorre el corazón de
Valencia, pero nadie se extrañó porque en teoría estaba pasando unos
días fuera. El detenido supuestamente cogió su teléfono y envió mensajes a los contactos habituales del religioso para fingir que seguía con vida.
Las
pruebas forenses practicadas al cadáver de Don Alfonso permitirán
observar los cambios producidos por la falta de oxígeno en los tejidos,
así como las lesiones específicas que puedan indicar el tipo de asfixia
por el que murió.
Además, se ha realizado una segunda inspección en la vivienda del sacerdote en busca de muestras de ADN, huellas dactilares, fibras, sustancias tóxicas u otros elementos que puedan relacionar a la víctima con el posible autor del crimen.
"Mayor interesado"
El Arzobispado de Valencia ha señalado que es "el mayor
interesado" en el esclarecimiento de las circunstancias de la muerte del
canónigo emérito de la Catedral de Valencia, cuyo cuerpo fue hallado
sin vida el pasado martes en su domicilio del centro de la ciudad, y que, por
ello, sigue a "total disposición" de las autoridades policiales y
judiciales para "seguir prestando toda la colaboración, como ha venido
realizando en los últimos días desde el descubrimiento de los hechos".
El Arzobispado se remite a los comunicados remitidos a los medios de
comunicación desde el primer momento que tuvo conocimiento del hallazgo
del cadáver por la prensa.
Y ha reiterado el mismo argumento cuando han trascendido las
supuestas relaciones sexuales entre Don Alfonso y la gente vulnerable
que recogía de la calle, es decir, que "tiene conocimiento por los
propios medios de comunicación, y que no se dispone de comunicación
oficial".
Asimismo, transmitió sus condolencias a la familia, que determinará
cómo se procederá en los próximos días respecto a la celebración de las
exequias.
Canónigo "singular"
Un canónigo forma parte del cuerpo de clérigos que viven de acuerdo
con la regla católica. Algunas iglesias, como las catedrales y las
colegiatas, no son dirigidas por un único sacerdote, sino por un colegio
o cabildo que, entre otras funciones, asesora a los obispos.
La figura del canónigo es casi tan antigua como la propia religión.
Actualmente, el Cabildo Catedralicio de Valencia está formado por 18 canónigos efectivos y 9 eméritos, entre los que se encontraba Don Alfonso López Benito, según recoge la página oficial del Arzobispado.
Todos los canónigos de Valencia viven juntos en un edificio situado
frente a la seo valenciana. Todos menos Don Alfonso, que residía en una
vivienda propiedad del Arzobispado de Valencia situado en un inmueble de
la calle Avellanas 22, en pleno corazón histórico de la ciudad.
"Era un hombre muy singular",
reconocieron esta semana a El Español fuentes de su entorno. Pero ¿por
qué vivía este sacerdote, canónigo emérito y de avanzada edad, solo en
un inmueble propiedad de la Iglesia y no con el resto del cabildo? "Era
por una cuestión de espacio porque todos no cabían en el otro edificio", justifica la institución.
La
vivienda es propiedad del Arzobispado de Valencia. La Iglesia tiene
varias casas del edificio inscritas a su nombre y en el mismo bloque se
ubican las oficinas de las misiones y la sede de la Fundación Ad Gentes, creada en 1998 por el cardenal Agustín García-Gasco "como cauce de la solidaridad de nuestra Iglesia valenciana con los países más necesitados del mundo".
Don
Alfonso era el único sacerdote que vivía en el edificio y, pese a que
estaba jubilado y ya ejercía de canónigo emérito, seguía con sus
laborales sociales pese a las advertencias de sus superiores.