viernes, 7 de marzo de 2008

La solvencia de los bancos españoles / Fernando González Urbaneja

Los balances de los bancos españoles no sufren contaminación por los paquetes estructurados con hipotecas basura dentro. Y no lo han sido en parte por virtud y también por necesidad. Los bancos españoles tenían suficiente clientela de activo en su propio territorio como para no andar buscando papel que suscribir en otras latitudes.

Si esos paquetes tóxicos han tenido tanta aceptación en el mundo, si han gozado de credibilidad, es porque en una situación de enorme liquidez donde lo que faltaban eran instrumentos donde invertir, cualquier producto bien empaquetado, sobre todo si venía con buena nota de los calificadores, de las agencias de rating, era bienvenido. No se miraba la dentadura del animal, todos eran recibidos porque había necesidad de llenar la cuadra.

Pero las entidades financieras españoles ya tenían el establecimiento rebosante de clientes locales, lo que necesitaban era financiación, no clientes a los que prestar. Los problemas potenciales de la banca española no están en una cartera por activos contaminados por las subprime norteamericanas y similares. Cuando Botín dijo que no tenía de eso, que no lo entendía, reflejaba una realidad. No tenía de eso porque no le hacia falta.

Lo que necesitaron los bancos españoles (y cajas) durante los últimos años fue dinero, y lo encontraron titulizando hipotecas en paquetes que eran muy bien recibidas en los bancos europeos. Y que siguen gozando de buen cartel porque no han dado disgustos.

La morosidad de la deuda hipotecaria española, hasta ahora, es baja, irrelevante aun entre los particulares de primera y segunda residencia, y también entre los promotores, e inquietante únicamente en el segmento de financiación de suelo o de proyectos por desarrollar.

Además, las provisiones y dotaciones para hacer frente a la morosidad son elevadas, quizá no tanto como para hacer frente a una crisis severa, pero sí para parar la primera tanda de quebrantos. De momento la morosidad no ha llegado al 1% de los activos (en los tiempos malos puede superar el 5%) y hay coberturas directas por más del doble.

En los casos de suelo, de promociones en curso o por iniciar, la capacidad de maniobra para mitigar daños es notable. Lo mismo que hay capacidad médica para afrontar las enfermedades, hay capacidad de gestión para enfrentarse al cambio de ciclo crediticio.

Es cierto que los mercados interbancarios internacionales están secos, que sobra liquidez pero no hay inclinación al crédito, pero tampoco hay tanto que financiar, porque la actividad inmobiliaria se ha encogido desde hace más de medio año. Los bancos españoles no van a sufrir por morosos o fallidos, el problema este año será de volumen de negocio, una menor actividad que supone menores ingresos y menos beneficios, pero no de solvencia.

Quienes pronostican una crisis bancaria en España no han reparado en la composición de los balances ni en su naturaleza, ni la resistencia de las cajas que conocen su mercado al dedillo. Es probable que alguna entidad lo pase mal, que haya errado en sus inversiones, pero hay capacidad de digestión. Pueden bajar los beneficios, las cotizaciones, pero es improbable que eso concluya con problemas de solvencia, con déficit de recursos propios.

Sorprende que, a pesar del ajuste, los precios inmobiliarios no hayan bajado de forma generalizada. Los promotores no han “repreciado” sus activos, no se han lanzado en picado a buscar liquidez a cualquier precio. Y disipados los nervios electorales que han inducido algunos comentarios desafortunados, si el nuevo Gobierno es capaz de restaurar la confianza, la digestión del empacho puede completarse sin hospitalización, ni cirugía mayor. Éstas son situaciones que requieren mucha calma y grandes dosis de tranquilidad. Más aún cuando el sistema sanguíneo (el sistema financiero o de pagos) funciona perfectamente.

Fallece la duquesa de Medina Sidonia en su domicilio de Sanlúcar de Barrameda

SANLÚCAR DE BARRAMEDA.- Para unos era la duquesa de Medina Sidonia. Para otros, la 'duquesa roja'. Pero, más allá de distinciones nobiliarias, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura era una historiadora, escritora comprometida y protectora del valioso patrimonio cultural heredado de su familia. A las 19.50 horas del viernes, fallecía por causas naturales en su residencia del Palacio Ducal de Sanlúcar de Barrameda.

Conocida popularmente también como 'la duquesa roja', Álvarez de Toledo nació en Estoril, Portugal, el 21 de agosto de 1936. Ostentaba el título de XXI duquesa de Medina Sidonia, la Casa ducal más importante de España al ser el primer ducado hereditario que se concedió (1445), y de otras muchas casas como la de Montalto de Aragón, duquesa de Fernandina y princesa de Montalbán, marquesa de Villafranca del Bierzo y marquesa de los Vélez. Era tres veces Grande de España y ostentaba, además, 12 títulos reconocidos por el Cuerpo de la Nobleza Italiana.

Admirada por sus inquietudes intelectuales, Álvarez de Toledo era historiadora, conservadora del preciado archivo ducal y escritora de numerosas publicaciones.

Aristócrata atípica y polémica, contrajo matrimonio en 1955 con José Leoncio González de Gregorio y Martí, con quien tuvo tres hijos.

A la edad de 18 años, la XXI duquesa de Medina Sidonia, fue presentada en sociedad en Estoril, Portugal, con la Infanta Pilar de Borbón, y a pesar de todo, mantuvo durante toda su vida unos férreos ideales republicanos.

Fue miembro del PSOE a raíz de su lucha antifranquista, lo que le llevó a ser encarcelada en los años 60 en la cárcel de Alcalá de Henares, siendo conocida popularmente desde entonces como la "duquesa roja".

En la actualidad estaba volcada en la presidencia de la Fundación que gestiona la mayor parte del patrimonio de la Casa Medina Sidonia, en la investigación histórica y en la literatura.

El Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda lamentó en un comunicado de prensa la "irreparable pérdida" de la duquesa y anunció que la fecha y hora de las exequias "se comunicarían oficialmente".

Como testimonio de su vida, quedan las palabras que jalonaban, en el momento de su fallecimiento, la página web de la Fundación, a la que tanto empeño puso la duquesa: Equidad, Ética, Valor, Trabajo, Constancia.

Cuatro de los evasores italianos en el caso Liechtenstein serían políticos, según la prensa

ROMA.- Cuatro de los nombres que aparecen en la lista de los italianos que abrieron cuentas en Liechtenstein para evitar los impuestos en Italia corresponderían a políticos, según informó el semanario 'L'Espresso' sin citar fuentes.

El semanario detalla que el caso no afectaría a ninguno de "las grandes figuras políticas" sino a políticos de segunda o tercera fila, entre los que figuraría un miembro de la Unión de Demócratas de Centro (UDC).

Sin embargo, no se trataría de Rocco Buttiglione, quien hace unos días desveló que hace años había abierto una cuenta en Liechtenstein por motivos de trabajo y que luego la dejó abierta pero con poco dinero.

En los últimos días se han multiplicado las peticiones por parte de algunos representantes políticos para que la Agencia Tributaria dé a conocer los nombres de los implicados en esta trama de evasión fiscal, sobre todo teniendo en cuenta la situación que atraviesa Italia, en plena campaña electoral.

La Agencia Tributaria italiana está estudiando una lista de 157 nombres correspondientes a ciudadanos italianos que habrían abierto cuentas en Liechtenstein para evitar los impuestos de su país.

El valor total de las cuentas incriminadas ascendería a los 1.200 millones de euros, correspondientes a las fortunas acumuladas por pequeños y medianos empresarios del centro-norte de Italia, mientras que los casos de cuentas de más de 100 millones de euros serían escasas y se contarían "con los dedos de una mano", detalla el semanario.

Por otro lado y en otro artículo titulado 'Ese evasor tiene estilo', 'L'Espresso' revela que la Agencia Tributaria habría multado a Dolce & Gabbana a pagar dos millones de euros por un delito de evasión fiscal que nada tiene que ver con las investigaciones de Liechtenstein y que se remontaría al año 2002.

Salvatore Ferragamo es otro de los famosos diseñadores italianos que tiene problemas con la Agencia Tributaria, por una evasión fiscal de 20 millones de euros, detalla 'L'Espresso'.

El modisto respondió a estas informaciones denunciando que son "incompletas" y describen un cuadro "diverso y engañoso" de la realidad, por lo que la marca "se reserva el derecho de tomar acciones legales" al respecto, según informó a través de un comunicado.

¿Por qué no votan los chavalotes? / Francisco Sempere

Digamos que llamo chavalote a todo aquel joven de entre 18 y 98 años que tiene su peña, pandilla, grupete, partida de dominó, agregados al msn…y que se reúne en locales, bares, discotecas, plazas o calles públicas.

Tras largas investigaciones de campo he reunido los principales argumentos de los que manifiestan públicamente la frase del mes: “Yo no voto”.

En mi recorrido por los lugares y ambientes más dispares con las gentes más variopintas he descubierto que el abanico de argumentos no es muy amplio y me propongo rebatir una a una las supuestas razones que se escuchan para desoír la llamada a las urnas.

En primer lugar está lo de “todos son iguales”. Siendo uno de los más frecuentes tal vez sea el más débil. En realidad esta afirmación sólo trasluce una incultura política del quince, comparable al que ante un vino Rioja de reserva y otro de barril barato cree estar tomando el mismo caldo.

El desconocimiento y la gandulería suele traducirse en desprecio de la calidad. Y es que las diferencias entre unos y otros partidos saltan a la vista a poco que se abran los ojos: no es lo mismo apoyar una guerra que rechazarla, bajar impuestos para los ricos o para todos, preocuparse del medio ambiente o promover el urbanismo sin límites, ampliar derechos individuales o bien oponerse a ellos.

No es lo mismo profundizar en el estado laico que afianzar privilegios de la Iglesia, y así un largo etcétera que debería hacer enrojecer al que volviera a utilizar este falso motivo de abstención.

En segundo lugar vendría aquello de “a mí la política no me interesa ni me da de comer”. Por obvio que parezca, aclarémoslo: si quieres que te den de comer no vayas al Ayuntamiento ni al Parlamento, suele dar mejor resultado ir a un restaurante. Pero según como se gestionen las inversiones públicas, sí es probable que nos sea más fácil o más difícil conseguir un trabajo que nos permita ir tirando.

Y por cierto, los que más exhiben su desinterés político y tienen fácil el insulto o la descalificación para diversas actuaciones políticas, disfrazan así de pasotismo lo que no es más que gandulería y falta de compromiso…aunque sólo sea para leer un periódico o ver un telediario.

Otra perla más: “si hace buen tiempo me voy y si llueve me quedo en casa, ¿qué más da un voto más que menos?”. Grave error que interpreto como propio de los creídos y los prepotentes. A más de uno le molesta que su voto valga lo mismo que el de un analfabeto, un recién llegado o un enfermo de Alzheimer…

Pero es que esta es la esencia misma de la democracia: una persona un voto sin mirar formación, recursos ni clase y por esto han luchado las personas más valientes y más lúcidas que la humanidad ha parido. El que considera poca cosa que su movimiento –de casa a la urna- valga sólo por uno debería revisar la opinión que tiene de sí mismo y no mirarse tanto al espejo de los listos.

En cuarto lugar está lo de “son unos vividores que luego hacen lo que quieren”. Cree el ladrón que todos son de su condición. Ni todos roban ni los que roban salen siempre impunes ni los sueldos son tan altos (el fichaje del PP M.Pizarro ganó el pasado año más del triple que todos los ministros juntos, por ejemplo) ni harían lo que quisieran si participáramos más en partidos, asociaciones de vecinos, Ampas, sindicatos y cualquier otra actividad de la llamada sociedad civil. Pero es tan fácil criticar lo que se hace cuando uno mismo no hace nada…

Y he dejado para el final el argumento más hermoso, más juvenil, más ingenuo…y más tonto. El propio del chavalote machote, revolucionario, gracioso y quedón que te suelta el discursillo antisistema, que te tilda de burgués reformista vendido al capital que es la otra cara de una democracia falsa, lejos de las paradisíacas asambleas de la democracia directa y bla, bla, bla… y que termina con aquello de “Oye me voy que se me hace tarde”.

Estos son los más duros de pelar porque no entienden que las asambleas tienen su lugar –poblaciones concienciadas y reducidas-, son fácilmente manipulables –suele ganar el que más grita o más amedrenta- y no salen bien casi nunca, y si no que asistan a la reunión de su escalera de vecinos.

Tal vez cuando miren la etiqueta de sus vaqueros o la marca de gasolina que le echan a su moto, o para quien van a terminar trabajando, verán que el sistema, querido mío, el sistema eres tú.

Y negarse a participar en política es hacerle el juego a las fuerzas más oscuras, - lo que llamaban en la Guerra de las Galaxias “el lado oscuro de la fuerza”- las del puro interés monetario, que sólo tienen como freno y contrapoder unos ciudadanos que se dejan de cuentos infantiles y trabajan con su frescura por un “sistema” donde los ideales que merezcan ese nombre gocen del mayor apoyo posible para reformar y transformar la realidad que, queramos o no, compartimos.

¿Es posible resumir todo lo anterior en una sola línea? Creo que sí: “Déjate de tontunas y vota”.

Para que el cambio avance / Ramón Cotarelo, Empar Pineda y otros

Muchas ciudadanas y muchos ciudadanos queremos intervenir en la campaña electoral por nuestra cuenta, no sólo como espectadores. En las últimas semanas miles de personas han participado en actos reivindicando y defendiendo el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, la no-discriminación por razón de opción sexual, nuevas medidas contra la violencia de género, la prioridad de la sanidad y de la educación públicas, el avance del laicismo en las escuelas y en las leyes e instituciones comunes, el derecho a una vivienda digna, los derechos de las personas inmigrantes que podrían ser aún más mermados por nuevas propuestas xenófobas, etcétera. Otro indicador de ese protagonismo social son iniciativas como el Proyecto 80% y el manifiesto "Para que el cambio avance", al que nos hemos adherido.

Emerge una nueva conciencia sobre la relación entre acción ciudadana y voto, una idea menos litúrgica, más activa y más efectiva. Una idea sencilla. La acción social y el voto deben buscar crear las condiciones más favorables de cara al logro de aquello a lo que aspiramos, de aquello que puede hacer que en España se crezca en libertad, igualdad y justicia.

Sin empuje social, no se avanza. Muchos logros de la legislatura 2004-2008 están, en gran medida, ligados a movilizaciones de gran envergadura. Las movilizaciones contra la guerra, el creciente y potente impulso social de las mujeres, las enormes manifestaciones de lesbianas, gays y transexuales o las que tuvieron lugar contra el Plan Hidrológico, fueron determinantes para algunas de las más destacadas iniciativas del Gobierno y del Parlamento durante esta legislatura.

Ahora bien, los resultados de los procesos electorales tampoco son ajenos a los avances legislativos. Si el 14 de marzo de 2004 hubiese ganado Rajoy, ni las tropas se hubiesen retirado de Irak, ni tendríamos matrimonio sin discriminaciones, Ley de Igualdad y otras muchas cosas. Si la acción ciudadana pudo tomar cuerpo en forma de leyes y decisiones políticas fue porque elegimos un Parlamento con una mayoría plural progresista. Invitamos a quien lo dude a que imagine estos cuatro años con Rajoy, Zaplana y Acebes en el Gobierno. O que recuerde la actividad de varios gobiernos regionales del PP, su boicot a derechos ciudadanos, como los derivados de la Ley de dependencia o las ayudas para vivienda, su cruzada contra Educación para la ciudadanía, su feroz agresión contra personal sanitario público que trataba de paliar el dolor, su apoyo a los grupos que combaten contra el derecho de las mujeres a decidir. ¿Es igual? ¿Tanto da esa derecha como las izquierdas?

Llegan las elecciones 2008. Hemos logrado cosas importantes y faltan muchas por hacer. Nos unen las urgencias pendientes, aunque podamos votar a candidaturas diferentes y tengamos visiones distintas sobre la legislatura que acaba.

Nos une lo que hay que conseguir ahora: más laicismo, nuevos progresos en la igualdad entre mujeres y hombres, la despenalización del aborto voluntario, el derecho a techo, la prioridad de la educación y de la sanidad pública, la creación de nuevos instrumentos de acción contra la xenofobia y la homofobia, una fiscalidad más justa, un impulso federalizante parejo a una mayor redistribución de la riqueza… Eso es lo importante.

¿Cómo lograr que el cambio avance por esa vía? En cualquier caso, manteniendo la presión social en torno a objetivos tan razonables. Y votando. No porque tal o cual resultado asegure automáticamente que esas demandas serán satisfechas, sino porque ganar esos nuevos derechos sería imposible si el PP de Rajoy y Aznar, este PP ultraderechizado, retorna al Gobierno. Más aún, con ellos en el Gobierno en vez de trabajar por avanzar deberíamos centrarnos en defender derechos ya existentes. En vez de exigir la denuncia del Concordato tendríamos entonces que dedicarnos a reclamar que no se toque el derecho de adopción de las parejas formadas por dos hombres o dos mujeres. No perdamos un tiempo precioso ni retrocedamos cuatro años. Votemos y hagámoslo de forma que la nueva composición del Parlamento nos permita exigir avances en vez de tener que frenar un sin fin de retrocesos.

Votemos, como dicen nuestros amigos del Proyecto 80%. Votemos, para que no decidan sin nuestra participación. Votemos, para avanzar. Votemos a las izquierdas. No decimos que se vote a tal o cual candidatura, opción personal que ni siquiera compartimos quienes firmamos este artículo, decimos que votemos a las izquierdas. Votemos para que, de nuevo, en el Parlamento las fuerzas progresistas dispongan de mayoría. Y, antes y después de votar, sigamos moviéndonos por lo que consideramos justo, reivindicando nuevos avances. Pues si suicida sería pensar que "todos son iguales" y que en nada nos afectarán los resultados del 9 de marzo, dejando que una derecha extrema, clerical y autoritaria gobierne, ingenuo sería creer que los logros sociales son regalos que caen desde La Moncloa.

Para avanzar: presión social, voto a las izquierdas y, de nuevo, presión social.