domingo, 9 de noviembre de 2008

Su crisis y la nuestra / Carlos Taibo*

1. La afirmación, muy extendida, que subraya que la crisis de estas horas recuerda poderosamente a la de 1929 se topa con un problema severo: la crisis contemporánea tiene un carácter múltiple que no exhibía la de ochenta años atrás.

Y es que hoy se dan cita, en una combinación explosiva, la crisis del capitalismo global —y de su dimensión especulativo-financiera y desreguladora—, la derivada del cambio climático —un proceso de consecuencias inequívocamente negativas—, la surgida del encarecimiento inevitable de las principales materias primas energéticas que empleamos y, en fin, y si así se quiere, la nacida de un crecimiento demográfico de efectos muy delicados.

En semejante escenario, si la crisis de 1929 sirvió de asiento a la consolidación de los fascismos en la Europa del decenio siguiente, con las consecuencias conocidas, la de hoy anuncia procesos tanto o más inquietantes.

2. La principal respuesta que, ante la crisis, han abrazado los principales centros de poder, en Estados Unidos como en la Unión Europea, es tan insuficiente como inmoral. Su propósito principal no es otro que sanear un puñado de instituciones financieras desde hace tiempo entregadas a prácticas lamentables.

El objetivo, visible, es que cuanto antes puedan volver a las andadas. Al respecto se antoja muy llamativo, por cierto, que apenas se hayan abierto causas legales contra los directivos de esas instituciones.

Tan llamativo como que los gobiernos, convidados de piedra mientras las empresas acumulaban, tiempo atrás, formidables beneficios, acudan ahora presurosos, con el dinero de todos, a su rescate en etapa de vacas flacas.

Bien es verdad que en el terreno formal se postula —véanse, si no, las reiteradas declaraciones del presidente francés Sarkozy— un capitalismo más regulado. Entiéndase bien lo que esto, en los hechos, significa: cuando se sugiere que hay que cancelar los abusos que han acompañado al despliegue del proyecto neoliberal se olvida que este último es, en sí mismo, un abuso.

La parafernalia retórica empleada pretende hacernos olvidar que en realidad no hay ningún designio de abandonar ese proyecto, como lo demuestra, sin ir más lejos, el hecho de que nadie en los estamentos directores de la Unión Europea haya apuntado la conveniencia de prescindir, sin trampas, de un tratado, el de Lisboa, de clara vocación desreguladora.

3. Pero es urgente subrayar que, de nuevo a diferencia de lo que ocurrió con posterioridad a 1929, hoy las respuestas keynesianas se topan con problemas insorteables. El principal de ellos es, sin duda, el que nace de los límites medioambientales y de recursos que acosan al planeta.

Quienes estiman, por ejemplo, que la obra pública en infraestructuras de transporte es una respuesta airosa frente a la crisis deberán explicarnos quién va a utilizar las maravillosas autovías que se aprestan a construir cuando el litro de gasolina, dentro de unos años, cueste seis, ocho o diez euros.

¿Qué es, por cierto, lo que tendrá a bien explicar el presidente Rodríguez Zapatero en una macrocumbre mundial: la racionalidad sin límites de una burbuja inmobiliaria que nada hizo por contrarrestar? ¿Su apoyo de siempre a la miseria que emana del Fondo Monetario, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio?

Si el keynesianismo fue una respuesta funcional para la operación de rescate del capitalismo en el decenio de 1930, hoy, con toda evidencia, ya no lo es. No deja de ser significativa, por lo demás, la ausencia de respuestas que remitan a algo que huela, y permítasenos el oxímoron, a un keynesianismo verde de franca vocación redistribuidora.

4. La condición material de las respuestas neoliberal y keynesiana obliga a poner el dedo en una llaga sangrante: hoy por hoy, e infelizmente, la distinción entre lo público y lo privado tiene un alcance limitado. Si la naturaleza de los intereses privados y de sus juegos macabros salta a la vista, conviene prestar atención a la interesada ambigüedad que impregna la conducta de tantos poderes públicos claramente volcados al servicio de esos intereses.

No se olvide al respecto, y en singular, que la actitud del presidente norteamericano Bush ha sido y es plenamente consecuente: si en el pasado defendió con obscenidad los intereses de las transnacionales estadounidenses, hoy lo sigue haciendo con el concurso de la maquinaria y los recursos del Estado.

Así las cosas, la simple reivindicación de lo público no basta. A la vieja demanda de socialización de la propiedad se suma ahora la necesidad inexorable de evaluar la idoneidad, o la falta de ésta, de la acción de los gobiernos en un escenario en el que, con la anuencia de éstos, son formidables corporaciones económico-financieras que operan en la trastienda las que dictan la mayoría de las reglas del juego.

El esquema correspondiente se ajusta puntillosamente a la bien conocida máxima que invita a privatizar los beneficios al tiempo que las pérdidas, en cambio, se socializan.

5. Es significativo que en estos días a gobernantes y medios de comunicación sólo les preocupe la primera, y la menos importante por ser la más fácilmente solventable, de las cuatro crisis que identificamos. Semejante conducta sólo puede explicarse en virtud, de nuevo, del propósito de salvar la cara al proyecto neoliberal y eludir, con ello, cualquier consideración seria de lo que se nos viene encima.

Al respecto, y dicho sea de paso, la crisis se ha convertido en una formidable cortina de humo que permite mover pieza en terrenos delicados. En las últimas semanas se ha recurrido con frecuencia, en particular, a la aseveración de que la crisis financiera ha dado al traste con los Objetivos del Milenio o con la lucha contra el cambio climático, como si uno y otro proceso no estuviesen muertos antes de la propia crisis.

En la misma línea, sobran las razones para concluir que son muchos los empresarios decididos a aprovechar la tesitura para, con gran contento, prescindir de muchos de sus trabajadores.

Nunca se subrayará lo suficiente, entre tanto, que los 700.000 dólares invertidos en el plan de rescate estadounidense permitirían resolver de una tajada los principales problemas planetarios en materia de sanidad, educación, alimentación y agua. Este dato, por sí solo, se convierte en un fiel retrato de las muchas miserias que tenemos entre manos.

6. Hay que dudar del buen sentido de una percepción que, desde mucho tiempo atrás, marca poderosamente nuestras reflexiones: la que sugiere que, en un imperturbable esquema cíclico, a una etapa de recesión seguirá, por necesidad, otra de bonanza, y a ésta una nueva de recesión… hasta el final de los tiempos.

Si el problema de fondo al que nos enfrentamos en estas horas es la desaparición de la mayoría de los mecanismos de freno que históricamente el capitalismo ha sido capaz de desplegar, su manifestación más clara hoy es la más que razonable duda —fácilmente perceptible en el comportamiento de muchos agentes económicos— de que a la recesión de estas horas le vaya a seguir una etapa de bonanza.

La futilidad de las respuestas neoliberal y keynesiana aconseja concluir que, aun cuando en el corto plazo el capitalismo global pueda abandonar la senda de la recesión, no estará haciendo otra cosa que aplazar unos años su agonía.

7. En la magra discusión mediática que ha cobrado cuerpo sobre la crisis faltan, visiblemente, dos elementos: una consideración crítica de la ratificada condición de permanente injusticia y desigualdad que caracteriza al capitalismo, por un lado, y una conciencia clara, por el otro, de los límites medioambientales y de recursos del planeta.

Al respecto de esta última hay que colocar en lugar central el concepto de huella ecológica, con el recordatorio paralelo de que hemos dejado muy atrás las posibilidades materiales que la Tierra nos ofrece, de tal suerte que en los hechos estamos consumiendo recursos que no van a estar a disposición de las generaciones venideras.

Hasta el momento presente —y seamos generosos en el argumento— hemos reducido un poco la velocidad del barco en el que nos movemos camino de un acantilado, pero en modo alguno hemos modificado el rumbo.

8. Sorprende sobremanera que en la discusión mencionada no haya espacio alguno, en los países ricos, para tomar en serio la imperiosa necesidad de acometer un proyecto claro de decrecimiento en la producción y en el consumo.

Y, sin embargo, bien sabemos que el crecimiento económico, idolatrado, no propicia una mayor cohesión social, genera agresiones medioambientales a menudo irreversibles, se traduce en el agotamiento de recursos con los que no van a poder contar nuestros hijos y nietos, y, por si poco fuere, facilita el asentamiento de un modo de vida esclavo que, al calor de la publicidad, del crédito y de la caducidad, nos invita a concluir que seremos más felices cuantos más bienes acertemos a consumir.

Frente a toda esa sinrazón hay que defender la solidaridad y el altruismo, el reparto del trabajo, el ocio creativo, la reducción en el tamaño de un sinfín de infraestructuras, la primacía de lo local y, en suma, la sobriedad y la simplicidad voluntarias.

Si el decrecimiento y la redistribución de los recursos ganan terreno se podrían reflotar sectores económicos que guardan relación con la satisfacción de las necesidades, y no con el sobreconsumo y el despilfarro, con la preservación del medio ambiente, con los derechos de las generaciones venideras, con la salud de los consumidores y con la mejora de las condiciones de trabajo.

Nada de esto forma parte, sin embargo, del horizonte mental que manejan nuestros gobernantes, en el mejor de los casos interesados por lo que pueda ocurrir, en un par de años, al calor de las próximas elecciones. Sorprende que estas gentes se presenten a los ojos de muchos de sus conciudadanos como personas sensatas y diligentes que tienen solución para todos nuestros problemas.

9. La crisis en curso, que tantos habíamos previsto, anuncia una edad de oro para los movimientos de contestación, que pronto podrán observar cómo, pese al miedo y la sumisión que las autoridades desean crear, muchas gentes están dispuestas a escuchar y asumir mensajes radicales que hace bien poco quedaban rápidamente en el olvido.

Para salir airosos en este nuevo escenario, esos movimientos tienen que combinar la contestación activa del trabajo asalariado y de la mercancía —del capitalismo, para entendernos— con una consideración cabal de las exigencias que se derivan de los límites medioambientales y de recursos del planeta.

Un viejo lema, ’socialismo o barbarie’, se halla hoy de mayor actualidad que en cualquier otro momento de la historia. En su trastienda resuenan las palabras de Walter Benjamin: "La revolución no es un tren que se escapa. Es tirar del freno de emergencia".

10. La consolidación de esos movimientos de contestación/emancipación es tanto más urgente cuanto que por momentos se adivina un renacimiento de muchas de las políticas que abrazaron, ocho decenios atrás, los nazis alemanes, defendidas ahora, no por ultramarginales grupos neonazis, sino por algunos de los principales centros de poder político y económico.

Estos últimos, claramente conscientes de la escasez que se avecina, parecen decididos a aplicar radicales formas de darwinismo social militarizado encaminadas a preservar para una escueta minoría los recursos que todavía se hallan a nuestra disposición.

Muchas de las políticas que abrazan los gobernantes norteamericanos del momento, y muchas de las que se adivinan en una Unión Europea cada vez más firmemente decidida a deshacerse de los inmigrantes que no interesan, se mueven por esa peligrosa avenida.

* Catedrático de Ciencia Política

Carmen Martínez, alcaldesa de Quart, logra la secretaría provincial del PSPV en Valencia

VALENCIA.- Todos esperaban que la lógica imperara ayer en el Congreso provincial del PSPV de Valencia y la «integración» de lermistas y partidarios de Jorge Alarte fuera un hecho. Así lo fue en parte. Por la mañana ambas sensibilidades fusionaron sus intereses en torno a la figura de Carmen Martínez Ramírez, recoge hoy "Abc".

La alcaldesa de Quart de Poblet (nacida en 1962, licenciada en Medicina y Cirugía, casada y con un hijo) consiguió su sueño orgánico de convertirse en la primera mujer que alcanza la secretaría general del PSPV provincial de Valencia. Lo hizo con un apoyo del 92% (379 votos), mientras que el 8% restante (33) votaron en blanco.

Ese elevado nivel de respaldo «emocionó» a Martínez tal y como reconoció en su discurso. La dirigente socialista se puso el «traje» de José Luis Rodríguez Zapatero y de Jorge Alarte a cuyo impulso, según explicó, debe su proyecto.

Muy en la línea de Zapatero, la nueva secretaria provincial echó mano de eslóganes que calan fácil y se sumó al carro de Barack Obama. Asegura no saber si Camps es de Obama «pero sí estoy segura que si Obama fuera de Valencia nunca sería de Camps» decía entre los aplausos del plenario.

Vítores que se repitieron cuando criticó la forma de impartir Educación para la Ciudadanía que ordena el Consell y afirmaba que los valencianos sólo quieren decir en inglés «Bye, bye» a Camps.
Las acusaciones al PP de practicar una «economía de ladrillo» (pese a las últimas detenciones de alcaldes socialistas) o de ser un partido «adicto al fraude y la mentira», también cupieron en su discurso.

También hizo autocrítica porque su partido debe «cambiar la forma de relacionarse con la sociedad» y prometió integrar a todos en su proyecto porque «aquí no sobra nadie».

Palabras baldías porque por la tarde Martínez tuvo que sufrir una durísima negociación para configurar su Ejecutiva. Jorge Alarte restó importancia a las discrepancias surgidas y afirmaba que «lo que ha habido es mucho diálogo».

Ese diálogo fue en realidad una pelea de sillón por sillón en la Ejecutiva lo que demostró que las heridas de lermistas y alartistas no están ni mucho menos cerradas. El veto de los negociadores de Alarte a todos los partidarios de Francesc Romeu rompió las negociaciones.

Así, el presidente de la Ejecutiva que, en principio iba a ser Francesc Signes (de Nou Socialisme Valencià, cercano a Ximo Puig) fue definitivamente a parar a manos de Francisco Salt (alcalde de Algimia de Alfara y hasta hace unos años independendiente) que carece de peso orgánico y que encabeza una agrupación pequeña. Su designación sorprendió a todos.

El resto del primer escalón permaneció «intacto» según el boceto original y así Rafael Rubio (que apoya a Jorge Alarte) es el vicesecretario general y Rafael García (de la confianza de José Luis Andrés Chavarrías y los responsables de finanzas del PSPV) es el secretario de Organización.

La tardanza en las votaciones originó entre los delegados que iban a votar (cuatro horas de espera) momentos de tensión en los que se produjeron abucheos y aplausos de mofa hacia lo que consideraban una «situación intolerable».

Los socialistas cierran el congreso de Valencia sin dirección de integración

VALENCIA.- El congreso constituyente de los socialistas en la provincia de Valencia respetó el guión del consenso hasta que algo se torció. Después de dos semanas de negociaciones para conseguir una dirección de consenso, el acuerdo estaba roto y se votaba una lista, con la alcaldesa de Quart de Poblet en la secretaría general y el alcalde de Algimia, Francisco Salt en la presidencia, según "El País".

El desconcierto se apoderó del congreso cuando Carmen Martínez anunciaba pasadas las ocho de la tarde y después de tres horas de conversaciones con el sector afín al diputado y alcalde de Morella, Joaquim Puig, una lista de integración, pero enteramente suya.

Minutos antes el bloque de Puig daba por rota la negociación y una dirección de consenso al entender que Martínez, arropada por el líder del PSPV, Jorge Alarte, vetaba por segunda vez a las personas elegidas por Francesc Romeu para representarle en la dirección provincial.

Los críticos con Martínez y Alarte les acusaron de tensar el acuerdo para dividirlos, una vez que ya la alcaldesa de Quart había sido elegida con el 92% de los votos. El entorno de Martínez insistía en que no podían formar parte del equipo personas que no compartían las líneas esenciales del proyecto que ella defiende.

Ya por la mañana personas de la órbita de Romeu presentaron a la mesa del congreso un escrito oponiéndose a, como estableció Zapatero, abstenerse en la votación de los presupuestos del PP.

La bronca había asomado también por la mañana en las comisiones donde se discutían las resoluciones de estatutos y política. Unos documentos que no se distribuyeron entre los delegados hasta poco antes del cónclave.

En la comisión de estatutos, varios delegados exigieron que se aparcara la aprobación de los mismos hasta que se debatieran y enmendaran en un congreso extraordinario o en una conferencia política posterior. También volvió a plantearse la elección por sufragio universal de los delegados del secretario general del partido, que el documento oficial no recogía.

A mediodía se fueron todos a comer con un mal sabor de boca, pero con ánimo de reconducir la situación por la tarde. Y se consiguió. Al final se acordó que las cuestiones más polémicas se elevan a consultas a los órganos federales o nacionales del partido.

Las disputas lograron sin duda envenenar el consenso en torno a los órganos de dirección. Rota la negociación, a las ocho y media de la tarde, con la lista a punto de fotocopiarse y pasar a votación, Francesc Signes, cabeza visible del grupo de Puig en Valencia, pidió tiempo, pero al final se cumplió el plazo sin acuerdo.

La agrupación local del PSPV de Alicante votó una candidatura de consenso, encabezada por el secretario local, Roque Moreno.

El PSPV se fractura otra vez en el congreso de Valencia y Jorge Alarte sufre para afianzarse

VALENCIA.- Jornada taquicárdica la que se vivió este sábado en los pasillos del hotel donde el PSPV celebró su primer congreso provincial. Reuniones, rumores, corrillos y mucha espera para saber los nombres de los componentes de este nuevo órgano, según "El Mundo".

Las noticias se sucedían de forma contradictoria; había consenso y se rompía; volvía a cerrarse un acuerdo in extremis, se empezaban a fotocopiar las papeletas y, de nuevo, bronca y discrepancias para desesperación de los delegados que hacían cola frente a las urnas de votación. Más de cuatro horas tuvieron que esperar para decidir quienes compondrían la nueva dirección provincial del partido.

Finalmente, todo por los aires y los socialistas valencianos volviendo a las andadas y demostrando que la batalla por los nombres y por los cargos no es una cosa del pasado. Así, Carmen Martínez, que por la mañana se había proclamado secretaria general de la provincia con un holgado 92% y tan sólo un 8% de votos en blanco, vio como el apoyo a su ejecutiva se reducía notablemente por la tarde.

Su propuesta —en la que se incluía al alcalde de Algimía de Alfara, Francisco Salt, como presidente en detrimento de Francesc Signes (el nombre pactado con Puig hasta horas antes)—, recibió el 61,60% de los votos a favor. La bajada de 30 puntos respecto a la votación de la mañana fue el castigo de los que no estuvieron incluidos en la candidatura. Así, hubo un 36,40% de los votos en blanco. además, hubo un 82% de participación.

Y es que en la lista presentada por la alcaldesa de Quart únicamente figuraban dirigentes próximos al secretario general Jorge Alarte. La discusión entre si los afines a Francesc Romeu debían o no estar en la candidatura —y en qué número— contaminó el acuerdo.

Las versiones de lo ocurrido son bien distintas. Los próximos a Alarte consideran que a última hora, los fieles a Romeu intentaron aumentar su cuota en la ejecutiva. Los negociadores de Martínez no pasaron por el aro y se rompió el acuerdo. Hubo intentos de recomponerlo pero no fue posible.

Desde el entorno del que fuera rival de Alarte se acusa al secretario general de vetar a su gente y mantener a la de Joaquim Puig para intentar deshacer la entente que ambos forman desde el congreso de país. Además, acusan abiertamente líder del PSPV de incumplir el pacto que se había cerrado durante toda la semana.

«Si no hubiera habido acuerdo, Martínez no habría sido respaldada de forma tan abrumadora; ha sido una burla al pacto que teníamos alcanzado», explicó Romeu. Y iba más allá advirtiendo que lo sucedido dificulta cualquier acuerdo de futuro, una clara advertencia de cara al congreso de Valencia ciudad.

El malestar en la elección de la ejecutiva se mitigaría, en parte, a la hora de votar los nombres del comité provincial (órgano de control de la ejecutiva) y del comité nacional. En estos el pacto se respeto y la oposición formada por el ticket Puig-Romeu mantuvo su cuota con alrededor del 40% de los integrantes de ambos órganos.

La Policía de la Generalitat realiza más de 12.450 servicios relacionados con el juego entre enero y octubre

VALENCIA.- Los agentes del grupo de Juego y Establecimientos y Espectáculos Públicos de la Policía de la Generalitat han realizado 12.456 servicios relacionados con el juego durante los diez primeros meses de 2008, un 38,4 por ciento más que durante el mismo periodo del año pasado, cuando los agentes de este grupo efectuaron 8.999 actuaciones de este tipo, según resaltó hoy en un comunicado el secretario autonómico de Gobernación, Luis Ibáñez.

Por provincias, el Grupo especializado en Juego intervino en 7.532 asuntos en la provincia de Alicante, 2.880 en la de Valencia, y en último lugar, en la de Castellón con 2.044 casos.

Ibáñez señaló que el objetivo de estas inspecciones es "velar por el correcto cumplimiento de la normativa vigente por parte de los propietarios de los establecimientos dedicados al juego y las apuestas en sus diferentes modalidades, y en general de cualquier actividad por la que se arriesguen cantidades de dinero".

Los agentes de este grupo especializado de la Policía de la Generalitat se dedican a inspeccionar los pubs, discotecas, cafeterías, salones de juego y recreativos; y revisan las máquinas recreativas de los locales. Este grupo, además, eleva propuestas de sanción cuando detecta alguna irregularidad.

En este sentido, Luis Ibáñez destacó que ha descendido "notablemente" el número de propuestas de sanción iniciadas por los agentes de este Grupo durante el periodo de enero-octubre de este año "lo que pone de manifiesto la efectividad de la labor realizada por la Policía de la Generalitat así como el compromiso de los propietarios de este tipo de locales por cumplir con la normativa vigente".

En concreto, durante los diez primeros meses de este año, los agentes de la Policía de la Generalitat han inspeccionado un total 4.147 locales que realizan actividades relacionadas con el juego, y se han iniciado 199 propuestas de sanción por detectar alguna irregularidad, un 48,2 por ciento menos que durante los diez primeros meses de 2007 cuando se iniciaron 384 propuestas.

La mayoría de los locales inspeccionados han sido establecimientos hosteleros -3.998- y en menor número, salones de juego -104- y salones recreativos -23-, entre otros.

Asimismo, los agentes han inspeccionado 5.823 máquinas de juego y han precintado 2.862 máquinas de este tipo, es decir, 2.760 más que las precintadas durante el mismo periodo de enero a octubre del año pasado siendo la mayoría de ellas de premio en metálico --2.760--, mientras que las 102 restantes han sido máquinas recreativas sin premio económico.

El ex director del banco suizo UBS devuelve ocho millones de su sueldo

GINEBRA.- El ex director general del banco suizo UBS Peter Wuffli anunció este domingo en una entrevista que renunciaba a 12 millones de francos suizos (ocho millones de euros) previstos en su contrato, mientras aumentaba la presión para disminuir los salarios de los directivos de esa entidad.

"En total, devolví 12 millones de francos que me correspondían según el contrato de trabajo", declaró Peter Wuffli, en una entrevista publicada por el semanario de lengua alemana NZZ am Sonntag.

El ex director general de UBS, que dejó su cargo en julio de 2007, justificó su decisión afirmando que se trataba de "un gesto de solidaridad con los dirigentes y los empleados de UBS, que llevan a cabo un trabajo extraordinario en una situación difícil".

El sábado, el ministro suizo de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, pidió a "los ejecutivos de UBS que reembolsasen espontáneamente esas ganancias suplementarias inmerecidas".

"Ni los bancos, ni los reguladores, comprendieron la magnitud de los riesgos", indicó Peter Wuffli, al comentar las pérdidas sufridas por el principal banco del país, que fue apoyado por un amplio plan de rescate de las autoridades suizas.