lunes, 17 de septiembre de 2007

El aliento de Toni Negri / Fernando Untoja

Antonio Negri, o Toni Negri, es el nuevo intelectual de moda que nos llega de Europa, dotado de sus nuevas categorías o jergas, causa furor y, sobre todo, en capas sociales sedientas de recibir en forma acrítica lo que llega de lejos.

Negri se convierte en el referente para aquellos que necesitan de animadores; por eso las categorías como "imperio", "multitud", "contrapoder" son escupidas diariamente por aquellos indigenistas que sólo ven “multitudes”en desfiles “pluri-multi” en la asamblea. Si antes fue Gramschi, Althusser, Foucault, Bourdieu... ahora es Toni Negri, convertido en el gurú para la práctica política de los dirigentes masistas. Pero ¿que es lo que seduce tanto a los anti-imperialistas?

La tesis central de Negri es que Lenin quedó en el museo de la revolución, pues la etapa del imperialismo, que se caracterizó como "etapa superior del capitalismo", habría terminado y su lugar, estaría ocupado por "el imperio". Recordemos que en la etapa del imperialismo había Estados Nacionales fuertes, que eran verdaderos centros de poder. Había pensamiento “del nosotros” y “los otros”, de un interior y un exterior. El capitalismo no había logrado todavía incorporar a toda la Humanidad en su interior a pesar de su carácter imperialista.

El imperio para Negri es el paso al englobamiento de todo lo externo al capitalismo. En esta nueva estructura ya no hay más centros, menos aún, el Centro. Por tanto la lucha de liberación es contra nadie y contra todo. Negri señala que "Estados Unidos no constituye y en realidad, ningún Estado-nación puede hoy constituir el centro de un proyecto imperialista. El imperialismo ha terminado. Ninguna nación será líder mundial como lo fueron las naciones europeas modernas".

Para Lenin esta posición es apenas una media verdad, por tanto un error. Es cierto que el liderazgo que ejercían países como Holanda e Inglaterra, no puede ser ejercido con la misma fuerza, ni del mismo modo en la actualidad. Pues el poder de los grupos económicos, los gigantescos monopolios y oligopolios, ha crecido desmesuradamente poniendo a su servicio a los Estados. ¿Entonces quien dirige el Imperio? Concluir que Estados Unidos no constituye el centro del poder imperial, es falso.

Cierto que los poderes económicos tienen una cierta independencia del poder político, pero no por eso se concentran en países africanos o sudamericanos, sino que los inmensos poderes económicos de las transnacionales actuales se concentran en las naciones más poderosas: USA, Unión Europea y Japón. Por eso el grupo de los ocho define la estrategia mundial desde centros de poder imperialistas en función de las transnacionales, que son la base del poder de dichos Estados.

El Estado-nación y las empresas que funcionan con naciones-Estados son ahora más fuertes que nunca. Estados y multinacionales funcionan así en una relación sinérgica. Para Negri todo centro de poder se ha difuminado, se ha des-territorializado, de manera que no se lo puede ubicar en ninguna parte, salta de un lado a otro.

Derrida, el gran des-constructor nos invita a saltar del centro a la periferia y de ésta al centro. Es decir, cualquier lugar es mi hogar. Esto es cierto para el poderoso pero no para los migrantes maltratados en los países desarrollados. Negri nos dice que todo es difuso arriba, todos son flujos que van y vienen, no hay dónde aferrarlos, no hay dónde atacar. Dispersión absoluta, a la cual le responderá otra dispersión, la "multitud".

El imperio según Negri ha hecho prácticamente desaparecer lo que antes, en la etapa del imperialismo, se denominaba primer mundo, segundo mundo y tercer mundo, porque "se han mezclado en un revoltijo tal que continuamente hallamos el Primer Mundo en el Tercero, el Tercero en el Primero y casi ya no encontramos el Segundo en ninguna parte. La lógica del Capital parece desenvolverse en un campo homogéneo y en un mundo uniforme. Estaríamos entonces, en realidad, con y en un mundo definido por nuevos y complejos regímenes de diferenciación y homogeneización, desterritorialización y reterritorialización.

Pero recordemos que la lógica del Capital entretiene la desigualdad en el proceso de desarrollo, pues está siendo una necesidad. Esa desaparición de los mundos, dicha de esa manera, configura también un error. En primer lugar, siempre hubo en el primer mundo un tercer mundo y viceversa. Lo que es nuevo, en este proceso es la fisura en esos mundos o sub-mundos, es decir cualquiera de los mundos. Y es éste proceso dialéctico el que es negado por Negri. En segundo lugar, afirmar que Haití, Bolivia, Argentina, el Congo pertenecen al mismo primer mundo que Estados Unidos, es, por lo menos, una carga grosera. Es el caso de países que se decían ser del primer mundo, que en determinados momentos de la historia reciente cayeron desbarrancados a niveles inferiores al llamado tercer mundo.

Entonces ¿donde está el mundo único? ¿No será más bien, que la posición de Negri apunte a ser consuelo para los que están en el “tercer mundo”? Es decir una ideología imperialista para mantener a los colonizados en un estado de simple “multitud” jocosa y masificada.