sábado, 3 de mayo de 2008

Moody’s se cubre frente a la banca española / Fernando González Urbaneja


Las agencias de rating no pasan por su mejor momento; la crisis financiera se les coló de golpe por su puerta principal sin que sonaran las alarmas; quizá estaban desconectadas o en espera de sustitución. Acomodadas a mercados alcistas, calificaron con sello de caucho, de oficio, sin revisar el contenido de los paquetes que les presentaban los intermediarios financieros y que iban directos a mercados ávidos de papel para comprar.

Cuando abrieron los paquetes, cuando los plazos de amortizacion vencieron y los deudores se llamaron andana, los ojos se volvieron a los calificadores y éstos no tuvieron respuesta. Los acreedores se han quedado sin cobrar, por ahora, y los calificadores avergonzados y desprestigiados, porque no habían hecho bien su trabajo. Ahora les toca revisar procedimientos y enfatizar el rigor, volver a vestir trajes oscuros y mostrar semblantes graves ante los calificados.

Uno de esos calificadores, Moody’s, ha rebajado y endurecido su opinión sobre las perspectivas de la banca española, y en concreto de algunas cajas locales, con el razonamiento de que la evidente crisis del sector inmobiliario español acabará afectando a la solvencia de los balances y a los resultados futuros.

Ni al Banco de España ni a la CECA (ni a las cajas, por supuesto) les ha gustado la decisión de Moody’s y la critican. No les falta razón, los razonamientos de la agencia son demasiado mecánicos, poco finos. Pero no se trata, necesariamente, de una mala noticia, más bien inevitable, lógica. Ahora toca volver a acreditar que el calificador actúa con ligereza, que pone la venda antes de verificar la herida.

Los resultados del sistema financiero español durante el primer trimestre han sido buenos, bastante buenos con la que está cayendo. La morosidad ha subido, las provisiones también, y en ningún caso se producen pérdidas o dificultades de balance.

Aunque las ventanillas de crédito se han entornado y las exigencias de garantías y los precios de la financiaciòn se han endurecido, las entidades financieras mantienen un razonable ritmo de financiación, menos de la que demanda el mercado pero suficiente para evitar el colapso.

Las entidades españolas han empezado a refinanciar sus activos en los mercados mayoristas con un diferencial algo mayor pero buenos resultados. Además han crecido las operaciones de pasivo interno porque los precios son interesantes y porque a una menor inversión corresponde más ahorro. De tal manera que la necesidad de financiación externa es menor, lo cual aliviará la presión de la deficitaria balanza de pagos.

La solvencia del sistema financiero español es un activo para transitar por la crisis con ciertas garantías, que la cuestionen los calificadores es lógico, pero si a finales de año el sistema sigue sólido su credibilidad habrá ganado muchos enteros. Los británicos no acaban de comprender que los bancos españoles sean tan eficientes, pero si la realidad no confirma sus tesis tendrán que cambiar las conclusiones.

Con respecto a las cajas, tan locales, tan cercanas, el manual dice que si los activos se deterioran sus cuentas y balances se resienten, pero el manual no aprecia la capacidad de adaptación, el conocimiento de los detalles y del mercado que les dota de herramientas de gestión poco habituales.

Calvo Sotelo, solvente y enigmático / José Antonio Zarzalejos


Con las siguientes palabras comienza el último de los tres libros –Pláticas de familia (2003)-- que escribió el fallecido ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo: “Mataron a Calvo Sotelo. ¡Fixeron ben! Esta es la primera opinión política de la que guardo memoria. Me la gritaron al pasar por el Cantón de Ribadeo, camino de la casa de mis abuelos en la calle Paz –la Casa de Abajo, la casa de Bustelo--, el lunes 13 de julio de 1936. Yo acababa de cumplir diez años y los autores del grito me parecieron unos hombretones, aunque tal vez eran sólo unos rapaces maleducados y provocadores.”

Este párrafo define a un hombre importante de la democracia española: en sus apellidos vinculados a la política del siglo XX –tanto por Calvo Sotelo (monárquico) como por Bustelo (liberal)—y en sus modos personales y públicos de conducirse, sin dogmatismos, siempre, o casi siempre, con un margen para la duda, la benignidad y, en todo caso, la tolerancia.

Leopoldo Calvo Sotelo era, en su biografía personal y familiar, un hombre de afectos y de lealtades, pero también de contradicciones ideológicas que supo reducir en una trayectoria meritoria y leal consigo mismo. Se insertaban en su apellido y en su clan desde un tío abuelo –Adolfo Vázquez Gómez—fundador de la masonería en Uruguay, hasta un tío carnal tenido por el protomártir del Alzamiento Nacional (José Calvo Sotelo), siguiendo por la saga de los Bustelo –liberales confesos—, llegando a parientes cercanos socialistas como Fernando Morán – su cuñado, ex ministro de Exteriores con Felipe González—o Mercedes Cabrera Calvo Sotelo, actual ministra de Educación y Asuntos Sociales y su mujer –inseparable y admirablemente discreta--, Pilar Ibáñez Martín, hija de uno de los ministros de Educación más conspicuos del general Franco. Así que nuestro querido ex presidente era una resultante ideológica que sólo podía militar con autenticidad plena desde primera hora –luego de hacerlo en el monarquismo parlamentario juanista—en el moderantismo de la Unión de Centro Democrático.

Calvo Sotelo fue, además de un hombre de estudios técnicos (ingeniero de Caminos, Canales y Puertos), un gran humanista. Su prosa fina e irónica le consagró como un magnífico conferenciante y articulista (no puedo por menos que agradecer las muchas Terceras de ABC y artículos –como ese memorable “En el principio fue el Rey” en el número especial de noviembre de 2000 con motivo del XXV aniversario de la proclamación de Don Juan Carlos I, que firmó durante los más de siete años en los que desempeñe, siempre con su afecto, la dirección de ese periódico) y un relator agudo en textos del máximo interés como el titulado “Memoria de la Transición” (1990) y “Papeles de un cesante: la política desde la barrera” (1999). Amigo, aunque no confidente, de Adolfo Suárez recogió su testigo cuando su intuición inteligente le decía en 1981 que la labor transitoria de UCD había concluido.

No se embarcó en el Centro Democrático y Social del abulense y abandonó el partidismo porque, como hombre de Estado que siempre fue, entendió su misión en una coyuntura histórica, apartándose luego “a la barrera” –como a él gustaba decir-- para alzarse en referencia de un estilo elegante y señero en el que la serenidad y la ironía se adueñaron de su forma de ser y de estar. También de decir y de aconsejar. Jamás alardeó de su experiencia profesional y política –desde presidente de Renfe hasta ministro de Comercio, Obras Públicas y Relaciones con las Comunidades Europeas, alcanzando, primero la vicepresidencia económica del Gobierno (1980) y luego –tras el traumatismo del 23-F de 1981—la presidencia que ostentó con la mayor de las dignidades, entregando la posesión de la Moncloa al PSOE tras la mayoría absoluta del socialismo en octubre de 1982. Y, en ocasiones, siendo él consciente de cierta preterición honorífica, soportó con ese senequismo galaico que le distinguía la invisibilidad con la que la desagradecida política española regateaba el reconocimiento a sus méritos.

La muerte de Leopoldo Calvo Sotelo y Bustelo, marqués de la Ría de Ribadeo, tiene el significación de lo insólito: se va el primero de los cinco presidentes del Gobierno que ha tenido la democracia española desde el pacto constitucional de 1978; y se va cuando su compañero de fatigas –más joven que él--, Adolfo Suárez, ya no puede llorarle porque el vacío se ha adueñado de su vida invivible.

La marcha del que fuera el más breve de los jefes de Gobierno de la democracia española se produce en la agitación de una derecha democrática que manosea la brújula sin hallar el norte y en la levedad de una izquierda improvisadora. Pero su partida al más allá –era creyente y era consecuente—nos reta a desentrañar las claves de la Transición que están en sus libros y en sus artículos. La información que se deja caer en esos textos es preciosa para historiadores y periodistas porque Calvo Sotelo fue un hombre solvente pero enigmático, amigo de meigas, de palabras ambivalentes y convicciones serenas y firmes.

Huyó de la pedantería profesoral y, por eso, como reto y como retrato, concluyó así el último de sus libros: “Por eso no predicaré homilías prudentes a mis hijos y me limitaré a desearles, desde esta última página, una buena navegación por el boisterous sea of liberty, “por el ruidoso mar de la libertad” que dijo Jefferson.” En la libertad creyó y libre se ha ido. Ahora le ha de acompañar –póstumo, como siempre en España—el agradecimiento.

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Muere el ex presidente del Gobierno Calvo Sotelo

MADRID.- El ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, ha muerto esta tarde en su casa de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, a los 82 años, de forma repentina debido a una parada cardio rrespiratoria. Sin embargo, había sufrido una caída hace unos meses, de la que no llegó a recuperarse en su totalidad y a consecuencia de la cual sufrió un progresivo empeoramiento en su estado de salud. Hace nueve meses ya sufrió un segundo infarto pese a ser una persona que se cuidaba con bastante autodisciplina.

Estaba casado con Pilar Ibañez-Martín Mellado, con la que tenía ocho hijos: Leopoldo, María del Pilar, Juan Víctor, Pedro José, Víctor María, José María, Andrés y Pablo, y era cuñado del ex ministro socialista de Asuntos Exteriores, Fernando Morán. Era también yerno del ex ministro franquista de Educación, ex diputado y ex presidente de la Diputación Provincial de Murcia, José Ibañez Martín, y de la noble lorquina María de los Ángeles Mellado y Pérez de Meca, condesa de Marín e hija de los condes de San Julián.

Está previsto que la capilla ardiente se instale mañana, domingo, a las 9,30, en el salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. El cortejo fúnebre será recibido en la puerta de los leones por el presidente del Gobierno, el presidente del Congreso y el presidente del Senado. También está prevista la visita de los Reyes de España y de los Príncipes de Asturias.

Tras recibir el homenaje y la despedida, el féretro será trasladado el lunes a la localidad gallega de Ribadeo para recibir sepultura por ser el pueblo al que estaba más allegado y donde ya ondean las banderas a media asta.

Los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, presidirán el próximo jueves un funeral de Estado en la Catedral de La Almudena a las 20.00 horas en memoria del ex presidente Leopoldo Calvo-Sotelo.

Al acto asistirá también el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y las primeras autoridades del Estado, según informa en un comunicado el Ministerio de la Presidencia. El Gobierno decretó hoy tres días de luto oficial.

La última aparición pública del ex presidente Calvo Sotelo se produjo el pasado 14 de febrero en un acto organizado por el Fórum Europa, en el que intervino el vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes.

Previamente, el 9 de enero Calvo Sotelo asistió en El Pardo a la celebración, con altos representantes del Estado, del 70 cumpleaños de Don Juan Carlos. Los Reyes presidieron entonces la mesa principal, rodeados del propio Leopoldo Calvo Sotelo , Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

Hombre adusto y de temperamento frío, estaba considerado una persona de gran cultura y poseía varias condecoraciones, como la Gran Cruz del Mérito Civil, la de Carlos III o la Medalla de las Cortes de Aragón.

Leopoldo Calvo Sotelo es el primer presidente de Ejecutivo de la democracia que fallece. En Madrid nació el 14 de abril de 1926. Su actividad política se remonta a la década de los setenta aunque durante su juventud ingresó en la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, en las Juventudes Monárquicas y en 1957 fue uno de los fundadores de Unión Española, de carácter monárquico posibilista.

Inició el Bachillerato en Ribadeo (Lugo) y lo terminó en el Instituto Cervantes de Madrid. Terminó sus estudios de ingeniero de Caminos en 1951, pasando años después a ocupar diversos cargos directivos como la presidencia de Renfe en 1967.

Tres años después fue nombrado consejero delegado de Unión Explosivos Riotinto, S.A. Posteriormente elegido procurador en Cortes como representante de los empresarios de industrias químicas, puesto que ocupó durante cuatro años, hasta que en 1975 fue designado ministro de Comercio en el primer Gobierno de la Monarquía, que presidía Arias Navarro y del que formaban parte como ministros Adolfo Suárez o Manuel Fraga entre otros.

Al ser nombrado Suárez presidente, fue nombrado ministro de Obras Públicas, en julio de 1976.

Dimitió del cargo para presentarse a las primeras elecciones democráticas (1977) y concentrarse en la organización del nuevo partido que habría de ganarlas: la Unión de Centro Democrático (UCD), del presidente Suárez. Su carrera política continuó en ascenso: portavoz de UCD en el Congreso (1977-78), ministro para las relaciones con la Comunidad Económica Europea (1978-79), vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos (1980-81)

Durante la votación a su candidatura como Presidente del Gobierno (23 de febrero de 1981), irrumpieron en el Parlamento varios guardias civiles armados que, bajo el mando del teniente coronel Antonio Tejero, pretendían dar un golpe de Estado militar, intento que hoy conocemos como 23-F. El gobierno de Calvo Sotelo nacía pues en unas fechas en que las manifestaciones populares en contra de una involución política, el paro y la debilidad de la coalición política permanente protagonizaban la actividad pública española.

Su mandato además de iniciarse con un golpe de estado finalizó con el desmantelamiento de la Conspiración golpista para el 27 de octubre de 1982, que estuvo mejor preparada que la del 23 F, pero que con la colaboración de los principales medios de comunicación y para no crear alarma social, fue minimizada.

Durante su mandato, la decisión más relevante fue la adhesión de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que fue muy disputada por la oposición dirigida por el Partido Socialista Obrero Español (aunque más tarde y una vez en el poder, el Gobierno socialista convocó - y ganó - un referéndum a favor de la permanencia en la OTAN en 1986).

Fue también, durante unos meses, presidente de la UCD.

En 1982 ocupa el segundo puesto en la lista electoral de dicho partido por Madrid, que encabezaba Landelino Lavilla, se produce la debacle electoral de UCD, pasando de ser el partido del gobierno a tener una docena de diputados. Calvo Sotelo solo consigue ser diputado por la dimisión de Lavilla.

Tras esto, es elegido miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en 1983 y eurodiputado en el Parlamento Europeo en 1986, integrado en el Partido Popular Europeo.

Dos hijos suyos han sido secretarios de Estado con los gobiernos de José María Aznar.

Aunque no ejercía cargo alguno, participaba a través de conferencias, artículos o entrevistas en los debates sociales y políticos. Próximo a las tesis del Partido Popular, formación en la que no militaba, en reiteradas ocasiones había pedido el voto para esta formación y ofreció su apoyo a José María Aznar.

Coincidiendo con el XXV aniversario de la Constitución, el ex presidente del Gobierno aseguró que la Carta Magna española "ha probado su eficacia dándonos un largo período de estabilidad institucional".

En la actualidad, era miembro del Patronato del Real Instituto Elcano.

El 25 de junio de 2002 el Rey Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de la Ría de Ribadeo con Grandeza de España.

Es tío de Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, ministra de Educación en la VIII Legislatura de España y sobrino carnal de José Calvo Sotelo ministro de Hacienda durante la Dictadura (Directorio Civil) de Miguel Primo de Rivera y fundador del Bloque Nacional durante la Segunda República Española.

Ha escrito varios libros: Pláticas de familia (2003), Papeles de un cesante (1999) y Memoria viva de la transición (1990).