VALENCIA.- Las Fundación Alternativas, el laboratorio de ideas del PSOE, propone en uno de sus últimos informes la necesidad de favorecer las fusiones de cajas de ahorro dentro y fuera de sus respectivas comunidades autónomas. Aunque la idea no es nueva, el cambio de ciclo económico puede favorecer este tipo de operaciones, según los expertos, y que revela "El Boletín".
Fusiones entre cajas interregionales, eficiencia en la gestión e independencia política. Así son las claves que propone la Fundación Alternativas, think tank próximo al PSOE, para remodelar el sistema español de cajas de ahorro en un informe fechado el pasado mes de diciembre de 2007 y realizado por los profesores Ángel Berges Lobera y Alfonso García Mora.
Ninguno de ellos es un recién llegado. Berges es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad Autónoma de Madrid y director general y socio fundador de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Y García Mora, director de consultoría bancaria y del departamento internacional del Grupo Analistas, habiendo dirigido proyectos para el Banco Mundial, International Finance Corporation y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Lo único que rechaza el informe es la reforma del marco jurídico. Ahí no está el problema. Hasta el momento, la bonanza económica, muy unida al auge inmobiliario, había aparcado las iniciativas orientadas a la fusión de las cajas de ahorro en España y en la Comunidad Valenciana. "Había tarta para todos", se asegura los autores.
Ahora que el contexto económico es menos favorable reaparecen las dudas sobre la capacidad de muchas cajas para "sobrevivir". De hecho, ha sido la buena salud económica de la nación la causante, según los autores del informe, de que no se haya alterado la nómina de cajas en una década, mientras que en otros países se ha reducido de forma sistemática.
Con este objetivo, la fundación -cuyas propuestas han sido asumidas en distintas ocasiones por el Gobierno Zapatero-, no descarta ninguna combinación. "Ante la eventualidad (bastante probable) de un entorno que pueda presionar hacia operaciones de fusión para ganar eficiencia, parece razonable favorecer que las fusiones se puedan llevar a cabo entre cajas de diferentes comunidades autónomas con la misma facilidad que dentro de una comunidad", señala el informe en sus conclusiones.
No es la primera vez que se plantea políticamente esta posibilidad que, además, no va en contra de las normas sobre competencia. Ejemplo de ello fue la propuesta a principios de los años 90 de una fusión entre la valenciana Caja de Ahorros del Mediterráneo y la aragonesa Ibercaja, negociada en el máximo secreto. El trabajo realizado entre ambas llegó a establecer un calendario de unión y la designación de la ciudad para la sede, Alcañiz, municipio histórico turolense próximo a Castellón.
Un brindis al sol
Aunque este acuerdo resultó un brindis al sol, lo cierto es que las cajas de ahorro valencianas son el resultado de fusiones tanto provinciales como interautonómicas. El caso más evidente es la CAM, ya que entre sus entidades fundadoras en los años setenta se cuentan tanto la Caja Provincial de Ahorros de Alicante, Valencia y Torrente como la de Alhama de Murcia. Bancaja también ha crecido integrando entidades de varias provincias (Alicante, Valencia y Castellón).
De todos modos, la fusión no tiene por qué significar necesariamente la desaparición de la entidad. De hecho, la Fundación Alternativas apunta como posibilidad el desarrollo de fusiones que permitan obtener ventajas sin padecer los inconvenientes, sobre todo por la pérdida de la vinculación territorial y la consiguiente pérdida de clientes.
"Se trataría de promover mecanismos de alianzas reforzadas o fusiones que mantengan la imagen y cercanía de las cajas fusionadas", apunta el informe. De esta forma, las entidades podrían ganar volumen sin incurrir en los costes de la "desnaturalización y desapego" territorial, cuando son la cercanía y la identificación territorial dos de los atributos mejor valorados por sus clientes.
El intento de fusionar las dos principales cajas valencianas, Bancaja y Caja Mediterráneo, fue uno de los más denodados (e infructuosos) empeños de varios gobiernos valencianos de distinto signo. Por contra, el actual presidente, Francisco Camps, presume de que su negativa a esta unión "es una de las apuestas políticas de las que más feliz" se siente.
Por encima de la conveniencia de tales estrategias, gestos políticos como éstos demuestran otro de los pecados capitales de las entidades que denuncia el informe, la dependencia política. La participación de las cajas en proyectos empresariales impulsados por Generalitat, como Terra Mítica o la Fórmula 1, agrava las sospechas, en perjuicio del "rigor y la credibilidad" de la entidad. Por ese motivo, se debe "eliminar cualquier percepción externa de que las cajas son utilizadas como brazo inversor de sus comunidades autónomas".
Por encima de cualquier otro interés, los autores del informe imponen a las cajas los deberes de cualquier otra entidad: "Ser autónoma para decidir el tamaño y la diversificación sectorial de su cartera de participadas, en el marco de unas limitaciones impuestas por ella misma". Lo mismo que en las decisiones de inversión, donde "deben primar consideraciones de rentabilidad esperada y de riesgo como criterios básicos a los que deben supeditarse todos los demás".
Cuestión de solvencia
Ésta es la manera de reforzar la solvencia, "el principal reto que tienen planteado las cajas para garantizar su potencial de crecimiento". En los últimos años, el aumento de los créditos concedidos y la toma de participaciones empresariales se ha comido buena parte de los recursos propios, "deteriorando el coeficiente de solvencia y, sobre todo, la solvencia básica (la que excluye emisiones de subordinadas y preferentes)".
Este problema se agrava con la crisis inmobiliaria y el incremento de la morosidad, además de por la entrada en vigor del nuevo entorno regulatorio europeo (Basilea II) que pone la solvencia en el centro de la gestión de las entidades. Es así como el informe apunta la conveniencia de la nueva herramienta de moda: las cuotas participativas. Estas acciones sin derecho a voto "reforzarían la solvencia básica e incorporarían con mucha mayor nitidez el sometimiento de la gestión al escrutinio del mercado".
Además, para disipar dudas de cualquier tipo, la fundación también recomienda "incorporar mecanismos de permanente escrutinio", como también hacen las entidades privadas y, en particular, llevar a cabo "como mínimo una vez al año" un ejercicio de valoración independiente.
Otra recomendación estratégica, para ganar volumen y poder afrontar los malos tiempos es la internacionalización. Las cajas han venido ampliando sistemáticamente su ámbito geográfico de actuación, restringido inicialmente a las provincias o comunidades limítrofes, hasta abarcar, en muchos casos, un ámbito prácticamente nacional. Sin embargo, muy pocas cajas han continuado esa expansión en el ámbito internacional y si lo han hecho ha sido a una escala muy reducida.
Una nueva frontera
Las razones que presenta el informe para esta expansión es el aprovechamiento de las oportunidades de crecimiento que se aprecian en otros países, sobre todo por medio del negocio hipotecario, "en el que las cajas han demostrado su buen hacer". El otro motivo es la exportación de las "bondades del modelo de cajas", principalmente a Latinoamérica, para ayudar al asentamiento de su sistema financiero.
Por otra parte, el repaso a las cajas de ahorro que realiza la Fundación Alternativas afecta también a uno de los aspectos más publicitados por ellas, la obra social. De hecho, es uno de los que más porcentaje de sus beneficios consume, un 25%, cerca de 1.500 millones de euros.
Sin embargo, los estudios de mercado realizados demuestran que no existe una correspondencia entre esa inversión y el reconocimiento que se hace de tal esfuerzo por parte de la sociedad. La solución que propone la fundación no es muy innovadora: "Favorecer una mayor difusión y comunicación de la obra social".
Centro de gravedad
Más imaginativa es la propuesta sobre el destino de ese retorno social. Así, igual que la expansión geográfica de las cajas ha provocado que el "centro de gravedad" de su negocio ya no descanse exclusivamente en su zona geográfica tradicional, "esa extraterritorialidad de las cajas debería tener también su reflejo en el reparto de la obra social".
Además, el destino de la obra social debería ser sensible a las demandas que se perciben en la sociedad al respecto. Por ello, "una línea de actuación debería ser la orientación de la obra social hacia las actividades que la sociedad demanda, bien mediante encuestas externas o bien preguntando directamente a los clientes, que son, en última instancia, quienes generan el beneficio que nutre la obra social".
Sin imposiciones
En ese sentido ya están trabajando entidades como Caja Navarra, cuyos impositores eligen directamente el destino de sus ayudas.
El informe no pretende que se impongan todas sus propuestas, aunque sí aconseja algunas actuaciones impulsadas desde los poderes públicos. Teniendo en cuenta su condición de think tank de izquierdas y que en el gobierno de nueve comunidades autónomas (con sus respectivas cajas) cuenta con presencia del PSOE, se da por seguro que en todas ellas se tomará buena nota.- (EPI)
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