MADRID.- Banco de Valencia ha revelado un deterioro de sus activos de 2.082
millones de euros debido a la aplicación de los dos decretos de
saneamiento y al traspaso de activos al llamado 'banco malo'.
La entidad ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de
Valores (CNMV) que ha sufrido un deterioro de sus activos respecto al
último cierre de resultados con datos a 30 de septiembre 2012.
Concreta que tiene pendiente de contabilizar un deterioro
adicional por aplicación de los ajustes derivados del Real Decreto-Ley
2/2012 de 3 de febrero de saneamiento del sector financiero y de la Ley
8/2012 de 30 de octubre sobre saneamiento y venta de los activos
inmobiliarios en el sector financiero de aproximadamente 1.233 millones
de euros.
A ello se suma el traspaso de activos a la Sareb que exige el Real
Decreto 1559/2012, que conllevará el registro contable de un deterioro
de aproximadamente 829 millones de euros.
El banco explica que dicha situación patrimonial de la entidad
será reequilibrada mediante las operaciones vinculadas al acuerdo de
venta alcanzado entre el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria
(FROB) y Caixabank.
El FROB ha adjudicado Banco de Valencia a CaixaBank por un euro,
tras un desembolso por parte del organismo dependiente del Banco de
España de 4.500 millones de euros en un aumento de capital.
Por su parte, el presidente de Aguas de Valencia, Eugenio
Calabuig, sostiene que "no es lógico" que "un competidor directo
obtenga, por un euro y con ayudas públicas, el 49 por ciento" que
ostenta en la compañía Banco de Valencia, a raíz de su adjudicación a
CaixaBank, que posee una participación del 24,14 por ciento en Aguas de
Barcelona.
Y ha indicado que
permanecen "a la espera" de saber "si efectivamente van a aislar el
negocio bancario y vender el resto", incluida la participación en Aguas
de Valencia, aunque advierte de que "si compran con ayudas públicas el
paquete que hay de Aguas de Valencia, están alterando la competencia
real".
La propietaria de Aguas de Valencia es la sociedad
Inversiones Financieras Agval, que posee un 60,68 por ciento del capital
--repartido entre Banco de Valencia (49%) y la mercantil de Eugenio
Calabuig Fomento Urbano de Castellón (51%)--, mientras que el grupo
francés Suez Environment ostenta una participación del 33 por ciento.
Por su parte, Aguas de Barcelona es propiedad del Holding de
Infraestructuras y Servicios Urbanos (Hisusa), con un 99,49 por ciento,
repartido entre Caixa Holding (24,14%) y Suez (75,3%).
Calabuig
intenta "averiguar qué bienes se queda la Caixa, cuáles no y qué hay
que vender antes" y, a falta de saber cómo se desarrolla este proceso,
apunta que "lo lógico, sobre todo si han recibido ayudas públicas y lo
han comprado todo por un euro, sería que se deshicieran de ese paquete".
"Lo normal es que lo vendan", sentencia.
Reivindica, en este
sentido, que "no sería muy razonable que, con dinero público, la
competencia se hiciese con un paquete importante dentro de la empresa" y
que, de hecho, "no tendría sentido que se queden inversiones que dan
rentabilidad a costa de dinero público".
"En principio no ha
cambiado nada, ahora falta ver si se vende ese paquete o si, dentro de
cinco o seis meses, los accionistas que antes eran Banco de Valencia
pasan a ser la Caixa", explica Calabuig, quien asegura que, mientras
tanto, siguen "trabajando con normalidad, sin cambios, gestionando Agval
y por ende Aguas de Valencia".
El presidente de Aguas de
Valencia recalca que su objetivo es "gestionar bien" la compañía, que
"funcione bien" y, "a ser posible, aumentar la participación" que poseen
en la empresa. En caso de no poder hacerlo, les parecería "perfecto
también" contar "con un socio como era hasta ahora Banco de Valencia,
estable y colaborador".
Sobre esta cuestión, admite que "es complicado" que CaixaBank
pudiese desempeñar ese papel al ser socio también de la competencia,
aunque señala que "si realmente al final se queda ese paquete, habrá que
sentarse a ver si quiere vender o qué quiere hacer".
Calabuig
insiste en que "por el momento, todo eso son hipótesis" porque
"teóricamente se debe aislar el negocio bancario y pasar el tema
inmobiliario al banco malo, pero no se sabe si el resto de
participaciones industriales las tienen que vender antes o no". Es más,
apunta que "da la sensación de que poca gente sabe cómo funciona" esa
nueva figura denominada resolución ordenada y "si realmente se quedan
con los activos financieros y liquidan el resto".
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