domingo, 12 de octubre de 2008

El mejor banco, ¿una caja? / Jordi Sevilla

Un fantasma recorre el mundo: la nacionalización de la banca. Cuando la izquierda más radical ha abandonado ya esa reivindicación que los moderados socialdemócratas de nuestra transición llevaban en sus programas políticos, viene la crisis, las entidades financieras enseñan sus vergüenzas y los gobiernos de países desarrollados, conservadores o no, corren a nacionalizar, comprar activos, apoyar, rescatar, inyectar o salvar a los bancos comerciales.

Es legítimo, pues, que resurja la reflexión sobre si un sector económico tan importante, con características evidentes de servicio público y al que no se le deja quebrar, no debería estar en manos públicas siempre y no sólo cuando amenaza con su ruina llevársenos a todos por delante. Es decir, socializar también los beneficios y no sólo las pérdidas.

Se ha asumido, desde hace tiempo, que la gestión financiera de nuestras economías complejas es lo suficientemente importante como para no dejarla en manos de un mercado que no logra el equilibrio.Por eso hay Bancos Centrales con normas impuestas, inspección y monopolio de emisión de monedas. Nadie niega la necesidad de supervisión pública de las entidades financieras cuando el problema actual ha surgido de aquel segmento excluido de esa regulación.

La pregunta que se vuelve a plantear ahora, visto lo visto estas semanas, es si además de no dejarlas en manos del mercado, las entidades financieras tampoco deben dejarse en manos de la propiedad privada. La doctrina liberal ha defendido siempre que la gestión privada de las cosas es mejor que la pública debido al sistema de incentivos derivado de la existencia de propietarios.


Pero viendo adonde nos ha conducido la gestión de determinadas entidades financieras privadas, no de todas, este argumento, reconozcámoslo, pierde muchos enteros como principio general. Los accionistas propietarios de las entidades en dificultades no han sabido o no han podido frenar lo que ha sido, claramente, una pésima gestión privada de las mismas.

Creo positivo eliminar de este debate la dimensión moral (¿es lícito apropiarse privadamente de los beneficios sabiendo que si hay pérdidas se socializarán?), incluso la religiosa (prestar dinero a cambio de cobrar intereses ha sido algo condenado como pecado por varias religiones) para centrarnos en la pura eficacia.Una entidad financiera se justifica por hacer bien dos cosas básicas: aceptar dinero prestado, por un lado, y canalizarlo hacia préstamos productivos por otro.


Sí es necesario, como está pasando ahora de manera ruidosa, que el Estado garantice los depósitos que toman prestados y que ese mismo Estado les ayude a canalizar recursos hacia el crédito a empresas y particulares, ¿por qué la propiedad, y con ella los beneficios cuando los hay, han de ser privados?

El presidente del Gobierno ha puesto como ejemplo de fortaleza mundial a nuestro sistema financiero. Y lo comparto. Pero no es fruto de la casualidad o de una mayor capacidad previsora por parte de nuestras instituciones. Es consecuencia directa de haber pasado ya por la experiencia de una importante crisis bancaria desde mediados de los años 70 hasta mediados de los 80 del pasado siglo, que nos costó billones de las antiguas pesetas y un aprendizaje, doloroso pero útil, sobre la necesidad de unas reglas prudenciales estrictas, impuestas, desde entonces, con mano firme por el Banco de España. Estamos mejor ahora porque estuvimos peor antes.

Y en aquella crisis destacó ya el hecho de que las entidades financieras españolas, que no tenían propietarios privados, salieron mejor paradas y efectuaron su reconversión con menor coste para los contribuyentes. Me refiero, es claro, a nuestras Cajas de Ahorros. A lo mejor, resulta que la mayor solidez de nuestro sistema financiero se debe en parte, precisamente, a que la mitad del mismo no tiene como finalidad el lucro privado, ni tampoco tiene dueño, sin ser por ello públicos.

Ya, ya sé que el asunto es más complejo. Pero me interesa resaltar la importancia de este ejemplo para, sin elevarlo a categoría válida para todos los sectores y empresas, apuntar que la eficacia en la gestión de estas grandes entidades financieras, profusamente reguladas y controladas por el Estado, no depende de la existencia o no de propietarios privados. Ni en lo bueno, ni en lo malo.

Que una caja, con estatus jurídico de fundación, puede estar tan bien o tan mal gestionada como un banco, sociedad anónima cotizada en bolsa. Y que, por tanto, lo mismo puede ocurrir con las nuevas entidades nacionalizadas como consecuencia, hay que recordarlo, del fracaso previo de su gestión privada.


A lo mejor deberíamos exportar a Europa nuestro modelo de Cajas de Ahorro ahora que la crisis ha acabado con la propiedad privada en algunas entidades. En lugar de nacionalizar los bancos intervenidos haciéndolos públicos, los gobiernos de la Unión Europea deberían facilitar su conversión en Cajas de Ahorro como las nuestras. Con ello acabaríamos con la tradicional dicotomía público-privado, ofreciendo una forma de gestión distinta, pero eficaz, y unos objetivos sociales en beneficio de la colectividad.

Hace dos semanas demandábamos aquí un Plan para España que no se limitara a encajar de manera pasiva los efectos de la crisis sobre el desempleo y los ingresos fiscales. Ya tenemos una parte importante del mismo. Pero es, junto al descenso de tipos de interés, condición necesaria aunque no suficiente para empezar a salir del túnel. Ahora convendría acompañarlo, en el debate presupuestario, con más medidas activas sobre el conjunto de la economía y, en especial, por su trascendencia, sobre el sector de la construcción.

Hemos vivido años de liquidez casi ilimitada a coste muy bajo. Con ello se ha construido una economía basada en elevados niveles de endeudamiento. Este tiempo ha pasado y tendremos que ayudar a que el tránsito hacia una nueva situación tenga el menor coste social posible. Un buen sistema financiero es fundamental para ello, aunque no tenga dueño privado necesariamente. Porque lo bueno sería que no buscara en el beneficio privado y en el valor de la acción su único objetivo. A lo mejor, en la poscrisis, el mejor banco es una caja.

www.elmundo.es


1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

Hablando de banqueros...

CAIXA Y CAIXA DE CATALUÑA

EN LA PROFUNDA CRISIS.


Rafael del Barco Carreras


El 30-01-2009 copio del periódico digital HISPANIDAD; “El presidente de la CAIXA, Isidro Fainé, no quiere que la Generalitat le endose CAIXA DE CATALUÑA… situación “poco ejemplar” con 4´6 de morosidad y una asunción de riesgos en segmentos industriales, mediáticos e inmobiliarios… alguno de ellos “aconsejados” por la Generalitat… la tercera caja a nivel nacional es candidata a dar un SUSTO…”. La azul y la roja. La primera de España, y primerísima en Cataluña muy por delante de las otras cajas y todos los bancos, y la tercera de España y segunda en Cataluña.

Los sueños de Narcís Serra por alcanzar la presidencia de la gran CAIXA se le vuelven lanzas. En España escalar alto significa una carga de “archivo e información” contra los oponentes tan disuasoria como el empuje que le catapultó a uno, y que duda cabe que Narcís Serra acumuló material de “espionaje” suficiente primero para que no se le “procesara” por ese delito, ni siquiera “comisiones de investigación”, luego para conservar su Poder Político en Barcelona, y en 2006 para que sus servicios fueran recompensados con la TERCERA CAJA DE AHORROS NACIONAL, a sumar a sus consejos de Telefónica y largo etc., en espera de conquistar la primera, gran bastión en CATALUÑA, y único ajeno en teoría al PSOE. Y recién nombramiento, metidos en la Profunda Crisis, control, gurú o gran señor de todas las cajas gobernadas por socialistas en España.

De estas fábulas ni me creo ni dejo de creer nada, pero la CAIXA no se conquista fácilmente, es un Estado dentro de otro en CATALUÑA, endogámico, silencioso, impenetrable, cohesionado, poderosísimo. En ella conviven en perfecto orden, hasta ahora, franquistas, opus, pujolistas, socialistas, y hasta la familia Real. Hay dinero y “obra social” para TODOS. Para echar al eterno y todopoderoso franquista Vilarrasau se requirió una Ley Especial, y ¡jubilarlo!, pues por los mecanismos internos jamás se hubiera elegido otro presidente. ¡A eso le llamo yo, cohesión! Desde Instituciones Ciudadanas que forman el Consejo de la gran Institución Benéfico Social convertida en BANCO, Consejo o Comité Ejecutivo, representantes de impositores y personal, todos a una, sin discrepancia defendiendo a su Presidente, y por lo visto así sigue, sin disidencias que se sepan o traspasen su hermetismo. ¡Demasiada cohesión! ¡Para sí la quisieran otros! ¡El magnate se revolvió lo suyo, declarando que se atentaba contra la libertad de las instituciones! ¡Su libertad y su Institución o “reino de taifa”!. 264.385 millones de € en activos, recursos de clientes 238.407, 27.600 empleados, 2.000 millones de beneficios. Un excelente pesebre para tanta cohesión. Y si en la Caixa de Cataluña el nombramiento de Presidente (ejecutivo) es “a dedo” del “partido”, en la Caixa después del franquismo que se alarga hasta Samaranch y su dimisión en 1999, los mecanismos internos son complejos y sofisticadísimos. Entre la Ley de Peter y oscuros poderes financiero-políticos.

Y Narcís Serra se habrá concienciado que el “oficio de banquero” no es tan fácil como engañar en 1979 a unos bisoños socialistas para que votaran Alcalde de Barcelona a un hombre de Samaranch, o presionar con su selecto grupo de la Guardia Urbana y clan socialista (ya colocados en la suculenta administración franquista) al pillado Javier de la Rosa para que les concediera créditos y avales hasta hundir su Banco Garriga Nogués, y de ahí “salto a Madrid”. Por tener, la CAIXA, a buen seguro tiene tanta información como él, y si Fainé, hombre de banca puro y duro, se atreve a la puya y al desprecio, a pesar de la coexistencia de las dos cajas en consejos y negocios, es que está convencido que ni los socialistas de la Generalitat ni el flautista o pianista Serra le menearán el sillón.

La duda y batalla está servida desde hace tiempo, la PROFUNDA CRISIS derivará a situaciones que los barceloneses, que como en tiempos de Franco deben alimentar sus conocimientos por el rumor y boca a oreja, pues la Prensa y Tele solo sirven de palanca propagandística del Poder, jamás hubieran imaginado… por el momento solo saben que sus CAIXAS han cerrado ventanillas para el común de los mortales, aquí no se descuenta un pagaré o se concede un crédito sin la intervención divina…máxime se renuevan pólizas pagando los “gastos” que en las estadísticas cuentan como nuevas concesiones… y a diario gente al paro…que si proviene de una de “sus empresas” o “comprometidas”, despido incentivado, y si no al “uso” tras pasar la empresa por los colapsados juzgados de lo Mercantil… o como en tiempos de Franco, encontrarse las puertas cerradas…

Tras el nuevo reparto de papeles del lunes en la Moncloa, donde según Zapatero y su gobierno los malos son los banqueros... ¿pero que banqueros, los de las sociedades anónimas o los de las cajas que manejan casi el 60% del dinero del Pais, y que por lo que parece tienen más problemas que los otros?... un macabro sainete...