viernes, 24 de abril de 2020

Romper la pinza / Enric Juliana *

La partida de los pactos se juega en dos tableros, por utilizar el símil del ajedrez. Alfredo Pérez Rubalcaba bromeaba en ocasiones con la imagen de las pistas simultáneas de un circo. Las dos metáforas valen. La situación se mueve entre el enrevesado tablero europeo y la jaula de los leones de la ciudad Estado de Madrid.

Si hay pacto en Bruselas para financiar la reconstrucción económica de los países más afectados por la pandemia, habrá pacto en Madrid. Si hay pacto en Bruselas, habrá pactos en Catalunya y sobre Catalunya, por imposible que esto hoy pueda parecer. 

Si en los próximos meses se llega a un acuerdo de estabilización de la Unión Europea que no signifique la humillación y la ruina de tres países (Italia, España y Portugal) que suman 117 millones de habitantes, la concertación política y social se convertirá en el método de trabajo dominante en los niveles inferiores. 

Está en juego algo más que el futuro de la Unión. Está en juego la seguridad europea, si tenemos en cuenta la cruda verdad geopolítica del Mediterráneo. Se habla poco estos días de lo que puede ocurrir en los próximos tiempos en los países del norte de África en un contexto de grave recesión mundial.

A Alemania no sólo hay que pedirle, sino que también hay que ayudarle a tomar decisiones estratégicas que no le supongan una grave crisis interna. En esa dirección parece apuntar la propuesta española de constituir un fondo de reconstrucción con diversos mecanismos presupuestarios y financieros ya existentes en la Unión, que no obligarían al Gobierno alemán a someter la “ayuda al sur” a un duro y tenso debate en el Bundestag. 

Las posiciones se acercaron el pasado lunes en una videoconferencia que mantuvieron Angela Merkel , Emmanuel Macron , Pedro Sánchez , Giuseppe Conte y el primer ministro holandés Mark Rutte . La reunión preparatoria del Consejo Europeo que hoy se celebra en Bruselas no acabó mal, según informaba Jaume Masdeu ayer en La Vanguardia . Que nadie espere milagros.

Sánchez, por tanto, acudió ayer al Congreso con información de primera mano sobre la coyuntura europea y movió pieza en el tablero interior con la oferta de trasladar la política de concertación a las autonomías y las grandes ciudades. El modelo es la Comunidad Valenciana, donde Ximo Puig está liderando la crisis con notable autoridad.

Presión para el Partido Popular y oxígeno para Ciudadanos, que ganaría capacidad de maniobra para salir de la foto de la plaza de Colón (febrero del 2019) si el PP reaccionase agresivamente contra la formación de Inés Arrimadas , como ya ha empezado a ocurrir en la Comunidad de Madrid. Mensaje a Esquerra Republicana. Tranquilidad para el ­Partido Nacionalista Vasco y un cierto acotamiento de Unidas Podemos, formación con la que Sánchez no piensa romper.

¿Una maniobra para hacer caer los gobiernos de Madrid y Andalucía? Sería precipitado afirmar eso. El movimiento de Sánchez busca, más bien, romper la pinza a la que le están sometiendo los grupos dirigentes de la ciudad Estado de Madrid y el pujolismo torrefacto de Junts per Catalunya, que sueña con llevar las contradicciones españolas al límite, para ahogar a ERC y poder encabezar la negociación un minuto antes del desastre definitivo. (Pujolismo torrefacto: la agresividad de Jordi Pujol en los momentos difíciles, sin la fina inteligencia política de Pujol).

Un movimiento inteligente después del incomprensible error de la portavoz María Jesús Montero con el asunto de la salida de los niños a la calle.



(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia


https://www.lavanguardia.com/politica/20200423/48683419913/romper-la-pinza.html

No hay comentarios: