domingo, 13 de marzo de 2022

Doctor César Carballo, pare, por favor / Manuel Viejo *

A 2022 solo le faltaba un milagro, que César Carballo hablara también sobre la invasión de Rusia a Ucrania. Afortunadamente, ha sido así. Hay mucho ruido ―demasiado― estos días en las redes sociales. Todo el mundo tiene un Napoleón dentro, sobre todo dentro del salón de casa con el brasero puesto y con la faldilla por las rodillas. 

Qué bien se opina con el calor por las pantorrillas, por cierto. Ya avisaba el profesor Carlos Taibo en su perfil de Twitter: “Igual hoy tenemos suerte y Miguel Ángel Revilla nos explica en La Sexta Noche lo que ocurre en Ucrania”. Piedad. Tiempo al tiempo. Hace dos semanas fue a ese plató y avisó: “No. No va a haber ninguna guerra ahí”. Pues eso.

El doctor Carballo es uno de los últimos fenómenos televisivos patrios. Comunica muy bien en unos tiempos donde la inmediatez se ha entronizado. 59 segundos ininterrumpidos ya es un mundo en cualquier sanedrín de tertulianos. Ahora bien, una cosa es hablar a la cámara, y otra muy distinta apagar la tele y que Carballo siga ahí, opinando, cual Antonio García Ferreras. 

Especialista en medicina familiar, lleva más de 20 años en los hospitales de la Comunidad de Madrid, ajeno a este universo del pantalleo. Su vida dio un vuelco el 4 de abril de 2020. Advenedizo, irrumpió en La Sexta como una de las grandes voces de la pandemia. Es un auténtico oráculo del coronavirus. Su ascenso ha sido fulgurante: Antena 3, Telecinco, Cuatro... Todos quieren escuchar las habladurías del médico Carballo.

Un perfil suyo publicado en El Periódico de España el pasado noviembre desmenuzaba punto por punto su éxito televisivo. “Siempre que haya una catástrofe, habrá un urgenciólogo”, explicaba él mismo. Sin ser epidemiólogo ni experto, este “urgenciólogo” es ya una de las caras más visibles de los salones de toda España. 

Compagina las urgencias con las tertulias. Tanto, que hasta ha sacado un libro. Por si fuera poco, y tras la sexta ola que apunta a que quizá se pueda pasar página a medio plazo, él ya trabaja mano a mano con Iker Jiménez ―quién si no― y con el diario Marca, pequeños refugios para seguir dilucidando si el alud del coronavirus se disipa. “Hay un hombre en España que lo hace todo”, escribía la periodista Analía Plaza en aquel perfil. Hay otro hombre en España que le ha comido su personaje.

Carballo, qué narices, reflexionó también sobre el volcán de La Palma. Ahora ha hablado a sus más de 140.000 seguidores sobre la invasión rusa: cuatro mensajes seguidos. “¿Cómo puede influir el covid en la guerra Rusia-Ucrania?: HILO”. Un hilo en Twitter es una madeja de turras infinitas. A su juicio, Ucrania ganaba la batalla antes de empezar por sus altos índices de vacunación.

 “Si capturo tropas enemigas”, escribió más tarde, “he de asegurarme de que no están infectadas con un patógeno respiratorio que pueda afectar a mis tropas”. Qué necesidad. Todos saben que si Vladímir Putin retrasó la invasión fue, precisamente, para que sus soldados tuvieran la pauta completa de Sputnik.

Algunos hablan ya de Cesarinski Carballov. El ejército tuitero comenzó a preguntarle dudas razonables, porque una cosa es ser médico de urgencias y otra muy distinta dirigirse a las tropas con un EPI: “Oye, César, ¿sabes si el Ejército ruso puede pasar a Ucrania sin pasaporte covid?”. “Doctor Carballo, en un combate cuerpo a cuerpo, ¿debería utilizarse mascarilla?”. “¿Hay que llevar FFP2 en el interior de un tanque si se respeta la distancia de seguridad?”. 

Por las dudas, hay que echarse gel hidroalcohólico antes de empuñar un arma. El Sun Tzu español no quiso entrar al trapo. No, no es necesario opinar de todo, aunque en el pasaporte ponga español. Que hablen los que saben, por favor.

 

(*) Periodista

 

https://elpais.com/opinion/2022-03-01/doctor-cesar-carballo-pare-por-favor.html 

 

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