martes, 12 de abril de 2022

El globalismo es el enemigo y está hundido / Enrique de Diego *

Mientras a las sociedades occidentales se la distrae obsesivamente con Ucrania, y se montan falsas masacres para unas opiniones públicas poco críticas, acostumbradas a las mentiras de sus dirigentes. Mientras se cometen errores groseros sobre Rusia: Identificación con la URSS; identificación de Vladimir Putin con Josef Stalin; pretender seguir en la guerra fría.

No darse cuenta de que en Ucrania se vive una guerra civil con neonazis del Batallón Azov. Mientras el sistema juega a dotarse de ínfulas morales con condenas de santa indignación moral de supuestas atrocidades, la cuenta atrás ha comenzado inexorable contra el globalismo genocida, el auténtico enemigo.

Bill Gates, Anthony Fauci, Tedros Adhanom, los Rockefeler, los Rothschild, Black Rock, Vanguard, sobón Joe Biden, el Partido Demócrata, Klaus Schawb, Justin Trudeau, Emmanuel Macron, Scott Morrison, Jacinta Aurden, Boris Johnson, Ursula von der Leyen, el malvado Jorge Bergoglio, Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoó…y una larga lista -y corta- de egregios, que deben pasar por jornadas de antorchas y horcas, han de ser nuestro objetivo.

Derrotados sin paliativos por los heroicos purasangres en la plandemia, irreductibles al desaliento, de esa gente que nunca se rinde, el enemigo ha perdido fuerza en la medida en que es conocido y ha sido identificado. No tiene ya la iniciativa. Ha sufrido una nueva derrota con la invasión de Rusia a Ucrania, desagüadero ponzoñoso de los globalistas, donde tenían los laboratorios virológicos desde los que atacarnos. 

El payaso de Zelenski elevado al frontispicio de los héroes de pasta flora no compensa la pérdida de la pútrida Ucrania y la aceleración, y por ende el descarrilamiento, de los planes energéticos globalistas.

Sólo les queda el engendro del timo climático, que ha quedado solapado por la guerra de Ucrania, y la matraca del monstruo vegano, cochino y marrano, y gravemente perjudicial para la salud, que tiene que recular porque ya no se traga tanta mentira ponzoñosa y tanta mierda pinchada en un palo.

Viene tiempos oscuros, de grave crisis mundial, en el que va a hacer falta ser soldados de la libertad, pero el globalismo no va a triunfar, ha sido ya derrotado. Lo que viene es la rebelión de las clases medias, acicateadas por el hambre y la hiperinflación, y el final de la casta parasitaria; el triunfo del demos.

 

(*) Periodista

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