jueves, 19 de octubre de 2023

La AVL pide "lealtad institucional" para que el valenciano siga avanzando ante la ausencia de conflicto social


VALENCIA.- La presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), Verònica Cantó, ha apelado a mantener la «lealtad institucional» para que el uso del valenciano siga avanzado, en lugar de hacer «partidismo» político, al tiempo que ha negado que «en 2023 exista un conflicto social» sobre esta lengua.

«Usar y potenciar el valenciano no requiere sectarismos ni actuaciones que se apartan del rigor académico, de la historia de la lengua y de la realidad. No requiere de rebajas, ni discriminación en función del lugar de nacimiento o de vivienda; no entiende de intereses partidistas ni de colores políticos. Estimar el valenciano es un acto de voluntad y generosidad».

Así lo ha manifestado en la inauguración del curso académico 2023-2024 de la AVL, celebrada este jueves por la tarde en el Monasterio de San Miguel de los Reyes, de València, sede de la Biblioteca Valenciana. Estaba previsto que el acto fuera clausurado por la vicepresidenta segunda de la Generalitat, Susana Camarero, pero por motivos de agenda de última hora no ha podido, según ha remarcado Cantó.

En su intervención, la presidenta de la AVL ha insistido en la defensa del uso del valenciano en todos los ámbitos y registros. «Despreciarlo es menospreciar un logro cultural propio y esto afecta no solo a nuestra autoestima, sino que también es un ataque directo a la autonomía de la Comunitat Valenciana, a nuestro autogobierno», ha advertido.

«Siempre han ido de la mano nuestro autogobierno y nuestra lengua», ha reivindicado, por lo que ha hecho un llamamiento a fortalecer el valenciano para garantizar el autogobierno: «La fortaleza del valenciano condiciona la del autogobierno. Debilitarlo nos condena a ser un pueblo subalterno».

En esta línea, ha recordado que la AVL es la institución encargada de determinar y elaborar la normativa lingüística del valenciano, además de velar por su uso, y que tiene la competencia legal de fijar las formas lingüísticamente correctas de la toponimia y la onomástica oficial.

Un recordatorio, ha subrayado, «no es gratuito». 

«Muchas veces el ruido exterior, las intrigas, las imposturas o los mensajes lanzados desde el desconocimiento, además de intentar promover una deslegitimación institucional, amenazan de hacer olvidar aquello que es importante: nuestra lengua», ha aseverado.

Como balance, Cantó ha destacado que la AVL siempre ha trabajado con criterios científicos y desde el rigor académico, la integración, el diálogo y el consenso: «Lo hacemos desde un valencianismo convencido, que implica entre otras muchas cosas tener una visión ancha del territorio y de la riqueza de nuestro patrimonio lingüístico. No tengo ninguna duda de que el valencianismo de éxito es el de la AVL, el del consenso, el diálogo la concordia y la integración».

Además, ha reivindicado el conocimiento del valenciano afirmando que «hoy se habla y se escribe mejor que nunca». «No empañemos el mensaje de esperanza en el futuro, porque de hacerlo convertiremos el valenciano en un nada, en una lengua irrelevante», ha reclamado, y ha pedido continuar avanzando con la ayuda de los gobernantes con «lealtad institucional».

También ha valorado, a preguntas de los periodistas, los nuevos criterios lingüísticos en los que trabaja la Conselleria de Educación para el que el uso del valenciano en la administración esté, según este departamento, más próximo a la lengua actual.

Tras remarcar que desconoce el proyecto y que emitirá el informe correspondiente cuando se lo presenten, la titular de la AVL ha recordado que el diccionario de la institución «tiene más de 93.000 palabras», con lo que «hay mucho donde elegir para que todos los que estiman la lengua se sientan representados».

En cualquier caso, ha garantizado que siempre que «se ajuste a la normativa» de la Acadèmia no habrá problemas. Además, ha reivindicado que «ahora se conoce más valenciano que nunca» y que se ha demostrado que «es útil para la vida y para un puesto de trabajo».

«La lengua no ha de ser excluyente, debe unir», ha insistido, y ha recordado que estos criterios forman parte de un «libro de estilo» de la administración en la que se deberá diferenciar entre registro formal –ha puesto como ejemplo el Diari Oficial de la Generalitat (DOGV)– o coloquial.

Por otro lado, preguntada por la toponimia de València después de que el Ayuntamiento haya aprobado el cambio de nombre a ‘Valencia’, Cantó ha remarcado que todos los consistorios pueden pedir informes «a quien crean conveniente», pero el «vinculante» es el que emite la AVL a petición de la dirección general de Régimen Local de la Generalitat.

En la apertura del curso académico se ha entregado la Medalla de la AVL al poeta alicantino Emili Rodríguez-Bernabeu. La académica María Àngels Francés se ha encargado de la laudatio, en la que ha destacado la ingente figura de uno de los intelectuales que mejor ha sabido «dar voz a nuestra literatura desde Alicante».

Esta medalla, ha proclamado, supone «reconocer la importancia de su papel primordial en la resiliencia de nuestra cultura a las comarcas del sur en contextos tremendamente hostiles», así como «reivindicar la lengua allá donde dicen que no se habla; defender una determinada manera, enriquecedora, plural, firme y natural de ser alicantino; evidenciar una trayectoria sólida, densa, en poesía y pensamiento ensayístico; agradecer la tarea cívica y simbólica para toda una generación de creadores del sur que encontraron cobijo y modelo».

El autor de los poemarios ‘Poemes a la fi’, ‘La platja’, ‘La ciutat de la platja’, ‘La catacumba’, ‘Viatge al teu nom’, ‘Teoria del somni’, ‘Domini del sol’, ‘El rostre de l’amant’, ‘Escandinàvia i Alacant (1998)’, entre otros, ha agradecido el reconocimiento y ha expuesto las dificultades de vivir y escribir en valenciano al sur de la Comunitat: «He tenido la suerte de recibir un ambiente familiar arraigado a nuestra lengua y desde niño he tenido claro el panorama que representaba».

Rodríguez-Bernabeu ha recordado que desde que empezó a escribir en valenciano, a los 17 años, fue consciente de la necesidad de un estándar lingüístico que, a pesar de mantener las características genuinas de la variante propia, fuera convergente con las otras. 

Con la creación de la AVL, ha señalado, «todas las vacilaciones tendrían que desaparecer con una nueva legalidad basada en ciencia: Tenemos un estándar lingüístico, absolutamente necesario para cualquier idioma. Ya no tienen cabida los diletantes, aunque cada uno hable como quiera o pueda».

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