martes, 5 de marzo de 2024

El comercio exterior valenciano se recuperará en la segunda mitad del año tras su retroceso en 2023



VALENCIA.- La progresiva recuperación del crecimiento económico internacional a lo largo del 2024 permitirá la recuperación de las ventas de bienes de consumo e intermedios de la Comunitat Valenciana, sobre todo, durante la segunda mitad del año.

Así lo concluye el informe 'El comercio exterior de la Comunitat Valenciana en 2023 y perspectivas', elaborado por Cámara Valencia, que confirma que el comercio exterior valenciano ha retrocedido en 2023, tanto en ventas como en compras.

Las exportaciones alcanzaron los 38.014 millones de euros en 2023, un 3,5 por ciento inferior a la cifra de 2022. Respecto a las importaciones, retrocedieron un 12 por ciento. 

Para Cámara Valencia, las causas son, entre otras, la desaceleración de mercados internacionales como China, el incremento de los costes de producción --que merman la competitividad de los productos--, la fortaleza de la demanda interna y la incertidumbre internacional, con la guerra entre Rusia y Ucrania o el conflicto entre Israel y Hamas, con derivadas en el Mar Rojo y el transporte marítimo.

En este escenario, la evolución del comercio exterior en 2024 seguirá afectado por la incertidumbre geopolítica y el freno a la globalización, con cambios en las cadenas de valor y diversificación de proveedores. La recuperación de las ventas en los mercados exteriores se producirá en la medida en que lo hagan también los principales mercados de destino, especialmente, el mercado europeo. Una recuperación que se espera se produzca a partir de mediados de año.

Cámara Valencia destaca que las perspectivas de las empresas exportadoras para 2024 son optimistas, según la Encuesta de coyuntura de la exportación que elabora el Ministerio de Economía y Comercio y la Encuesta de perspectivas empresariales de las Cámaras de Comercio españolas y europeas.

El aumento de los costes logísticos del transporte marítimo con la zona de Asia, como consecuencia del conflicto del Mar Rojo implicará, por un lado, una nueva presión sobre los precios finales, para el caso de las importaciones procedentes de Asia (ya sean de productos intermedios o de consumo final) y un nuevo ajuste a la hora del aprovisionamiento, bien vía diversificación o por gestión de stocks.

Por otro lado, conllevará una pérdida de competitividad-precio para las exportaciones hacia dichos países, debido al mayor coste y tiempo de llegada. Existe la posibilidad de que se produzca desviación de comercio hacia otros mercados más cercanos, ha advertido el informe.

En consecuencia, "es posible que la demanda de semimanufacturas, materias primas y productos intermedios --sobre todo la procedente de Europa y mercados cercanos-- vuelva a recuperarse impulsado por el acortamiento de las cadenas de suministro y la prioridad de la disponibilidad y calidad del producto frente al precio", señala este estudio.

Las exportaciones agroalimentarias seguirán siendo protagonistas en el dinamismo de las industria exportadora valenciana. En cambio, las exportaciones de vehículos se reducirán debido a que la planta de Ford solo tiene previsto fabricar un vehículo en 2024, a la espera de llevar a cabo la electrificación de la fábrica y los nuevos vehículos. Por ello, las empresas valencianas proveedoras deberán de intensificar sus mercados internacionales para compensar el mercado nacional.

Por su parte, la recuperación de las exportaciones del sector de la cerámica (baldosas, fritas y afines) "será lenta y a más largo plazo, debido a la mayor competencia en los mercados internacionales y la debilidad de la demanda", apunta Cámara Valencia.

Por zonas geográficas, se espera que el dinamismo del mercado norteamericano se mantenga en 2024. La mayor diversificación de los mercados de exportación se producirá hacia Latinoamérica y África Occidental.

El informe avisa de que la debilidad de los mercados exteriores no favorecerá la incorporación de nuevas empresas valencianas a realizar operaciones en el exterior. Así, expone que el 93% de las exportaciones las realizan empresas que regularmente realizan ventas en el exterior.

Por ello, sostiene que las políticas de fomento de la internacionalización deben de ir dirigidas a consolidar a las empresas en los mercados internacionales, facilitando su implantación y apoyar a las empresas exportadoras regulares a diversificar tanto en mercados como en productos, de tal forma que las haga más resilientes ante los cambios y la incertidumbre en el escenario internacional.

También remarca la necesidad de ayudar a las empresas exportadoras en los cambios en sus cadenas de suministro, para que faciliten la diversificación y la eficiencia de las mismas, y de establecer programas específicos de apoyo para los sectores más afectados por la pérdida de competitividad en el último año, como la cerámica y afines, la maquinaria, el textil, madera o calzado.

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