La concejal alicantina Laura Chorro es la actual pareja del cesado secretario general del PPCV, el castellonense Ricardo Costa. Esta circunstancia y el práctico empate del PP y PSPV en el consitorio de la capital hace que cualquier virtual deserción en las filas populares lo pueda ser en favor de una nueva mayoría encabezada por los socialistas gracias a un probable nuevo grupo mixto.
De momento, la sangre no llega al río pero suenan tambores de guerra en la derecha cainita de siempre. A la muy sobrada campista recalcitrante, Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante, y durante seis años 'musa' paciente de su antecesor, Díaz Alperi, las piernas le tiemblan en espera de eventuales acontecimientos que, a lo mejor, se quedan en un susto para esta gallega muy ambiciosa en política pero muy hipotecada por su biografía.
En cuanto a 'Gordini", escapado momentáneamente de las llamas de 'Mercalicante', parece que la aparición del promotor inmobiliaro Enrique Ortíz en el sumario del 'caso Gürtel' y de él mismo regalando relojes caros de procedencia desconocida a gentes como Costa, le auguran una reaparición mediática estelar a partir de noviembre, principalmente en base a los rumoreados regalos de altura recibidos por el ex alcalde durante todo su mandato de casi tres lustros.
Ya circulan por Internet las fotos de un catamarán, para su exclusivo uso y disfrute, de procedencia también desconocida y ya en manos de la Fiscalía. Esta hijuela de la investigación derivada parece prometer y mucho. El llamado popularmente Luis XIV ó XVI, como lo prefieran para la ocasión, bien pudiera ahora encontrar castigo a sus excesos si se logra probar un supuesto delito de cohecho continuado al que parecen apuntar las últimas investigaciones policiales anticorrupción.
Todo lo visto y lo que queda por ver forma parte de la ya denominada 'venganza del aladroque' por la que Eduardo Zaplana vuelve a la tramoya política valenciana para ajusticiar a todos aquellos mediocres y chorizos que promocionó en política y luego le traicionaron, incluidos los nuevos y flamantes secretario general del PPCV, Asencio, y el portavoz en las Cortes Valencianas, Maluenda. Y Díaz Alperi, por supuesto, con la ayuda de los últimos imputados por 'Mercalicante'.
Una nueva correlación de fuerzas en el PPCV, con la alianza del Castellón del ex ministro Juan Costa (hermano de Ricardo y brazo derecho de Rato) con el zaplanismo alicantino que Camps no ha podido laminar en todos estos años, deja fuera de juego a Valencia (por tanto al mismo Camps y a Rita Barberá, también implicada en la trama) y donde se mantiene claramente González Pons como único bastión y candidato tapado de Génova 13 a la presidencia de la Generalitat en 2011.
Traicionado y utilizado Castellón por un Camps sólo apoyado en realidad por el inefable Federico Trillo y el tal Rus, la salida que se aventa es una nueva correlación interna donde el campismo se ha de batir en retirada ante la defenestración política completa de su falso líder y donde el zaplanismo recupera iniciativa ante el vacío producido por la corrupción estructural importada de Madrid por el propio Camps desde el comienzo de sus mandatos.
La 'venganza del aladroque' se ha tejido con tiempo, acuerdos 'contra natura' y mucha paciencia. Y amenaza objetivamente al mismísimo Rajoy, aquel que despidió a don Eduardo como portavoz del centro derecha en el Congreso de los Diputados nada más llegar a Génova 13.
El futuro político del PPCV y de la derecha en esta región pasará de nuevo, indefectiblemente, por Alicante. Incluso en las filas socialistas es hasta posible que Ferraz cambie a tiempo a Alarte por Ángel Luna como candidato a la Generalitat.
Su papel de ariete parlamentario contra Camps en los últimos meses lo han revelado como una alternativa de talla frente a quienes han perdido todo crédito ante el electorado. El PSPV ve ahora un clara oportunidad para volver a gobernar las instituciones valencianas.
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