De esta manera, el banco vio multiplicar por 33 el valor total de los inmuebles que se vio obligado a asumir en 2008, cuando alcanzaron un total de 9,01 millones de euros.
En concreto, la entidad valenciana admitió primeras viviendas por valor de 47,4 millones de euros procedentes de particulares con motivo de la ejecución de sus hipotecas por impago, así como 133.000 euros de otro tipo de inmuebles sin especificar de particulares.
Respecto a lo adquirido de promotores inmobiliarios, el suelo y las promociones sin licencia alcanzaron un valor total de 208,6 millones de euros y las viviendas terminadas pendiente de venta o subrogación un total de 35,1 millones de euros.
El Banco de Valencia asumió también 9,7 millones de euros en oficinas y locales polivalentes, 1,6 millones de euros de otro tipo de inmuebles sin especificar procedentes de promotores y, por último, fincas rústicas por un valor total de 918.000 euros.
La auditoría, realizada por Deloitte, determinó que durante el pasado ejercicio el beneficio del Banco de alcanzó un total de 131,9 millones de euros, un 12% menos que el registrado en 2008, y alcanzó una morosidad del 4,04%. A pesar de la crisis inmobiliaria, y su especial incidencia en la Comunidad Valenciana, la entidad concedió créditos por un total de 19.033 millones de euros.
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