martes, 15 de junio de 2010

Las subvencionadas TVs autonómicas siguen endeudadas y derrochando el dinero escaso de todos los españoles

MADRID.- Las cadenas públicas autonómicas no saben de estrecheces. Eso parece. Mientras pensionistas, funcionarios e incluso quienes vayan a ser padres se verán forzados a apretarse el cinturón para llegar a fin de mes tras el ajuste impuesto por el Gobierno para ahorrar 15.000 millones de euros en gasto público, las emisoras regionales siguen a lo suyo, compitiendo con las privadas con un modelo de financiación basado en subvenciones de los gobiernos regionales y captación de publicidad, según revela 'Abc'.


Para este año, el conjunto de las televisiones autonómicas tiene presupuestado unos gastos de 1.862 millones de euros, con unas pérdidas de 200 millones de euros que luego, a la hora de la verdad, se multiplicarán como en el caso de 2008, cuando perdieron más de 1.200 millones de euros.

Además, la deuda histórica de estos operadores es de 1.480 millones de euros, cifra que sería aún más escandalosa si se le sumaran las aportaciones extraordinarias que cada Autonomía ha efectuado bien para compensar las pérdidas acumuladas o aportando anualmente recursos para que la deuda no estuviese asignada de manera específica a la TV pública.

Durante el ejercicio 2008 (último del que figuran datos oficiales), las Comunidades duplicaron el dinero que en forma de subvención mantiene en pie a sus radiotelevisiones. En 2007, las subvenciones fueron de 337,08 millones de euros y en 2008 esa partida se dobló hasta los 698,76 millones de euros, según el último informe publicado por Deloitte sobre el sector audiovisual.

Estos operadores, sin embargo, han padecido como los que más en los últimos años el impacto de la contracción del mercado publicitario, lo que deja su futuro aún más pendiente de la intervención de los gobiernos regionales. En 2008 los ingresos publicitarios de las autonómicas cayeron un 9,9%, hasta situarse en 319,6 millones de euros, frente a los 354 de 2007. En 2009, perdieron un 25,6% de sus ingresos comerciales, hasta quedarse en 237 millones.

Como comparación baste recordar que el tijeretazo al sueldo de los funcionarios supone un ahorro de 4.500 millones de euros y la congelación de las pensiones a partir de 2011 equivale a 1.530 millones. Con la eliminación del cheque bebé el ahorro estimado es de 1.250 millones, cantidad notablemente inferior al presupuesto de las autonómicas sólo para 2010.

Mientras tanto, la posición de estas emisoras en el ránking de las audiencias no atraviesa precisamente su mejor momento. El pasado mes de mayo, las autonómicas perdieron seis décimas de cuota de pantalla y bajaron hasta su mínimo histórico, lastradas por Canal Sur (-1,7 puntos), Televisión de Galicia y Canal 9, ambas con retrocesos de 1,5 puntos.

Capítulo aparte es el que hace mención a la plantilla de las autonómicas. El número de empleados por cada punto de audiencia que acumulan es de 460. En las privadas esta relación apenas llega a los cien. Los gastos de explotación por punto de audiencia son hasta 3 veces superiores en el caso de las cadenas públicas autonómicas que en las privadas (104 millones frente a 37,2). Los gastos de personal de las cadenas regionales son toda una afrenta para tiempos difíciles.

El conjunto de la TV autonómica acumula más de 10.000 trabajadores fijos que no pueden ser considerados técnicamente funcionarios y que, por ello, se podrían ver a salvo de los recortes salariales impuestos por el Ejecutivo. La Comunidad de Madrid, desmarcándose, acaba de anunciar una bajada de sueldos del cinco por ciento para la plantilla de la Radiotelevisión pública madrileña.

Por contra, esta misma semana el recorte del gasto en la autonómica de baleares IB 3 ha forzado la dimisión de su director general, Antoni Martorell, quien se negó a asumir un presupuesto con tres millones de euros menos.

En total, las autonómicas destinaron en 2008 más de 400 millones de euros para pagar a sus trabajadores, un 6% más que el año anterior. Como contraste, Telecinco —la cadena más rentable de Europa— cuenta con 700 trabajadores, igual que Antena 3.

Caída de audiencia, menos publicidad y más gastos conforman un cóctel explosivo al que muchos sólo ven una salida: la privatización. Sin embargo, este recurso se antoja bastante improbable teniendo en cuenta que la normativa actual impide dejar estas cadenas en manos de capital privado (sólo la gestión indirecta) y el Gobierno ya ha recalcado que sus planes no pasan por ese escenario.

Otra salida sería una reestructuración similar a la llevada a cabo en RTVE, sin publicidad. La Forta ya ha dicho que no y califica a quienes reclaman lo contrario de sostener una «grave estrategia de manipulación».

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