lunes, 17 de noviembre de 2008

Blanco y Pajín se estrellan en Valencia: la unidad del partido vuelve a saltar en pedazos

MADRID.- La frágil tregua decretada por Ferraz en la guerra de familias que desangra al socialismo valenciano ha saltado por los aires. Apenas dos meses después de que José Blanco y Leire Pajín impusieran a Jorge Alarte como nuevo secretario general del PSPV-PSOE para tratar de enterrar un pasado de enfrentamientos internos y derrotas electorales, los congresos provinciales celebrados este fin de semana y el anterior han agudizado la división del partido, poniendo al descubierto la falta de liderazgo de Alarte, al que casi la mitad del PSPV no respalda, según www.elconfidencial.com

De rebote, el gran beneficiado es el líder del PP en la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, a quien los socialistas, cuya travesía del desierto en la oposición dura ya 13 años, le están allanando el camino a la reelección como presidente de la Generalitat.

Menos de dos meses han bastado para demostrar que el 11º Congreso del PSPV, en el que Alarte fue elegido a finales de septiembre secretario general con sólo el 51% de los votos, se cerró en falso. Alarte, íntimo amigo de Pajín, fue una apuesta personal de la nueva secretaria de Organización del PSOE, que llegó a enfrentarse, incluso, al todopoderoso Blanco, más partidario de un candidato integrador que no fuera percibido en Valencia como una imposición de Ferraz.

Pero Pajín se salió con la suya y Alarte se convirtió, finalmente, en el candidato del aparato socialista. El resultado de la maniobra fue desalentador: un congreso dividido entre los partidarios de Alarte, que apenas logró la mitad de los apoyos, y los de su rival, Joaquim Puig, que le pisó los talones con casi el 48% de los votos.

Blanco, que había maniobrado hasta el último momento para que hubiera una única candidatura, intervino en la clausura del congreso para lanzar una clara advertencia a los rivales de Alarte: tenían que poner "punto y final" a los enfrentamientos y respaldar al nuevo líder, como hizo José Bono en el Congreso Federal del año 2000, cuando, tras perder el cargo de secretario general del PSOE frente a José Luis Rodríguez Zapatero por sólo nueve votos de diferencia, le dio a éste "autonomía plena", recordó Blanco, para gobernar el partido.

Pero el cese de hostilidades ordenado por el vicesecretario general socialista ha sido violado cuando aún no han transcurrido ni dos meses desde la imposición de la tregua. El congreso del PSPV de Castellón, celebrado este fin de semana, se ha cobrado nuevas bajas en una guerra por el poder que estalló en 1995, cuando el popular Eduardo Zaplana desalojó de la Generalitat valenciana al socialista Joan Lerma.

La 'vieja guardia' resiste

Los socialistas castellonenses han elegido como nuevo secretario general a Francesc Colomer, un hombre de confianza de Puig -el rival de Alarte en el fallido congreso de septiembre- y, por añadidura, de Lerma y la vieja guardia a la que Pajín ha tratado, sin éxito, de defenestrar.

La número tres del PSOE presionó hasta última hora para colocar a su amiga María José Montolio como responsable de Organización en la provincia de Castellón, pero el lermista Colomer ha ignorado los deseos de Pajín. Aún así, Colomer cedió algunos puestos de su Ejecutiva a dirigentes afines a Alarte para lograr el mayor apoyo posible, pero la lista sólo obtuvo un respaldo ligeramente superior al 60%, con casi un 40% de críticos.

Mucho peor para los intereses de Ferraz resultó el congreso provincial del PSPV de Valencia, celebrado el fin de semana anterior, que se saldó con una nueva derrota de Alarte y el agravamiento de la división interna.

El secretario general del PSPV había pactado una Ejecutiva de consenso con Francesc Romeu, que lidera otra de las familias del socialismo valenciano, pero a última hora el hombre de Pajín se saltó el acuerdo y vetó la incorporación a la lista de los afines a Romeu. Éste emitió entonces un duro comunicado en el que acusaba a su jefe de filas de "actuar de mala fe" y de "romper unilateralmente" el pacto, que incluía el apoyo de Romeu a quien a la postre fue elegida secretaria provincial de Valencia, Carmen Martínez, a cambio de varios puestos en la Ejecutiva.

De seguir así las cosas, es altamente improbable que se cumpla el deseo expresado el pasado viernes por Pajín en PSOE-TV, la televisión del partido, cuando, tras criticar a Camps por imponer la enseñanza en inglés de la asignatura Educación para la Ciudadanía, señaló que "es urgente un cambio político en la Comunidad Valenciana". Ese cambio, a menos que las guerras fratricidas de los socialistas valencianos cesen definitivamente, aún tendrá que esperar.

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