sábado, 20 de junio de 2009

Más de 100.000 personas visitan la capilla ardiente de Vicente Ferrer en la India pobre

NUEVA DELHI.- Más de 100.000 personas han pasado por el campus principal de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur (India) para visitar la capilla ardiente del cooperante y dar el último adiós a quien dedicó más de 40 años a mejorar las condiciones de vida de los habitantes más desfavorecidos de la región.

Los visitantes se agolpan en dos colas --una para hombres y otras para mujeres-- que desfilan por el velatorio para rendir homenaje a Vicente Ferrer y expresar el cariño a su viuda, Anna Ferrer, y su hijo Moncho.

Entre las personas que se acercaron a la capilla se encontraban los alumnos de la escuelas de la Fundación, niños con discapacidades que residen en un centro adaptado a sus necesidades, así como multitud de campesinos y gente humilde que se ha beneficiado de la tarea de Ferrer en la zona.

Según informó la Fundación en un comunicado, las "riadas de gente" sorprendieron incluso a los propios indios, que no recuerdan tal movilización con la muerte de reconocidos políticos y personalidades.

Para aliviar el calor y hacer más llevadera la espera hasta acceder a la capilla ardiente, la Fundación distribuyó agua entre las personas que se desplazaron al lugar. También las autoridades del distrito se acercaron al velatorio para mostrar sus condolencias a la familia.

Ferrer, que murió en la madrugada del viernes a los 89 años tras no haber superado los problemas derivados de una embolia el pasado marzo, será enterrado el lunes a las 10.30 horas (hora india) junto al gran complejo hospitalario que la fundación erigió en la región.

Se espera un adiós multitudinario

La Fundación Vicente Ferrer prevé que la ceremonia para despedir al cooperante en la India será "multitudinaria", ya que espera que miles de personas se desplacen hasta su residencia en Anantapur, la región india en la que Vicente Ferrer vivió más de 40 años trabajando en la transformación de la vida de los colectivos más discriminados, los llamados 'dálits' o 'intocables'.

El portavoz de la Fundación, Lancy Dodem, afirmó que mucha de la gente humilde de Anantapur --región que Ferrer escogió por ser una de las más pobres del país-- se han desplazado ya hasta el domicilio del cooperante para rendirle homenaje.

Dodem, que fue el primer niño apadrinado por Vicente Ferrer a su llegada a la zona, lamentó profundamente su muerte. "El mundo ha perdido a un gran hombre que dedicó su vida a ayudar a los más necesitados", afirmó.

No obstante, subrayó que Ferrer, de 89 años, "fue preparando a todo el mundo" porque veía que su tiempo "se acababa", por lo que aseguró que la Fundación --con su mujer Anna Ferrer, su hijo Moncho y su sobrino Jordi Folgado al frente-- continuará trabajando con el "espíritu vivo" y la filosofía que le imprimió el cooperante.

Vicente Ferrer falleció en su domicilio después de que se agravaran sus problemas respiratorios y cardiacos derivados de la embolia que sufrió el 19 de marzo y que le tuvo un mes hospitalizado.

Dodem destacó la "tranquilidad" con la que Ferrer aceptó su muerte, "consciente de que debía marcharse, pero de que la vida y su labor tenían que continuar".

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