VALENCIA.- El delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunitat
Valenciana, Jorge Tamayo, y el jefe de Climatología, José Ángel Núñez,
han defendido este jueves la actuación de la institución durante la
dana: "No podemos hacer más de lo que hicimos, avisamos al que gestiona
la emergencia, al que tiene la capacidad de alertar".
Los
responsables de Aemet, en rueda de prensa para informar del balance del
año, han señalado al respecto que "todos" deben "aprender" de este
catástrofe para "mejorar" porque "desde el punto de vista meteorológico
volverá a ocurrir, no sabemos cuándo o dónde, pero hay que estar
preparado".
En ese sentido, han abogado por tender hacia un
modelo de aviso centrado en "predecir más el impacto que las cantidades,
señalar qué va a hacer el tiempo más que qué tiempo va a hacer", y han
señalado que habrá que reflexionar si es necesario cambiar los
protocolos o incluso establecer el aviso negro como hay en Alemania.
En cualquier caso, Tamayo, ante las declaraciones del 'president'
Carlos Mazón en Les Corts de que los 180 l/m2 que prevía Aemet no era
una información suficiente para adoptar medidas, ha replicado que el
aviso rojo en la Comunitat Valenciana, según el protocolo establecido en
coordinación con Protección Civil, establece ese umbral, que es "un
mínimo, no un máximo".
Además, ha recalcado que "no es lo
mismo un aviso rojo por lluvias que por temperaturas" y que el aviso
rojo, según estipula Aemet, ya indica "un riesgo meteorológico extremo,
fenómenos meteorológicos no habituales, de intensidad excepcional y con
un nivel de riesgo para la población muy alto" y establece asimismo una
recomendación a la población: "Tome medidas preventivas, actúe según las
indicaciones de las autoridades, manténgase informado de la predicción
meteorológica más actualizada, las actividades habituales pueden verse
gravemente alteradas y no viaje salvo que sea estrictamente necesario".
Asimismo, respecto a la información que dio Mazón en la que anunciaba
que el temporal se estaba desplazando hacia la Serranía de Cuenca y que
la alerta finalizaría a las 18.00 horas, ha recalcado que el aviso rojo
se estableció inicialmente hasta esa hora, pero que, al igual que
ocurre en todos los fenómenos de ese tipo, están "siempre en revisión" y
que hay que "vigilarlos" y que las fuertes precipitaciones iban hacia
el norte de la Comunitat "como así ocurrió".
De hecho, a las
17.00 horas se prolongó hasta las 20.00 horas y a las 19.00 hasta las
20.00. "La información que trasladó el presidente de la Generalitat no
sé si es recogida o hecha un resumen de otra parte", ha apuntado.
Al respecto, Núñez ha recordado que a las 12.00 horas de ese día 29
en una entrevista a la cadena autonómica À Punt ya alertó de que "los
horarios de los avisos son una estimación probable porque hay
incertidumbres, pero que están en constante revisión" y además señaló
que "mucho cuidado porque aunque no lloviera en el litoral iban a llegar
los ríos y los barrancos muy crecidos y se producirían arrastre de
coches".
"Aunque entonces ni se me pasaba por la cabeza que iba a ser
algo similar", ha aclarado.
Tamayo, preguntado por su piensan
que no se entendió en el Cecopi la información de la Aemet, ha señalado
que "habría que preguntar a quien tiene que interpretar esa información
que estaba trasladada".
Asimismo, ha señalado que "cuando una situación
se complica mucho, el factor meteorológico puede ser el más importante
al principio, pero hay que analizar otros, como los hidrológicos, que
conocen las confederaciones hidrográficas, y las zonas de riesgo que
sabe Protección Civil"".
Además, ha defendido que la ciencia
en estos momentos solo puede predecir la zona en que se espera que
descarguen las lluvias, pero no el punto exacto, y a partir de ahí lo
que hay que hacer es una "vigilancia meteorológica".
De hecho, mientras
en Turís se acumularon 771,8 l/m2, en el aeropuerto, a 20 kilómetros de
distancia en línea recta, se acumularon 14,4 y en València, a 30 km,
solo 7,8 l/m2.
Por ello, Núñez considera que "la
ultraprecisión" es "uno de los errores más grandes que se pueden hacer"
porque si la ciencia tuviera la capacidad de predecir estas cifras Turís
estaría en rojo pero l'Horta sur, donde se contabilizó la mayor parte
de víctimas mortales, estaría en verde porque allí no llovió.
Aún así, han defendido que España cuenta con sistemas y herramientas muy
avanzadas de predicción y, de hecho, el aviso lo ciñeron a un cuarto de
la provincia de Valencia, un área muy pequeña, mientras que en Estados
Unidos cuando da un aviso de tornados lo dan para todo un Estado.
Además, Tamayo han recalcado que Aemet "no sobreavisa" porque activan
"muy pocas veces" el aviso rojo por lluvias en la Comunitat valenciana y
"cuando lo hacen es porque va a pasar algo gordo".
De hecho, el pasado
año no hubo ninguno y el 29 de octubre ha sido el primero de este año y
han recalcado que "esta generación no se va a olvidar de lo que es un
aviso rojo".
Pero ha defendido más pedagogía y formación,
empezando por los colegios, porque "hay que evitar que se pierda la
cadena de transmisión de estos efectos meteorológicos ya que en el Turia
estas riadas catastróficas se repiten cada 60 o 70 años. Así, se tiene
constancia de 11 en los últimos 700 años.
El informe de Aemet señala que las precipitaciones torrenciales de
ese día no tienen precedentes en localidades del interior y prelitoral
de la provincia de Valencia.
Así, estas extraordinarias precipitaciones
en zonas de interior, en cabeceras de ríos y barrancos que tienen su
nacimiento a 1000 metros o algo más de altitud, originaron "violentas
riadas y barrancadas que llegaron a localidades del litoral donde no
llovía, provocando la catástrofe hidrológica más trágica de las últimas
décadas en España, con más de 220 fallecidos y daños millonarios en
infraestructuras".
Una de las "claves" por las que se explica
la violencia del temporal fue "la advección de una masa de aire saturado
de humedad y anormalmente cálido conducida por un chorro de viento en
capas bajas".
Los días previos al 29, una dana se fue descolgando de la circulación general de norte a sur hasta quedar situado su centro en la zona del Estrecho es jornada, con aire frío a una temperatura inferior a -22 ºC en 500 hPa (unos 5.500 m de altitud) y gran forzamiento dinámico sobre el este de la Península.
En capas bajas, "un intenso chorro de viento conducía los sistemas nubosos hacia las montañas litorales y prelitorales de la provincia de Valencia, con ascensos forzados que se sumaban a la flotabilidad positiva en un ambiente inestable previo, produciéndose intensas convergencias de viento y de humedad que provocaron precipitaciones torrenciales en zonas de interior y prelitoral, con un extraordinario gradiente pluviométrico en unos pocos kilómetros"
Además de las precipitaciones, también se produjo un extraordinario episodio tornádico en la comarca de la Ribera Alta, con al menos once tornados que afectaron a zonas de los términos municipales de Turís, Carlet, Catadau, Llombai, Alginet y Benifaió.
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