Fiasco y bochorno para la ministra Garmendia en su visita a Valencia

VALENCIA.- Se antojaba muy feliz la ministra Cristina Garmendia, de Ciencia e Innovación, en una visita universitaria que su Gabinete había preparado a conciencia en Valencia. Doble jornada la de la ministra, en la Universitat y Politécnica, en la que teóricamente debía vender y lucirse ante la comunidad educativa las bondades de un Gobierno, y un ministerio el suyo, muy concienciados con la innovación y la ciencia como "motor" de la economía patria y mundial.

Pero hete aquí que se le ha puesto, como reza refrán castellano, feo el ojo a la yegua y la visita ha pasado de ser eso mera visita de cortesía a convertirse en calvario, según www.elsemanaldigital

Pese a la "entrega" de las autoridades universitarias –que por si no lo saben ustedes en la Comunidad Valenciana tradicionalmente están a partir un piñón con todo lo que huela a socialismo- que acudían prestas y dispuestas a ejercer de palmeros a las explicaciones de la ministra sobre sus planes estratégicos para la modernización universitaria, pese a ello digo, lo cierto es que los alumnos amargaron la idílica jornada valenciana que se habían montado al alimón Garmendia, su equipo y los siempre entusiastas rectores valencianos.

Y es que los alumnos no quisieron ser partícipes del jueguecito de bombo y platillo y pronto mostraron sus cartas: medio centenar de ellos aguardaban con pancartas y pitos la llegada de la ministra que -debidamente informada por la Policía y el propio rector, Francisco Tomás- había adelantado su llegada al campus valenciano nada más y nada menos que media hora.

La estrategia de escapatoria no fue suficiente porque los pacientes universitarios tuvieron su particular recompensa a la salida de la ministra de José Luis Rodríguez Zapatero al abuchearla estrepitosamente que, además de terapia de desahogo, le hicieron ver que no tragan con el llamado plan Bolonia, rodeados de un amplio despliegue y cinturón policial que evitaron incluso el contacto visual entre estudiantes y comitiva.

Salvo algún grito subido de tono, los alumnos estuvieron a la altura de las circunstancias y no así las autoridades universitarias y la propia ministra jugando al ratón y al gato para evitar un simple abucheo. En este punto quiero destacar que me preocupa, y mucho, la ligereza con la que ahora los antidisturbios entran en la Universidad.

Y digo ahora porque no quiero ni pensar lo que hubiesen dicho los socialistas o los propios rectores si en tiempos de José María Aznar la Policía hubiese hecho acto de presencia para evitar abucheos en ámbito universitario. Ríos de tinta, petición de dimisiones, manifestaciones y muchas tertulias se hubiesen llenado criticando al entonces Gobierno y a la propia Policía. Pero es lo de siempre: el doble rasero.