viernes, 11 de octubre de 2024

Fe ciega en el triunfo / Fernando del Pino Calvo-Sotelo

 En un mundo donde la opinión de la mayoría goza de inmediata legitimidad, yo me inclino sólo ante la verdad.

En un mundo sometido a la tiranía invisible del pensamiento único y de lo políticamente correcto, yo, con permiso, me rebelo.

En un mundo atenazado por unos miedos inventados por quienes sólo buscan esclavizarlo, yo procuro no asustarme para poder seguir siendo libre.

En un mundo impresionado con los que buscan y ostentan el poder, disculpen que no me impresione en absoluto.

En un mundo que confía en una élite arrogante que exige una obediencia ciega, yo sé que no son ninguna élite, y me agarro tercamente a mi libertad.

En un mundo instalado en la propaganda, la conformidad y los estereotipos, disfruto de las ideas discrepantes y prefiero pensar por mí mismo antes que aceptar a pie juntillas las conclusiones de otros.

En un mundo que tiene tanta prisa, a mí me gusta la calma.

En un mundo conquistado por la complejidad artificial, yo lucho por no olvidar la sencillez.

En un mundo deslumbrado con la inteligencia, a mí también me gusta, pero admiro más la sabiduría.

En un mundo que parece considerar la agresividad una virtud, yo prefiero la amabilidad.

En un mundo en el que nos miden por el número de contactos que tenemos, sé que al final sólo cuentan la familia y unos cuantos, pocos, amigos.

En un mundo seducido por los artilugios de la comunicación y esclavizado a estar siempre conectado y al tanto de lo trivial y de lo efímero, yo continúo prefiriendo el papel y mi libertad.

En un mundo tan ilusoriamente seguro de poder controlarlo todo y de comprender con inmediatez las relaciones causa-efecto de todo, yo creo en la limitación y falibilidad del conocimiento humano, en las consecuencias imprevistas y en la simple casualidad.

En un mundo tan ruidoso y tan ansioso, yo me siento cómodo pensando un poco más despacio y disfrutando del silencio.

En un mundo en el que muchos creen que no hay nada más allá de esa criatura llamada hombre, yo creo firmemente en Dios.

A este mundo, que parece haber perdido la esperanza, yo le digo:

Fe ciega en el triunfo.

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