El reciente fallo del Alto Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que declara ilegales los acuerdos comerciales entre Marruecos y la Unión Europea que incluyen los recursos naturales del Sáhara Occidental, marca un punto de inflexión histórico en el conflicto saharaui.
Después de más de 40 años de explotación económica por parte de Marruecos, con la complicidad de actores europeos como España y Francia, esta sentencia no solo reconoce la ilegalidad de estos acuerdos, sino que reafirma el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, confirmando lo que ya se había establecido en sentencias anteriores y en otros fallos internacionales, como el de la Corte Internacional de Justicia en 1975.
Este fallo llega tras más de 12 años de una dura batalla legal liderada por el Frente Polisario, el legítimo representante del pueblo saharaui, que luchó en los tribunales europeos contra el lobby marroquí, la Comisión Europea y los gobiernos de España y Francia, entre otros. A pesar de los numerosos intentos de apelación por parte de estos actores, que buscaban mantener la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental, la sentencia final del TJUE es firme y no acepta más recursos.
Con ello, el tribunal ordena la anulación de todos los acuerdos comerciales que incluyan el territorio ocupado del Sáhara Occidental, lo que constituye una clara victoria para el Frente Polisario y una derrota significativa para el régimen marroquí y sus aliados.
El ejército marroquí celebra una sucesión de maniobras que tratan de exhibir su nuevo músculo militar y que han provocado alarma en las Islas Canarias. Una demostración de creciente poderío cementado en su aumento del gasto militar, la recuperación del servicio militar obligatorio y la compra de armas de largo alcance, con el trasfondo de la escalada con su rival regional, Argelia.
Importancia de la sentencia
El fallo es crucial por varias razones. En primer lugar, confirma que el Sáhara Occidental no es parte de Marruecos, desmintiendo así las afirmaciones marroquíes y de sus aliados sobre la “marroquinidad” del territorio.
Esto se alinea con lo dictado por la Corte Internacional de Justicia en 1975, cuando se declaró que no existía ningún vínculo de soberanía entre Marruecos y el Sáhara Occidental, y que el territorio tiene derecho a un referéndum de autodeterminación.
En segundo lugar, esta decisión podría abrir la puerta a una serie de consecuencias legales y políticas. Uno de los escenarios más probables es que el Frente Polisario busque una compensación económica por más de 40 años de expolio de los recursos naturales de su territorio.
Esta posibilidad no solo significaría una reparación económica, sino que también pondría una presión internacional adicional sobre Marruecos, cuya economía depende en gran medida de la explotación de los recursos del Sáhara Occidental, como los fosfatos y la pesca.
Otro posible escenario es que esta sentencia obligue a la Unión Europea a reevaluar sus relaciones comerciales y diplomáticas en la región. Ahora que el TJUE ha dejado claro que los acuerdos que incluyen al Sáhara Occidental son ilegales, la Unión Europea podría verse obligada a negociar directamente con el Frente Polisario para cualquier futuro acuerdo que involucre los recursos del territorio, lo que legitimaría aún más su posición como representante del pueblo saharaui.
Este movimiento también podría influir en otros actores internacionales, presionándolos para que reconozcan al Frente Polisario y deslegitimen la ocupación marroquí.
Consecuencias geopolíticas y derrota marroquí
Este fallo también representa una derrota política significativa para Marruecos, que en los últimos años ha intentado consolidar su control sobre el Sáhara Occidental mediante alianzas diplomáticas, acuerdos comerciales, chantajes, instrumentalización de la inmigración, hackeo a gobiernos europeos… Como su reciente alianza con Israel y el reconocimiento tácito de la “marroquinidad” del Sáhara por parte de España y Francia.
Estos esfuerzos ahora parecen desmoronarse, ya que la sentencia del TJUE expone que Marruecos es un ocupante en el Sáhara Occidental y que sus intentos de obtener legitimidad internacional sobre el territorio carecen de base legal.
La política marroquí, que había confiado en sus alianzas internacionales para forzar su control, ahora enfrenta una crisis sin precedentes. El reconocimiento de España y Francia de la supuesta marroquinidad del Sáhara, que se pensaba como un gran triunfo diplomático para Rabat, ha sido socavado por una sentencia que no puede ser ignorada por los actores internacionales.
Esto podría llevar a un cambio en las posiciones diplomáticas de varios países, incluyendo los europeos, que inevitablemente tendrán que reevaluar sus políticas hacia el conflicto saharaui a la luz de la sentencia del TJUE.
Además, esta derrota legal también pone en duda la estrategia marroquí de utilizar acuerdos comerciales y recursos naturales para ganar influencia política y económica en la región.
Ahora que estos acuerdos han sido declarados ilegales, Marruecos se enfrenta a la posibilidad de una mayor presión internacional, así como a una potencial pérdida de ingresos provenientes del Sáhara Occidental, lo que podría debilitar tanto su economía como su posición en la región.
Posibles escenarios futuros
El fallo del TJUE podría ser el catalizador de un cambio en la dinámica del conflicto saharaui. Primero, al invalidar los acuerdos comerciales con Marruecos, la comunidad internacional se enfrenta a una nueva realidad en la que la explotación de los recursos saharauis debe cesar o ser renegociada con el Frente Polisario.
Esto no sólo abriría la puerta a una mayor legitimidad política para el Frente, sino que también podría facilitar un escenario en el que el pueblo saharaui pueda finalmente ejercer su derecho a la autodeterminación.
En segundo lugar, este fallo podría inspirar a otros actores internacionales a seguir el ejemplo de la Unión Europea. Si bien la sentencia del TJUE es vinculante sólo para los países miembros de la UE, su impacto podría resonar a nivel global, poniendo en tela de juicio las políticas de otros países que han apoyado la ocupación marroquí o que han hecho la vista gorda ante la explotación de los recursos saharauis.
Finalmente, la victoria legal del Frente Polisario podría ser una gran oportunidad, siempre que el liderazgo saharaui sepa aprovecharla, para avanzar en la lucha por la independencia del Sáhara Occidental a través de la vía diplomática y jurídica.
Queda claro pues, que mientras Marruecos enfrenta el aislamiento y el desprestigio internacional, el Frente Polisario se fortalece como el representante legítimo del pueblo saharaui, aún capaz de hacer valer sus derechos en la escena internacional.
Conclusión
La sentencia del TJUE no solo representa una victoria legal para el pueblo saharaui, sino que podría ser el comienzo de un cambio más amplio en la dinámica del conflicto del Sáhara Occidental. La derrota del régimen marroquí y de sus aliados europeos en los tribunales refuerza el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y podría abrir nuevas puertas para la solución del conflicto.
(*) Activista saharaui. Autor del libro "Viaje a la libertad"
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