VALENCIA.- Eduardo Zaplana cambió en los últimos años la
estrategia respecto a la gestión de sus fondos en el extranjero
procedentes de las comisiones por el amaño de los parques eólicos y las
ITV. Lo cuenta su principal testaferro, Fernando Belhot, convertido ahora en colaborador de la Fiscalía Anticorrupción.
Fue la enfermedad, el trasplante de médula, lo que le hizo pensar más a
corto plazo. Y eso implicó traer todo el dinero a España. Esto se hizo
con especial intensidad durante 2016 y 2017. Se utilizaba un sistema de
agentes cambiarios, muy común en Uruguay, según adelanta Las Provincias.
El método resulta similar a
empresas como Western Union para el envío de dinero a otros países, pero
con algunas variantes. En este caso, la logística se supone más
complicada. En ocasiones, se tarda entre uno y dos meses en pedir el
dinero y que lo reciba el destinatario. Los «agentes cambiarios»
como los denomina Belhot son como correos que entregan el dinero de una
cuenta depositada en un país a una persona de otro territorio sin que
las cantidades hayan viajado realmente. Por esta intermediación cobran
una comisión. Este sistema no es excepcional en la trama. Las Provincias ya detalló esta operativa en el caso de Barceló y sus fondos en Andorra.
Belhot
explica que el receptor era siempre, en un 90% o 95% de los casos, la
secretaria del expresidente de la Generalitat, Mitsuoko Henríquez,
también investigada en este procedimiento. Zaplana nunca quiso tener
ningún contacto por escrito ni a través de correos electrónicos con
Belhot.
«En nueve años no me mandó ni un WhatsApp», indica el letrado
uruguayo en su confesión al fiscal y a la jueza de Instrucción nº 8 de
Valencia. El testaferro define al exministro «como una persona muy
inteligente para saber dónde estaban las ganancias y las pérdidas». Una
máxima presidía la gestión de los fondos de origen supuestamente
delictivo: «Que se mantuviera el valor del capital».
A través del método de los agentes, el político valenciano recibió los
2,3 millones de euros. El entramado financiero creado por los expertos
del despacho de Belhot daría para escribir una tesis de ingeniería
fiscal. La empresa principal es Imison Internacional donde se reciben
algo más de 11 millones de euros en el periodo 2005-2009. La sociedad
estaba controlada en origen por Beatriz García Paesa, sobrina del espía Francisco Paesa.
De ahí, aparte de la creación de algunas sociedades para inversiones
inmobiliarias en España, el grueso de estas cantidades, casi ocho
millones de euros van a parar a una sociedad creada por Belhot, clave
del rediseño de la estructura: Disfey SL. Este dinero,
de manera paulatina, pasa a ser gestionado por Belhot desde una cuenta
en Suiza en el banco Julius Baer, famoso por la gestión de grandes
patrimonios.
Para que los «agentes
cambiarios» obtuvieran el dinero,
Belhot hacía transferencias a determinadas empresas con sede en Hong
Kong, Panamá y Uruguay. De igual modo, para completar esta operativa, se
utilizaban también sociedades en Reino Unido, Francia, Italia, Alemania
e Irlanda, según ha permitido acreditar de manera indiciaria la UCO.
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